Acompañados del silencio llegaron a los dormitorios. No había nada que decir cuando cada uno iba perdido en sus pensamientos, creyendo que todo aquello era un sueño. Una realidad lejana para alcanzarla. Una que otra palabra querían decir pero éstas no salían y no había forma de explicar la situación. Su futuro ya estaba tomado sin consideración alguna por las opiniones de los chicos. Como basura los desecharon de lo que hasta hoy llamaron hogar y ahora estaban en manos de una desconocida. Se preguntaban si realmente podrían confiar en ella y si realmente sería posible que llegara al fin el momento de su buena fortuna y su felicidad completa.
Cada uno, incluyendo a los managers, se encontraban en la sala del dormitorio once. Mirándose unos a otros buscando las palabras correctas. En sus miradas estaba el miedo, las lágrimas retenidas, el dolor, la tristeza y el temor.
Aquel hombre egoísta que por un momento quiso pensar solo en su felicidad estaba ahí, con la mirada baja y queriendo salir corriendo del lugar más una mano lo detenía de huir. No, no quería subir la mirada y ver la de sus amigos. Le duele que todo esto esté sucediendo por culpa de su egoísmo. No tiene fuerzas ni valor de levantar su mirada y observar las reacciones de sus compañeros pues sabía que estarían llorando y sus lágrimas eran un golpe doloroso a su corazón. Sus lágrimas picaban en sus ojos, sin embargo, las retuvo. Sentía que no merecía dejar fluir sus lágrimas cuando él era el causante de todo esto. Sus amigos no tenían por qué pagar por algo que el hizo y, sin en cambio, ahí estaban a su lado; apoyándolo, aunque el precio por pagar allá sido darle la espalda a los que hicieron posibles sus sueños de ser Idol. Cada uno estaba pagando por el egoísmo de Donghae: Como buena familia, juntos en las buenas y malas.
--No llegaron a pensar en lo que queríamos nosotros--. El silencio se rompió cuando el líder se levantó y hablo--¿Por qué siempre es lo mismo?-- Su enojo se notaba en su voz--¿En qué momento nos convertimos en marionetas que pueden desechar así de simple?-- aquello lo grito-- Tirándonos en manos de una desconocida--sus manos cubrieron su rostro, cayendo en el sillón llorando. Quizá de temor o quizá de enojo.
Siwon, quien estaba a su lado, lo arropo entre sus brazos.
Donghae no subía su mirada, Hyuk sostenía su mano dándole fuerzas para no salir corriendo de ahí.
--No hay nada que decir y no hay palabras que pueda decir cuando yo tampoco lo sabía--La rabia se apoderaba del manager Prince.
Esta vez la única salida era confiar en Zoé; aquella desconocida que llego de la nada cambiando el destino de Super Junior y jugando con el futuro.
Cada uno tenía su dolor, tristeza, rabia y temor consumiéndolos en agonía. Sin decir más fueron dejando la sala camino a sus habitaciones a preparar sus maletas. Los manager decidieron dejarlos solos unos momentos abandonando el lugar y dejándolos despedirse de los dormitorios donde se guardaban millones de memorias, aventuras, momentos, alegría y felicidad de cada uno de ellos.
Toda una vida.
Donghae se sentó a la orilla de la cama dejando fluir sus lágrimas. Hyuk se acercó y lo abraso, sobándole la espalda y dejando que su niño descargara todas aquellas gotitas saladas. Él no lloro, él tenía que ser ahora la fuerza de Donghae. Ahora él era quien debía estar ahí para cuando Hae sintiera que hizo mal y recibirlo en brazos, susurrarle cuanto lo ama y cuanto daría su vida por él.
Lo recostó en la cama y lo arropo, durmiéndose al instante.
El rubio se levantó de la cama y se acercó a, su aún, esquina de su habitación y saco unas maletas. Sus lágrimas comenzaron a caer silenciosamente mientras guardaba cada una de sus cosas.
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{EUNHAE} LA SEMILLA DE TU AMOR.
FanficPAREJA: EUNHAE GENERO: Relación hombre-hombre, mención de parejas hetero. Mpreg (embarazo masculino) TEMA: ROMANCE. DOLOR. LUCHA. ACEPTACIÓN. ADVERTENCIA: Contenido de escenas explicitas. ACLARACIONES: LA HISTORIA PERTENECE, EXCEPTO LOS NOMBRES...