Capítulo 3.

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Capítulo 3

¿No les ha pasado que duermen en casa de un amigo, primo o en cualquier lugar que no sea su casa, y se despiertan desorientados, preguntándose en donde están?

Así me siento yo en este momento. El recuerdo de los cuervos me parecía lejano. Bueno, al menos los recordaba. Así que no estoy muerta, por lo menos. Pero estoy en una habitación muy extraña. La resumiré en dos palabras.

Gigante. Extraña.

Tenía paredes negras y rojas, decoradas con cuadros pintados en acuarelas de miles de colores hermosos, los cuales desentonaban con los candelabros que alumbraban poco en el techo y los colores negro y rojo en las paredes. Yo, bueno, yo estaba acostada en una cama de plumas. Se sentía como estar en un pedazo de nube. Bueno, nunca he estado en un pedazo de nube, pero asemejo la sensación.

Me senté en el borde de la cama. Aún tenía mi pijama y la capa negra parecida a la del chico encima de mis hombros. Puse mis pies descalzos en el piso, el cual estaba frío como un témpano. Examiné un poco más la habitación; tenía en un costado una ventana que iba del piso al techo, la cual se abría y daba a un balcón. Había enredaderas verdes en las paredes, como si alguien las hubiese hecho crecer con magia. Estaba un espejo largo en la pared, una peinadora. Estaban encima cosas que usan las chicas; perfume, shampoo, crema, cepillos y otra clase de cosas. Habían dos puertas, también; supongo que una era un clóset y la otra un baño. No quise averiguarlo.

–Hasta que por fin despiertas. –Giré hacia detrás de mi y estaba sentada, en el borde la cama, una chica que...bueno, podría opacar a la Miss Universo. Tenía el cabello... morado. Sí, era definitivamente morado. Pero tenía unas facciones tan hermosas que me hicieron sentir lesbiana. Lo más extraño era que tenía los ojos del mismo color de su cabello. Había visto rarezas en Nueva York, así que no sabía si sorprenderme o no.

Por cierto, yo tampoco sé en donde estoy, por si también te lo estás preguntando.

–En el momento en que pisaste La Casa de La Unión, caíste de lleno en el piso. –Dijo, mientras inspeccionaba sus perfectas uñas pintadas de rojo. –Pero estás viva, así que supongo que Ryder no se confundió.

–Espera, espera, espera un momento ahí, vaquera. –La chica me miró como si hubiera hablado en chino, pero no creo que estuviera más confundida que yo. –Primero; ¿Quién es Ryder? Segundo; exijo una explicación. Desde esta mañana he estado sintiéndome extraña y luego viene este chico de la capa negra al cual confundí con la muerte. Creéme, no me había asustado mucho al principio, sabes que en Nueva York se ve toda clase de cosas. Decidí no hacerle mucho caso, pero luego aparece sentado en mi habitación como si le hubiera abierto la puerta y le hubiera invitado a pasar. Y, ¡Oh! ¿Es normal que un chico sea así de guapo? Y además, estamos en verano, hace un calor del demonio, ¿Por qué andaba en una capa negra por ahí? Y tercero; ¿En dónde maldita sea estoy? ̣–Respiré. Wao, necesitaba soltarlo. ̣–Me siento mejor.

La chica me miró como si hubiese dejado la cabeza en un basurero.

–Solo te puedo contestar dos preguntas. –Se levantó y se acomodó la capa negra detrás de los hombros – ¿que acaso todos la usan? –dejando debajo un hermoso vestido largo color canela y sin mentira alguna, emitía un leve resplandor. –Ryder Kane. Es el "chico de la capa negra" ̣–Simuló las comillas. –No puedo darte una explicación porque eso no me corresponde a mí, pero puedo decirte que estamos en Mina. –Se encogió de hombros, como si eso estuviera en el mapa mundi.

–Ajá. Ahora, dime en donde queda eso. –La chica me miró, aún más extrañada si se puede.

–¿No es obvio?–Cuando se dio cuenta de que no movía ni una pestaña, decidió que yo no estaba jugando. –Mira, a mí solo me mandaron a ver si estabas despierta. Solo soy una maga estándar, eso deberías hablarlo con el director. Y bueno, por lo visto no sabes absolutamente nada. Solo hazle una visita y seguramente te mande devuelta a tu casa como si nada hubiera pasado. –Ladeó la cabeza, como si estuviera recordando algo.–Y ah, bueno. Mina no queda exactamente en "un lugar" ̣–Simuló las comillas. –Estamos en... ¿Cómo decirte? Lo que los humanos llamarían dimensión paralela.

Magos de Mina: La Piedra de Nami (Libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora