Capítulo 10.

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Capítulo 10

–Ah. –Mascullé. –Vete a saber quién es.

Todos se bajaron rápidamente del auto. Ryder se adelantó y se paró en frente de Alex, el cual tenía una mirada divertida estampada en su rostro. Sostuvo miradas con Ryder unos segundos, luego se dirigió hacia mí.

–Así que eres tú. –Se acercó y tomó mi mano, depositando un suave beso en el dorso. –Eres más hermosa de lo que esperaba.

Trague grueso, luchando con todas mis fuerzas para no decirle que fuera el padre de mis hijos.

Jeff lo apartó de mí. –No hagas tus sucios trucos con ella. –Dijo, entre dientes, con sus ojos asimétricos de color dilatados.

–Uy, pues lo siento. –Se disculpó, pero no pareció muy arrepentido. Más bien, parecía estar divirtiéndose. –Solo quería saludar cordialmente a la doncella. Adoro a las doncellas.

–Al punto, Alex. –Le dijo Ryder. Alex se colocó una mano en el pecho, fingiendo dolor.

–¿Sabes? Me lastimas. –Se secó una lágrima falsa. Luego sacudió las manos. –Sabes porque estoy aquí.

–La Casa de Los Hermanos no interfiere en los asuntos de La Casa de Unión. –Soltó Erika, mientras cruzaba los brazos sobre su pecho.

–Temo que tenemos que interferir, querida. –Alex la miró y le guiñó un ojo. –Estamos hablando de La Piedra de Nami; el resto del poder de Mina. Aunque no queremos involucrarnos con La Casa de La Unión, aún seguimos perteneciendo a Las Casas y seguimos siendo magos. Así que –Se encogió de hombros –, tenía que hacerles una pequeña visita. Además de que están cruzando por nuestro territorio.

–No es tu territorio. –Dijo Jeff entre dientes. Tenía las manos detrás de la capa, quizás sosteniendo el mango de sus espadas.

–Nuestra Casa está por aquí cerca, así que técnicamente, es nuestro territorio. –Sonrió. –Bien. –Volvió a clavar sus ojos azabaches en mí. –¿No deseas hablar conmigo, hermosa doncella?

–Sí. –Respondí involuntariamente. –Digo, no. –Negué con la cabeza. –No te conozco.

Las manos de Ryder se tornaron de color azul. –No uses tus asquerosos trucos en ella.

–Ey ̣–Alex levantó las manos, en forma de derrota–, yo solo quiero conocerla. –Dijo, sonriendo. Volvió hacia mí y se inclinó para mirarme a los ojos. –¿Sabes en donde está La Piedra?

Asentí. ̣–Lo sé.

–¿Tus amiguitos te dijeron que por aquí se llega hacia el este? –Me hablaba como si fuera una niña de cuatro años. Puse los ojos en blanco.

–Sí, me dijeron.

–En el este hay cosas muy malas y feas. –Hizo un puchero. –¿Quieres seguir tu camino hacia allá?

–Por supuesto. –Respondí. –¿Por qué no habría de quererlo?

Alex se incorporó, sonriendo. –Supongo que no la tienen bajo hechizo.

–¿Crees que somos como tú? –Le soltó Erika, asqueada.

–Yo solo quería ver a la hija de Mina. –Alex pareció molesto. –No he hecho nada malo.

–Por qué no te hemos dejado. –Aclaró Jeff.

–¿Qué acabas de decir? –Volvió a mirarme, esta vez, muy interesado. –¿Hija de Mina?

–Así es como eres llamada en el código. –Explicó. –La hija de Mina. El código se refiere a la hija de Mina como la "salvadora". ̣–Ladeó la cabeza. –¿No te lo habían dicho?

Magos de Mina: La Piedra de Nami (Libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora