Capítulo 1.

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Capítulo 1.

Mi vida cambió por completo cuando fui un lunes a la escuela.

Me llamo Clea Lodge. Vivo con mis padres y mi hermano en Nueva York, en el condado de Manhattan. Sí, tengo una vida típicamente rutinaria. Aburrida, quizás, pero muy normal. Esta mañana bajé, salude a mi familia y tomé mi desayuno en silencio. Mis padres hablaban entre ellos del trabajo y reprendían a mi hermano por descuidar las clases de la universidad por andar entrenando en el gimnasio. Mis padres lo obligaban a estudiar leyes, pero él quiere ser boxeador. Vete a saber por qué. Realmente no me interesaba. Él y yo éramos muy diferentes en todos los sentidos posibles. Bueno, quizás digas "todos los hermanos tienen algún parecido" pero Carter y yo no tenemos parecidas ni las pestañas. En realidad, ni siquiera me parezco a mis padres. Mi madre, Julia, es una mujer voluptuosa que aún se mantiene después de sus 48 años, tiene unos hermosos ojos castaños y una cabellera del mismo color. Mi padre, Clarsson, alguna vez tuvo un cabello azabache, pero ahora lo tiene entrecano y tiene unos hermosos ojos verdes con pestañas larguísimas. Carter es la viva imagen de mi padre. Bueno, en cierta forma, porque ahora se tiñe el cabello de rubio y tiene las orejas horadadas. En cambio yo, soy rubia natural y tengo los ojos de un extraño gris verdoso. Tampoco es que me moleste demasiado, aunque en el jardín de niños, los demás críos me decían que era adoptada y que la cigüeña me había dejado en la puerta de mi madre.

–Clea, querida –Mi madre pasó su mirada de Carter a mí, con un cálida sonrisa –, no vayas a llegar tarde hoy. La delincuencia está desatada en el vecindario. No quiero que te suceda nada. –Tomó su bolso y su abrigo. –Tengo que irme a trabajar, prometí ver a este paciente a primera hora. –Le dio un casto beso a mi padre en los labios, besó la frente malhumorada de Carter y depositó un beso en mi mejilla antes de salir como el viento por la puerta.

**

Para cuando bajé de mi camaro clásico negro al frente de la escuela, ya podía sentir las malas vibras del lugar. La secundaria Roswood podía ser un lugar agradable, si excluías a el equipo de básquet o a las porristas que creían que podían pisotear a todos solo por andar en los pasillos con ese minúsculo uniforme. Y lamentablemente, había más personas en la escuela como las porristas y los del equipo de básquet que no pertenecían exactamente a estas agrupaciones. Pero podías conseguir a gente agradable. Mi amiga, Maia, era un amor en todos los aspectos. Desde que nos conocimos haces 5 años estuvimos destinadas a ser mejores amigas. Ella tenía el cabello corto por las mejillas, con un flequillo que cubría su frente; ese tipo de corte que puede hacer que una chica se vea ridícula, pero de alguna manera, ella lo llevaba muy bien.

Divisé a Maia en la entrada hablando con algunos chicos de los grados inferiores. Se veía muy entretenida. La saludé con la mano desde lejos y me encaminé hacia ella, cuando repentinamente, sentí un extraño escalofrío subiendo lentamente por mi espina dorsal; el tipo de escalofrío que experimentas cuando una ráfaga de viento frío te azota, o la cual también puede ser asociada a esa clase de sentimiento extraño de estar siendo observado.

Volteé rápidamente, atribuyendo mi escalofrío a la segunda opción, pero no había nada extraño, además de chicos adolescente haciendo cosas de chicos adolescentes. Instantáneamente me sentí ridícula estando de pie en medio del patio.

Maia se acercó a mi antes de que yo siquiera llegara a ella.

– ¿Supiste lo que le pasó a Melanie? –Preguntó, con ese tono que usa cuando se está contando un cotorreo. Maia no podía mantenerse alejada de los chismes. Por eso no me sorprendía que quisiera estudiar comunicación social. Algunas personas se entrenan para sus profesiones futuras mucho antes de lo debido.

Negué con la cabeza.

– ¿Qué le pasó? –Melanie era una chica de mi curso, una de las pocas que podías saludar con una sonrisa y esperar el mismo gesto de vuelta.

Magos de Mina: La Piedra de Nami (Libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora