5

50 4 0
                                    

Maratón 3/3



Durante todo el camino a casa, la mente de Anna corrió y su pulso latió en sus oídos. Ella apenas mantuvo su mente en el tráfico y su pequeño Nissan en su propia línea. Cuando llego a su casa, estacionó en el garaje, tomó su cartera desde el asiento del pasajero y lentamente se entró en su pequeña casa por la puerta del garaje.

Okey, no hay nada porque alarmarse, le dijo su calmada y racional mente. Puede ser que no sea absolutamente nada.

La puerta se cerró de un golpe detrás de ella y se enfrentó a la pequeña pero acogedora sala de estar.

Podría simplemente ser una fiesta de alguien de la empresa. Ella murmuro en voz alta.

- ¿Quién está dando una fiesta?

A Anna casi se sale de su cuerpo cuando escuchó la voz de Carlos. Ella mantenía firme su cartera contra su pecho y le lanzó una mirada a su compañero de cuarto quien apareció detrás de ella.

- Te he dicho un millón de veces que no te me aparezcas de esa forma.

Carlos le dio una incorregible sonrisa.

- Pero es mucho más divertido.

- Piérdete, niño insufrible. –Anna le dio la espalda a su, demasiado atractivo para su propio bien, amigo y se escabullo hacia su habitación.

Ella puso su cartera sobre el tocador y tiró la chaqueta de su traje sobre la cama.

- Es viernes por la noche. ¿No tienes una fogata de vóley de playa a la que ir?

Él afirmó su hombro contra el marco de la puerta.

- Entonces, ¿Qué hay?

- Te dije que no hay ninguna fiesta. – Anna se quitó el broche de pelo y dejó que su largo cabello cayera sobre sus hombros.- Ahora lárgate. – comenzó a desabotonarse su blusa cerrada hasta el cuello, frente a Carlos. Habían sido amigos por tanto tiempo que ninguno de ellos se preocupaba demasiado sobre la modestia frente al otro. Mientras tuvieran encima ropa interior ¿Qué diferencia hacía?

Carlos arqueó una ceja cuando ella se deshizo de su blusa.

- Tú realmente deberías deshacerte de esa ropa interior de abuelita. Consíguete algo picante de Victoria's Secret o Fredericks de Hollywood.

Anna le lanzó una mirada mientras se quitaba su falda y la lanzaba sobre la cama con todo lo demás.

- Como si alguien más, aparte de ti, las fuera a ver. Y tú no cuentas.

- La única razón por la que no has tenido citas es porque has deseado a un solo hombre y no les has dado a nadie más una oportunidad. –Él se quitó el cabello que caía desordenadamente de sus ojos y su voz se hizo más suave.- Entonces ¿fue difícil su partida hoy?  


Cralos en Multi-media 

Failed Sweet - AdaptadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora