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Anna quedo con la boca abierta.

- ¿Disculpe?

Carlos sonrió burlonamente, pero la expresión del otro hombre permaneció estoica.

- Vendarla. Ahora, tenga el favor de girarse.

Ella miró a Carlos

- ¿Esto es algo que tú hiciste? Porque si es así...

- Yo no. Lo juro. –El levantó sus manos en señal de rendición.- Iré a revisar la limo mientras dejas que el hombre robot de vende los ojos.

Con un pequeño temblor de incertidumbre y excitación, Anna se giro dándole la espalda al hombre. Él cuidadosamente puso el trozo de satín azul sobre sus ojos y lo ató tras su cabeza lo suficientemente ajustado para impedir que se le cayera. A la distancia, escuchó el sonido de una puerta abriéndose y la voz de Carlos, pero no pudo entender una palabra de lo que estaba diciendo.

Mientras ella se esforzaba por escucharlo, el hombre tras ella, cuidadosamente la giró tomándola de los hombros para quedar de frente hacia donde ella escuchaba a Carlos hablando.

- Déjeme guiarla Srta. Anna - El hombre la sostuvo por el brazo, ayudándola en su camino hacia la limo. Sus tacones repiqueteaban contra la vereda y el ronroneo de la limo sonaba más fuerte ahora que no podía ver. Sus pasos eran inseguros pero el hombre siguió, firmemente, adelante sin darle tiempo para preocuparse de tropezar y caerse a causa de los altos tacones.

En el momento que al hombre la hizo detenerse, sintió la mano de su amigo sobre su muñeca. Los labios de Carlos besaron su frente y ella atrapó su familiar esencia de testosterona, rayos de sol y bronceador de aceite de coco.

- Todo está bien. Diviértete muchachita. - Y luego se alejó.

Anna respiró temblorosa y profundamente, y luego dejo que el hombre la ayudara a entrar en la limo.

Las entrañas de Sebastian se apretaron mientras observaba a Carlos  besar la frente de Anna. Carlos le dio una última mirada de advertencia antes de alejarse caminando lentamente hacia la casa.

Siendo honesto, Sebastian apreciaba el hecho que el amigo de Anna había cuidado de ella, interrogándolo sobre cuáles eran sus intenciones. Sebastian había sido cortés pero refrenándose de decirle a Carlos que intentaba follar a Anna hasta que se le salieran los sesos.

Eso y ganar su corazón.

Él se mantuvo en silencio mientras el chofer ayudaba a Anna a entrar en la limo y cerrar la puerta tras ella. Sebastian atrapó un soplo de su perfume cítrico floral, estudió su figura menuda mientras ella se acomodaba en el asiento. La rosa de tallo largo y su bolso de noche aferrados a sus temblorosas manos. El vestido había sido hecho para ella en la mejor tienda de vestidos en Rodeo Drive. El vestido mostraba sus pechos para hacer agua la boca a la perfección y se aferraba a cada curva. El color era perfecto para ella este combinaba con sus ojos zafiros. Su cabello estaba peinado hacia arriba en un estilo suave y más bonito que el que usaba en la oficina, pero él tenía intenciones de liberarlo, de desnudar todo de ella.

Sebastian deseaba más que el cuerpo de Anna. Él deseaba su corazón y su alma. Intentaba tener todo de ella.

Tan pronto como Dave Carson estuvo en el asiento del conductor, Sebastian golpeó suavemente con sus nudillos el vidrio divisor, haciéndole saber a su chofer y amigo que estaba listo para partir.

- ¿Qué...? –Anna preguntó tan pronto como la limo se puso en movimiento, pero Sebastian puso una mano sobre sus labios extinguiendo sus palabras.

- Shhh -él murmuró- quiero que simplemente escuches y sientas ¿Está bien?

Anna asintió, frotando los labios contra la palma de él. Su pe*ne dolió la sensación de esos labios y sólo deseó subirle es vestido, hacer a un lado las bragas, que él sabía que estaba usando, y deslizar su pe*ne profundamente en ella.

Pero eso sería pronto. Primero iba a saborearla y llevarla una y otra vez al límite antes de finalmente permitirle su liberación y antes de permitirse a si mismo tenerla. Ellos habían esperado esto mucho tiempo y él deseaba hacer su primera vez más que memorable.

Anna tragó cuando sintió la limo moverse a través del trafico y cuando sintió el calor del cuerpo de Sebastian cerca suyo. Incluso sin mirar, donde sea, en cualquier lugar, ella reconocería el sonido de su voz, su aroma, su presencia.  

Failed Sweet - AdaptadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora