- ¡Sebastian! – Anna agitó sus caderas mientras sus bragas vibraban contra su clítoris. Oh Dios, ella jamás sería capaz de aguantarse de acabar. Ya estaba demasiado cerca del límite y él estaba conduciéndola a la locura.
- Recuerda Anna .–Él suavemente acariciando el exterior de uno de sus muslos con sus dedos, sumándose a las sensaciones que querían explotar dentro de ella.- No te corras sin mi permiso o tendrás una prueba del pequeño castigo que tengo en mente.- Castigo -apenas registrado en la mente de Anna. Ella dio un estrangulado grito y apretó sus piernas para impedir correrse.
Sebastian ubicó sus manos al interior de las rodillas de ella y empujó para separarlas.
- Cuando estemos solos, no te escondas de mí. Quiero ver todo de ti.
Abrupta-mente las vibraciones se detuvieron. Anna suspiro de alivio pero al mismo tiempo casi lloró por la necesidad de acabar.
- Muy bien, cariño. –Sebastian resbaló sus manos por los muslos hacia abajo y le arregló el vestido para que éste le cubriera las caderas y las ligas, luego la ayudó a sentarse. Gentilmente le deslizó el sostén y el frente del vestido sobre los senos.
¿Por qué él no le dejaría acabar, maldita sea?
- Esta noche tú serás mía Anna–Él suavemente le acarició el brazo.- Estoy al mando de tu placer y te tendré.
Esta noche, pensó Anna, por esta noche soy de él.
Una noche de gloria...ella la tomaba.
- Sebastian -ella susurró- ¿puedo hablar ahora?
- Todavía no. –su cálido aliento acarició la cara de Anna y luego ella sintió sus labios firmes contra la esquina de su boca. Él tomó le cogió la cara entre sus manos mientras le daba golpecitos con su lengua en el labio inferior y luego lo mordía gentilmente. Anna gimió y él le mordió el labio mas fuerte hasta que ella grito. Él metió su lengua profundamente en su boca mientras sostenía firmemente su cara.
Anna le devolvió el beso, hambrienta por él, por este hombre que había deseado por tanto tiempo. Deseaba que sus manos estuviesen libres para así poder tocarlo, rodearle el cuello y deslizar sus dedos por aquel perfecto cabello, con el que tanto había soñado. Adoraba el sabor de él, la forma en que la agarraba tan fiera e intensamente, la sensación de su ligera barba rozándole la suave piel alrededor de su boca. Dios, como él tomaba el control era mejor de lo que había imaginado. Casi podía correrse solo por el pensamiento de lo que él ya le había hecho.
Sebastian rompió el beso y se alejó, escuchó que su respiración era ahora más pesada como si hubiese experimentado las mismas increíbles sensaciones que ella.
- Tus labios son dulces y tu sabor exquisito. No sólo tu boca, tu coño también. –Gentilmente le liberó las manos, deslizando lejos el satín y masajeándole las muñecas donde las amarras habían estado firmemente atadas- Y tu piel es suave. Puedo imaginar cuan bueno será sentir tu cuerpo desnudo debajo del mío.
Anna tembló de la cabeza a los pies por el pensamiento. No podía esperar sentir su p*ne, profundo dentro de ella. ¿Por qué no la había cogido ya? ¿Por qué la volvía loca de esta forma?
Cuando finalmente le quito la venda, Anna pestañeo aclarándose la visión. Sus ojos encontraron la intensa mirada de él y el calor la inundó de nuevo. Ahora que podía verlo era incluso mas duro creer lo que le había permitido hacerle. Este era su jefe por todos los cielos.
Es decir su ex jefe
Sebastian se estiró y le quito el broche de su cabello. Sus pesadas ondas cayeron sobre sus hombros acariciando su piel desnuda.
- Me encantaría que siempre llevaras su cabello suelto. –él le acomodó su cabello con los dedos para que sus rizos quedaran sobre sus pechos y su espalda.- Eres absolutamente impresionante.
Su comentario la pilló fuera de guardia. Ella nunca pensó en si misma como una mujer impresionante, pero viniendo de él, ella casi podía imaginarlo como si estuviera viéndose a través de sus ojos.
- Puedes hablar ahora.- El calor aun iluminaba su mirada, pero éste era más suave, más cálido.
Anna trago, sin ahora saber que decir. Sabía que debía verse como una colegiala atontada por la forma en que lo miraba y lucho por encontrar algo que preguntarle.
- Sebastian... -Ella indicó hacia la limo ya hacia su vestido.- ¿Po...por qué todo esto?
Él le dio una sonrisa sexy que la hizo desear derretirse en un charco a sus pies.
- Te he deseado desde el primer día que comenzaste a trabajar para mi compañía. - Gentilmente le acariciaba la muñeca con un dedo lo que la hizo temblar.- Incluso sabiendo que eras totalmente profesional, podía ver el hambre en tus ojos, esa hambre que se igualaba a la mía. Deseaba enseñarte no sólo el funcionamiento del negocio, sino también las formas de complacerme así como yo podría complacerte.
Sus palabras parecían irreales, como si ella estuviese en algún tipo de fantasía. Sacudió su cabeza y su cabello se deslizo sobre sus hombros desnudos y sobre el inicio de sus pechos.
- ¿Pero tres años? ¿Por qué esperaste tanto tiempo?¿Y por qué yo?
- ¿Qué podía hacer? –Sebastian acaricio su mejilla con el dorso de su mano y ella tembló.- ¿Despedirte para así poder follarte?
El calor subió por las mejillas de Anna y su coño dolió incluso más a causa de sus palabras. Bajó la mirada, incapaz de encontrar la de él.
- Necesitaba tiempo para conocerte y tu necesitabas tiempo para conocerme. –Anna le tomó la barbilla y levantó su cara para que le mirara nuevamente.- No quería correr el riesgo de arruinar la excelente relación de negocios entre nosotros. Cuando mi deseo por ti creció, se hizo cada vez más y más difícil mantener mis manos alejadas de ti. Cuando llegó el momento de vender la compañía, supe que era el tiempo preciso para tomarte también.
Anna no estaba totalmente segura de lo que él estaba diciendo, pero sabia una cosa y ésta la impresionaba totalmente. Él la deseaba tanto como ella lo deseaba a él y que la deseó en todo ese tiempo.
Esta noche. Él la deseaba por esta noche.
En este momento ella lo tomaría de cualquier manera que pudiese tenerlo. No importaba que lo amara con todo su ser. Necesitaba un trozo de él para atesorarlo por siempre.
El le dio una sensual sonrisa.
- ¿Serás mía... en todo lo que te pida?
Salvajes pensamientos corrían velozmente por la mente de Anna. Él le estaba ofreciendo todo lo que había fantaseado y más. ¿Cómo negarse? Respiró profundamente y asintió.
- Si
Los brillantes colores de la ciudad de L.A. centellaban mientras el lujoso automóvil cruzaba la autopista. Su coño todavía dolía y sabía que no quería que esta noche terminara.
Él sonrio cuando le tendió el bolso de noche desde donde estaba sobre el bar de la limo.
- Tal vez deseas arreglarte un poco. Parece que me comí todo tu lápiz labial.
Sebastian casi gruño en voz alta cuando Anna mordió su labio inferior y buscó dentro del bolso de satín azul. Ese labio que estaba aun rojo por su mordida e imaginó deslizándose por su p*ne mientras la metía profundo en su boca hasta su garganta.
Pronto. Pronto él la tendría en cada forma.
Después de usar el intercomunicador para informarle a Dave que estaba listo para llevar a Anna al club nocturno, Sebastian bajo un espejo iluminado. Silenciosamente miraba mientras Anna retocaba el maquillaje de sus ojos, sus mejillas y de su boca. Sus manos temblaban mientras se lo aplicaba y él se preguntó si era por nervios o excitación, o tal vez ambos. En lo que a él concernía, ella era hermosa sin maquillaje pero tenia la sensación de que ellas se sentiría mas segura con el.
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Failed Sweet - Adaptada
FanfictionLa señorita Anna Smith ha vivido tres años enamorada de su jefe el señor Stan quien nunca ha mostrado más que la caballerosidad que demanda una buena relación de trabajo. Sin Embargo, cuando Sebastian vende finalmente la compañía ella siente que es...