Grace

Capítulo Once

Nuestro día en la casa del tío Norm fue tan bueno como siempre. La tía Geniel estaba de buen humor y preparó una varidad de comida como no habíamos tenido nunca antes en casa, ni siquiera en las épocas abundantes de California. Supongo que sabía que no teníamos mucho. Siempre decía que Joel y yo parecíamos desamparados (no sabíamos qué era un desamparado además de alguien que tenía hambre) y se daba feliz a la tarea de engordarnos.

Cuando mi madre llegó a recogernos más tarde, pregunté a la tía Geniel si podía llevarme algo de comida a casa. Solía enviarnos a casa con platos de comida de todas formas, pero esa noche quería estar seguro de ello. No se la pedía para Joel ni para mí. A pesar de lo que nos divertíamos me sorprendí pensando en Grace con frecuencia. Me preguntaba si tenía frío y si había encontrado algo para comer. También me preocupba no encontrarla ahí cuando volviéramos.
La tía Geniel lleno dos platos de carnes frías, queso, galletas, y panes para sándwich, y lo cubrió con papel encerado. Mientras mi madre hablaba con mi tía, llevé los platos a la camioneta y los puse en la parte trasera, cubriendolos con uno de los cojines que guardábamos ahí.

Estaba oscuro cuando llegamos a casa.
-Ustedes váyanse a dormir -dijo mi madre -. Mañana hay que ir a la iglesia.

-De acuerdo -dijo Joel.

Yo asenti dudoso.

-Eric, ayúdame. Papá no se siente bien -mamá tomo las muletas de mi padre y nos pusimos uno de cada lado para ayudarlo a bajar de la camioneta. Cuando los tres llegamos a la puerta de la casa dijo:

-Bien, ya puedo solo -y se fue cojeando hasta el dormitorio con nosotros siguiendolo, por si acaso. Se sentó en la cama y mi madre cogío su abrigo y lo colgó con el suyo.

-Buenas noches -dije y fui a la cocina, luego salí agachado por la puerta de atrás para sacar los dos platos de comida que había dejado en la camioneta.

Los llevé a la casa club. A medida que me iba acercando empecé a ver varias huellas de pisadas en la nieve profunda. Toqué en la pared.

-Grace. Soy yo.

Me arrodillé y abrí la puerta, luego metí los platos por la abertura y entré a gatas. Grace estaba en el rincón, leyendo. Inmediatamente bajó el libro, viendo la comida con gran interés.

-Pensé que tendrías hambre -dije

-Muero de hambre.

Deje los platos junto a ella y ella cogío un bollo, lo mordio y luego lo partió. Dentro metió el jamón, rosbif y queso, prácticamente se lo metió entero a la boca. Mientras comía yo miré alrededor. Había un montón de libros junto a ella.

-¿Fuiste a la biblioteca?

Tragando un bocado de comida dijo:

-Traje algunos libros.
Miré lo que había traído. El hobbit, Negro como yo, El guardián entre el centeno.

-¿Lo pasaste bien en la casa de tu tío?

-La tía Geniel no tiene hijos, así que nos consiente -asintí con la cabeza.

Recogí El Guardián Entre el Centeno. ¿Sabes que este libro fue prohibido?

-Lo sé. Por eso quise leerlo.

-¿De qué trata?

Terminó su sándwich y comenzó a hacerse otro.

-De un tipo al que echan de la escuela y huye.

Me di cuenta de por qué eligió el libro.

Cogí el libro El Hobbit.

-Este ya lo leí.

-Oí que es bueno.

-Es muy bueno -lo volví a dejar en el suelo -. ¿Qué harás mañana?

-Nada. ¿Y tú?

-Iremos a la iglesia. Pero puedo evadirla. Estaba pensando que tal vez podríamos hacer algo juntos -estudie su rostro para ver si notaba alguna reacción.

-Eso sería divertido.

-De acuerdo -dije, tratando de no reflejar demasiado entusiasmo -. Es una cita. Dijo, no es una cita, pero algo haremos. Ella sonrió.

-Nos vemos mañana.

-De acuerdo. Adiós.

Se despidió agitando la mano cuando salí.

Joel estaba en la cocina preparándose un vaso de Ovaltine cuando entré a la casa.

-¿Sigue ahí?

-Sí -me serví un vaso de leche, medí un par de cucharadas colmadas de Ovaltine y comencé a revolver, haciendo ruido con la cuchara en el vidrio.

Papá grito desde su cuarto.

-Oye Eric ¿Qué hiciste con esa comida?

Paré de revolver.

-¿Qué comida? -pregunté

-La que nos dio Geniel para llevar.

No supé que decir.

-¿No te habrás olvidado?

Joel me miró. Sin decir nada señale la puerta de atrás.

-Ah.

-Lo siento. -grité-. Creo que sí.

-Quería otro de esos sándwiches de jamón -gruño mi padre.
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Es muy corto este capítulo lo sé, pero el siguiente será muy largo me tomaré dos o tres días para subir el capitulo DOCE.