Capítulo Diez

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Anoche dormí en una casa club que un chico tiene en su patio. No sé cuánto tiempo estaré aquí, pero es mejor que cualquiera de mis alternativas actuales. Y tiene una radio de transitores.
Diario de Grace

Sábado 13 de Octubre
La casa ya se había puesto en marcha cuando desperté la mañana siguiente.  Podía oler el tocino friéndose y oír a mi madre hablando en la cocina.
De pronto me acordé de Grace y sentí una emoción extraña.  Durante el verano Joel y yo atrapamos animales en las trampas que encontramos en el garaje. Las trampas no lastimaban a los animales, pero rápidamente aprendimos que soltarlos podría suponer un problema, ya que los animales se encontraban de un pésimo humor para cuando llegabamos a ellos. Atrapabamos ratas y mapaches, principalmente. Un domingo salimos y nos topamos con que habíamos atrapado un zorrillo. Aunque era mi turno de dejarlo en libertad, convencí a Joel para que él lo dejara salir. Cuando abrió la puerta de la jaula, toda la rociadura de la ira del animal le cayo a él.  Mi madre hizo que Joel se bañara en salsa de tomate y vinagre, luego quemó su ropa en la chimenea. Él no me dirigió la palabra el resto del día,  cosa que no me incomodó,  puesto que todavía olía a zorrillo. Esa mañana me sentía como si hubiera atrapado algo realmente grande en la casa club.

Me puse una camiseta y unos Levi's y fui a  la cocina. Mi madre estaba frente a la estufa con su bata de franela rosa. Joel en la mesa, comiendo.

—Buenos días, dijo alegremente mi madre —no  te oí entrar anoche.

—Ya estaban dormidos.

—¿Cómo quieres tus huevos?

—Revueltos ¿Y me sirves tres huevos hoy?

—¿Tres? -se giró para mirarme, con las cejas levantadas.

—Es que tengo mucha hambre.  Debe ser que estoy dando un estirón o algo así.

Ella empezó a romper los huevos en un tazón.

—Anoche nevó mucho.

Miré por la ventana. La tormenta había dejado más de treinta centímetros en el suelo. Pensé en la casa club y esperé que el techo hubiera aguantado.

—Hoy llevaré a su padre a ver al tío Norm. ¿Quieren ir?

—Sí, papichulo -respondio Joel.

—No le digas así -dijo mi madre—.No seas irrespetuoso.

—Lo siento.

No me pareció que lo dijera muy apenado. El tío Norm tenía una casa de dos pisos con un televisor a color en cada uno. Papá y Norm se sentaban en los dos sillones reclinables a ver el fútbol mientras la tía Geniel nos daba de comer. Siempre había mucba comida: hot dogs, ensaladas de papas, y los mejores frijoles al horno del mundo, de los que llevan azúcar morena y tiras dr tocino encima. Mientras los adultos veían futbol, Joel y yo jugábamos Risk o Monopolio. La tía Geniel solía hornear galletas con chispas de chocolate o de azúcar. En lo que a mí respectaba, el tío Norm era lo único positivo de haberse mudado a Utah, así qur hasta yo me sorprendí al decir:

—No estoy seguro
Joel me miró asombrado

—Tengo algunas cosas que hacer.

—¿Cómo qué? -pregunto Joel.

—Tengo un proyecto escolar.
Mi madre sirvió los huevos en un plato.

GraceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora