Empecemos de cero

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Sungmin había esperado que Donghae saliera del bar y cuando lo vio, lo jaló del brazo. Al verlo con los labios más rojos que de costumbre y un poco hinchados, sonrió.

- ¡Se ve que no perdieron tiempo! – exclamó.

- Fui débil. No volverá a ocurrir – respondió Donghae enojado consigo mismo.

- Seguro... no volverá a ocurrir hasta que lo vuelvas a ver.

- No. Hyukjae debe demostrar que me ama. Ahora es él quien tiene que ganar estar conmigo. ¿Puedes creer que pese a todo sigue creyendo que soy una puta? – dijo indignado.

- Ese Hyukjae es un maldito – agregó Sungmin – no entiendo por qué no te cree. Si te amara creería en tu palabra.

- Por eso voy a cambiar. Ya no seré presa fácil como hace un momento. Pasará mucho para que vuelva a tocarme.

- Ay, Donghae, quisiera ver cómo te contienes en el caso que Hyukjae intente algo como lo de recién. ¿Cómo estuvo el beso? ¿Hubo algo más? – preguntó Sungmin guiñando su ojo.

- ¡Ya, Minnie! – respondió Donghae ruborizado.

- Bueno, bueno... ese rubor quiere decir que sí hubo algo más... manitas locas, ¿verdad?

Donghae golpeó de manera juguetona el hombro de Sungmin para que se callara y no lo avergonzara más.

- Mañana llamará para avisar si decide inaugurar un nuevo Blue Sky aquí dentro – explicó cambiando de tema.

- Esperemos que sí. Sería muy bueno para todos. Especialmente para alguien que conozco...

Esta vez, Donghae rió y abrazó cálidamente a su amigo.

En su cuarto de la mansión de Central Park, Hyukjae no se recuperaba de la conmoción del nuevo encuentro con su antiguo amor. Sentado en uno de los sillones que adornaban su habitación, sosteniendo un vaso de whisky en la mano, no dejaba de reproducir en su mente el acercamiento que había acontecido hace un par de horas. Se recriminó haberlo vuelto a tratar como prostituto pero la rabia de no haber sido su primer hombre era tan fuerte que sacaba lo peor de él y provocaba que el menor sufriera, muy a su pesar. Intentaba creerle. Intentaba creer en las lágrimas que por segunda vez vio caer en ese rostro angelical, lágrimas que nuevamente habían sido provocadas por él. ¿Quién habría sido el primer hombre de Hae? ¿Lo habría disfrutado? ¿Lo habría hecho gozar tanto como él? ¿Lo habría cuidado? ¿Se habría preocupado por saber cómo estaba después de haber consumado el acto? Continuamente esas preguntas lo invadían. Al recordar cómo había sido su único encuentro amoroso, se maldecía a sí mismo por no haberlo hecho despacio, con amor, con ese amor que desbordaba de sus poros en aquel entonces y que aún no había disminuido. Donghae se veía tan frágil. Los años no habían hecho mella en él. Al contrario, estaba exactamente igual; la única diferencia era el corte de su cabello. Y le quedaba perfecto.

Hyukjae dejó a un costado el vaso de whisky y cerró los ojos. Necesitaba descansar la mente. Se levantó del sillón y se recostó en la cama con la intención de dormir un poco pero la imagen de Donghae frotándose desesperado contra su cuerpo no lo dejaba en paz. Inconscientemente, una de las manos que reposaba sobre su estómago, abrió la cremallera de su pantalón y comenzó a masajear su miembro. Con cada toque, una nueva imagen de Donghae se hacía presente, gimiendo, apretándose contra él, diciendo su nombre... Hyukkie... Hyukkie... al instante se puso completamente duro y comenzó aumentar el vaivén de su mano. Lentamente los gemidos se hicieron presentes. No le importaba si lo escuchaban los sirvientes. No podía detenerse. Imaginar a Donghae nuevamente chupando su pene de esa forma tan exquisita en la que lo había hecho tiempo atrás o gritando mientras era embestido por él; imaginar que agarraba ese culo tan tentador que había nacido para ser follado, lo llevó al extremo donde, de manera estridente, se corrió pronunciando su nombre.

Te amo, pero el sexo es mi arma [+18] EUNHAEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora