Magisterium Tales [Completa]

Secrets (Part 2)

Call corria desde hace horas ya. Su pierna estaba a no poder más, pero la idea que tenía en mente lo impedía pararse. Oyó a los magos gritar sus nombres y mandar ordenes. Había decidido escapar del Magisterium, ir al Maestro Joshep, y unirse a el. Y ahora la escuela lo perseguía con todo lo que tenía. De repente se tropezó con una raíz.
-¡Mierda!- exclamó. Se empezó a repensar eso de huir. No había corrido ni un kilómetro.
-¿Callum?- oyó la voz de Tamara. Apareció con una bola de fuego en la mano, ya que estaba bastante oscuro.
-¿Que quieres?- dijo Call, arrogante. De repente, Tamara se giró en medio de la noche y gritó a todo pulmón:
¡Maestro Rufus, esta aqui!- Call se dió cuenta de su error al haber hablado con Tamara. Ella siempre era de las primeras en obedecer a los Maestros, y ahora le estaba traicionando.
¡Tamara calla por favor!- pero Tamara lo envolvió y ató con lianas. Call tiró una bola de fuego a Tamara, pero ella la esquivó sin el más mínimo esfuerzo. Miró a Call con cara de suficiencia, y giró la cabeza cuando vio al Maestro Rufus salir de entre los matorrales. Tenía la cara seria, y en la mano llevaba un pequeño frasquito, con letras en un idioma desconocido para Call.
Callum Hunt, por tu idea nefasta, tus intentos de huida y confesar que eres Constantine Madden, quedas detenido.- Rápidamente cogió el frasco de su mano, lo abrió y lo puso en la nariz de Call. Call notó que su cuerpo dormía y que sus párpados, aunque el no quisiese, se cerraban en sus ojos. Pegó un grito, y cayo desmayado.

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Call despertó en el frío suelo. Le dolía la cabeza y aún se recuperaba del desmayo. Alzo la vista y vio un cristal, y al otro lado Aaron. Tenía la zona de los ojos roja, con lo que Call supuso que había llorado anteriormente.
-¿Que ha pasado?- preguntó Call a Aaron. Por respuesta, levantó la vista y dijo:
Has sido arrestado y encarcelado en el "Complejus" una prisión que estaba diseñada para Constantine Madden y para otros de los magos mas malvados de la historia. Esa celda la construyó tu madre y tu padre.-
Al oír eso, Call se arrepintió de haberse querido fugar. Y sobre todo, que esta celda estaba destinada a un villano que mató a su madre, y luego se convirtió en su hijo. Call miró alrededor. La celda era pequeña. Una cama de madera, un escritorio, y un cristal, del cual Call supuso que era mágico. Pero no había ventanas, ni vater, ni lavabo. Era la celda ideal para un Señor del mal.
-¿ Se puede saber cuanto tiempo llevas aqui? ¿Y donde está Tamara?- preguntó Call. Aaron dijo:
- Estoy aqui desde que te trageron aqui, y ya han pasado 3 horas. Tamara está con el Maestro Rufus.- Call oyó la palabra Tamara como una venenosa. Dijo lo de su padre y el Alkahest, y ahora, en vez de ayudarlo, lo único que estaba haciendo es que se metiese en cada vez más problemas.
-¿ Y se puede saber porque estabas llorando enfrente mía?- preguntó Call, por curiosidad.
Aaron lo miró enfadado, y gritó:
-¡¡ERES UN DESGRACIADO. ERAS MI AMIGO, Y NO SE PORQUE SE TE OCURRE ESCAPARTE ¡¿ES QUE NO SOY TU AMIGO O ALGO POR EL ESTILO?!, PORQUE YO RECUERDO, QUE CUANDO ESTABAMOS EN...!!- no llegó a acabar la frase y en su cara se veia como no esperaba llegar tan lejos. Se dió la vuelta y se fue. Estaba cansado de este rollo de mierda.
Hasta luego Constantine.- dijo friamente.
Eso a Call le destrozó el cuerpo y corazón. Pensaba que sus amigos lo admitían como Call, no como Constantine. Lágrimas empezaron a brotar de sus ojos, sin querer parar, y Call cayó de rodillas. No era así como pensó que sería ser un Señor del Mal. Miró su reloj y vio que eran ya las nueve de la noche, así que se levantó del suelo secandose las lágrimas y se fue a dormir.

Un año más tarde

Se abrió la puerta y entró la Maestra Milagros. El desayuno, cereal leche y tristeza.
Esas eran las palabras que usaba Call en la hora del desayuno. La Maestra Milagros traspasó el cristal y le tiró la bandeja al suelo. Medio bol de cereales se derramó sobre el suelo, y Call suspiró con pesadez.
-¿ Me sacareis alguna vez de aqui?- preguntó Call. Habían pasado un año y seis meses desde que Tamara y Aaron se fueron de vuelta al Magisterium. A veces se oían a los magos hablar de eso, como nuevos logros, fuertes del Enemigo saboteados y arrasados, y eso le quitaba cada vez más y más ilusión de poder volver a salir. Se preguntó que pasaría si de repente pudiese voñver a ver a Aaron y a Tamara. Se pondrían enfadados, felices, tristes... quien sabe. A lo mejor lo intentaban matar. Eso preocupo a Call. Llevaba mucho tiempo sin poder practicar magia, con lo cual supuso que Aaron y Tamara estarían más avanzados, mejor entrenados, físicamente y mentalmente. Supuso que Jasper sería su nuevo contrapeso.
Contantine, para tu información, estarás aqui el resto de tu vida. ¿Sabes porque? Yo sí. Mataste a miles de personas, incluso a tu madre, y que esperas, ¿ que te dejemos libre con nuestros makaris?- Eso a Call lo enfureció y lo puso en modo curioso. Se enfureció porque habían mencionado a Sarah Novak, y encuriosado porque en su época, solo había habido un makaris, Aaron Stewart.
¿Me estas diciendo que hay más makair que Aaron?- dijo Call, pero no obtuvo respuesta, ya que la Maestra Milagros se levantó y se fue por donde había venido. Call se decepcionó. Vio a semiramis tirada en el suelo. Y se le ocurrió otra idea. Agarro la daga y se apoyó en una pared. Pensó en todo el daño que había hecho. Todas las personas que había matado. Entonces posó la daga sobre sus venas, y un golpe seco, lo paso por ellas. Sangre manó del corte, y los ojos de Call empezaron a cerrarse en un charco de sangre. Sintió un dolor grave durante pocos segundos, y se cerraron sus ojos. Y murió. Callum Hunt, con el alma de Constantine Madden, murió.

Días después, los magos encontraron el cuerpo de Callum Hunt.
Después del funeral, Aaron decidió suicidarse debido a la tristeza.
Tamara Rajavi siguió en Magisterium y se convirtió en Maestra, con una foto de Call, Aaron y ella en el curso de Bronce en su despacho.
El Maestro Rufus desapareció y nunca se supo de el.
Yo me quedé absolutamente molido después de haber escrito este capítulo.

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