Magisterium Tales [Completa]

Almas investigadas...

Capítulo dedicado a Madame_Nox
Ya sabe porque 😉.
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Call estaba con Tamara en la Galería. Los dos estaban cada uno en una silla, observando un libro. El Maestro Rufus los había enviado a investigar un poco. Aaron estaba en la sala común, enfermo. Llevaba una semana con fiebre y caídas de fuerzas.
Call vió una página, y detuvo a Tamara, para poder leerla mejor.
-¿Que es eso?- preguntó Call. La imagen que contemplaban era un frasco con un líquido fosforente.
-Se llama Lapismhortis.- dijo Tamara. Call se preguntaba a veces, si Tamara había estado leyendo cosas de magia que no eran para alumnos del Magisterium.
-Aja...¿y que es eso?- dijo Call. Lo miró, y se pudo dar la respuesta a sí mismo.
-Es una sustancia creada por los magos fundadores del Magisterium- leyó Tamara.- Era utilizada para las almas impuras, fue creada con el motivo de obstruir el dolor de un herido, resultaba enfermo. Si una persona lo consumía, y una gran cantidad sería una dosis mortal. Fue utilizadas para combatir las temibles fuerzas del Emperador Foniax.-
Call aún estaba un poco en shock, cuando Tamara siguió.
-Call, será mejor que nos vayamos, ya que no creo que a los magos les guste ver a alumnos del curso de Bronce leyendo sobre objetos mortales.- Call asintió, y procedieron a salir de la biblioteca.
En el camino, nadie habló sobre lo visto.
Hasta que Call rompió el silencio.
-¿Cuando crees que Aaron se recuperará?, lleva dos semanas sin ir a clases, y se está perdiendo mucha práctica de Makaris.- dijo tristemente.
-La Maestra Amaranth dijo que hay que darle tiempo, que estuvo expuesto al frío mucho tiempo.-
"Call recordó eso. Era un día de invierno, como este. Y el Maestro Rufus les había pedido ir a desenterrar un frasco. <<Como una búsqueda del tesoro>> había bromeado Call. Recordó que cuando salieron, pasados 15 minutos, Aaron se empezó a quejar."
Siguieron andando hasta llegar a la sala común.
Call alzó su muñequera, y la puerta se abrió. Por sorpresa para Call y Tamara, Aaron no estaba allí.
Call, no muy seguro, fue al cuarto de Aaron. Cuando entreabrió la puerta, pudo comprobar que su amigo estaba allí, sano y salvo.
Se giró, y se fue a su cuarto, pero cuando abrió la puerta, alguien le cojió del brazo.
-Call, sabes perfectamente que Aaron esta en buenas manos, ¿no?- insinuó Tamara, con un poco de duda.
-¡Pues claro que si!- exclamó molesto.
Tamara lo miró atentamente, sabía perfectamente que Callum era capaz de hacer cualquier cosa por Aaron, y viceversa.
-En fin... buenas noches.- se despidió Tamara, con cansancio.
-Buenas no...- pero no pudo acabar la frase, ya que Tamara había cerrado al puerta, y se había lanzado en su cama.
Callum entró y cerró la puerta de su cuarto. Estaba tan cansado, que ni se molestó en quitarse el uniforme del Magisterium. Se cubrió entré las sábanas, y vio a Estrago acurrucarse junto a él.
~.~
A la mañana siguiente, se despertó temprano. Se puso vagamente el uniforme. Había dormido mal, pensando en Aaron.
Se asomó a la sala común, y al ver que no había nadie, se asomó con el cuerpo entero. Las puertas de Tamara y Aaron, estaban cerradas, pero la de Aaron parecía estar cerrada con pestillo.
Se acercó cuidadosamente, y tocó dos veces. Nada. Ningun sonido de vida, ningún movimiento, y ningún señal de que esté bien.
-" Aaron está muy raro desde que enfermó, no come casi, no bebe, y no quiere estar ni con Jasper, aunque eso se explica fácilmente.-" pensó tristemente.
Levantó la mano para llamar, pero no lo hizo.
Se volvió para dirigirse hacía el comedor, pero oyó una puerta abrirse.
Se giró con una sonrisa en la cara.
"Aaron" pensó. Pero la sonrisa se desvaneció cuando vió que la puerta era la de Tamara. No tenía muy buen aspecto. Tenía ojeras, los ojos rojos, y un arañazo en el cuello. Call supuso que se lo habría hecho durmiendo.
- ¿Estas bien?- preguntó.
Tamara dijo un "sí" con la cabeza, pero Call no estaba seguro de que eso fuese cierto.
-¿Vienes conmigo al comedor?- le ofreció Call.
-Si esperas, voy.- contestó, y se marchó para dentro. Minutos, después, se había plantado enfrente de su cuarto. Se había hecho sus típicas trenzas de siempre, y se había puesto algo en los ojos, ya que no los tenía tan rojos.
Bajaron al comedor, y pronto notaron que algo iba mal. Todos estaban callados, y nadie sonreía o hacía gestos bruscos. Call y Tamara se pusieron liquen, setas, y el triste té verde que había reemplazado al café.
Se sentaron juntos, con Jasper y Celia.
-Hola... ¿A que no sabeis...- comenzó a decir Jasper
-¡¡JASPER, CALLATE!!- gritó Callum, interrumpiendo su pregunta, y de ese modo, llamando la atención de todos los del comedor.
-Jasper, te beneficiaría callarte.- dijo Tamara seria, mirando al plato.
-¿Por?- retó Jasper.
Como respuesta, Jasper tuvo que ir a la enfermería por un labio abierto.
Cuando acabaron de desayunar, pudieron ver al Maestro Rufus acercarse a ellos. Parecía nervioso.
-Chicos, a la sala de la Arena y el Aburrimiento.- dijo. Esto les pilló por sorpresa.
-Lo de Jasper se lo a buscado el.- dijo rápidamente Tamara, pero el Maestro Rufus negó con la cabeza.
-Si no es sobre Jasper, entonces, ¿de que es?- prosiguió Call.
-Acudir si no queréis separar arena hasta vuestra graduación.
Call y Tamara asintierón, y se fueron a su cuarto. Aún quedaban dos horas hasta el inicio de clases.
Pero cuando abrieron la puerta, se llevaron una sorpresa.
-¡¡AARON!!- gritó Call, mientras corría hacia el para abrazarlo. Estaba sentado en el sofa, bebiendo leche caliente, y un poco de cereales.
-Hola colega.- dijo en un susurro. Tenía la piel muy pálida, y los ojos rojos. Su pelo, estaba sobre su cara, y estaba muy delgado. Llevaba puesto un pantalón y camiseta azul.
-¿Me lo vas a explicar?- dijo Tamara acercándose. Call se dio cuenta de que sus ojos brillaban. Lloraba.
-¿El que?- dijo divertido Aaron.
-No sé, tal vez que te hayas metido en tu cuarto, durante más de dos días, sin comer, y a saber si has bebido.- espetó serio Call.
-Perdón, pero me encontraba fatal, como podreis comprobar, aún sigo mal.- explicó.
-¿Vas a ir a clase?- preguntó Call curioso. Sabía la respuesta.
-No.-
-Me lo imaginaba.-
Ambos rieron, y los tres se abrazaron. Call se dio cuenta de lo mucho que hechaba de menos a su amigo.
-Pues entonces nos vemos luego, ya te contaremos las lecciones.- se despidió Tamara, con un abrazo.
Andaron hacia la puerta.