Cambios.

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Narra Shima.

Yuu no volvió a salir de su habitación en todo el día, y al final no supe para que me querían temprano en casa.
Al día siguiente, la señora Mika fue conmigo a la escuela a hablar con el director. Las chicas esas dejaron de molestarme durante unos días, pero... Fue algo temporal.

-Como el cobarde y marica que eres fuiste a acusarnos con su mamá de Yuu, aww mi vida. -
Sus amigas comenzaron a reírse junto con ella, yo poco a poco ya iba perdiendo la paciencia.

-Mira, Amano. No quieras tirarme el caballo encima, estoy hasta las chanclas de tus bromas ¿que fue lo que te hice?.-

-Escucha, estúpido, desde que llegaste a esta escuela Yuu no me hace caso, se la pasa enojado y es cortante. Claro no lo culpo, ver tu cara todos los días pone de malas a cualquiera. Es tu culpa que el me trate de esta manera, eres un maldito entrometido.-

-¿¡Que?! Disculpa pero Yuu me trata peor que a ti, ahora como vas nena, déjame en paz.-
Ella cada vez se enojaba más y se acercaba amenazadoramente  a mi.

-Eres un interesado, muerto de hambre, naco y estoy segura que homosexual, tu carita y cuerpo hablan solos.-

El eco de un golpe seco se escuchó en todo el pasillo, las miradas de asombro estaban sobre mi, Amano yacía en el suelo con una de sus manos sobando su mejilla....

¿La he golpeado? Golpeé a una mujer.

-¿¡Que mierdas te pasa imbécil!?.-
Uno de los chicos que estaba de espectador se acercó y la ayudó a levantarse junto con su séquito de tipas idiotas, yo sólo salí corriendo de ahí.

Mi corazón latía muy fuerte, pude escuchar los pasos frenéticos a mis espaldas, me estaban persiguiendo varios chicos y no eran debiluchos precisamente.
Salí a la parte frontal de la escuela y traté de llegar a la entrada pero no pude, casi en un abrir y cerrar de ojos ya me tenían en el suelo moliendome a patadas y puñetazos.
Habían mas voces a cada minuto decían cosas como "Levantate y dales" o "Peguenle mas duro" y o solo me hacía bolita en suelo tratando de cubrirme.
Me levantaron y me agarraron de los brazos, me daban puñetazos directos en la cara, el dolor era insoportable.
Uno en el vientre, cuatro en la cara y dos patadas más. El sabor a sangre inundaba mi boca. A mis oídos llegó la colérica y furiosa voz de Kai seguida por la de Ruki y mas gritos.

Me dejaron caer al suelo y con mi limitada y nublada vista pude ver como Ruki recibía un puñetazo mientras Kai se surtía a dos recibiendo patadas bajas.

No debí pegarle... Ahora mis amigos pagan las consecuencias de mis taradeces... Perdón... Perdón.

Cerré los ojos por reflejo hasta que unos fuertes brazos me abrazaron, el olor de esa persona me hizo saber que se trataba de Kai, me cargó y sentí como corría. La bulla fue despareciendo y oí la histérica de los maestros.

-¡Oye chico! Regresa, ¡lo llevaremos a un hospital!.-

-Perdoname, todo esto es por mi culpa.-

Es voz fue la última que escuché, no entendí por qué se disculpaba... Me desmayé, ya no supe más del asunto.
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Mis oídos percibieron una voz conocida en medio de la profunda oscuridad, fui abriendo lentamente mis ojos y ví un techo blanco, rápido noté que se trataba de un hospital.

Bato Pato PatitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora