Jacob
El vehículo iba tan rápido que nos provocaba pánico el estrellarnos. La oscuridad devoraba la carretera a pesar de la ayuda de postes de alumbrado en el camino. Las manos me temblaban a pesar de no haber participado en la osada, no, peligrosa maniobra que se realizó minutos atrás. Amy, estaba petrificada del susto sollozando en el asiento trasero mientras Harley intentaba hacerla entrar en el uso de la razón. Carly sujetaba una toalla alrededor de su brazo debido al corte que se ganó, al ayudar a su padre de librarse de una de las personas infectadas.
Mi centro de atención cambió hacia papá, quien sujetaba con una tremenda fuerza tremenda, mientras su rostro con pringas de sangre denotaba una expresión casi psicótica, a pesar de haber sido entrenado para situaciones caóticas, para ver la muerte como nada, y a sobrevivir a los peores lugares del mundo. Su cabello revuelto cubría parte de su rostro que no dejaba de concentrarse en el camino.
— ¿Están todos bien? —Preguntó fríamente después de su largo tiempo de mutismo—. ¿Horace, estás herido?
—No —Contestó con el mismo dejo de incredulidad ante la situación—. Solo... tengo algo de su sangre en la ropa. Nunca pensé matar a alguien.
—Esas no eran personas —contestó papá con voz temblorosa—. Hiciste, hicimos lo que debíamos —hizo una pausa—. Fui entrenado para cada situación, cada contingencia, cada ambiente. Pero esto... nada de mi entrenamiento me dice que hacer. ¡Tanto el físico como el psicológico me son inútiles ahora!
Papá observó por el espejo retrovisor, divisó el sangrado de Carly, luego su vista volvió a donde debía, el camino.
—Carly. Hay alcohol, vendas y botellas de agua en una de esas cajas de otras. Toma esas cosas y limpia ese corte, no sabemos hasta cuándo o dónde tendremos servicio médico.
La camioneta bajo un poco la velocidad, al frente de nosotros había un terrible accidente, unos autos colisionaron; uno estaba volcado, otro fuera de la carretera, y otro par estaba incrustados por el medio mientras sus luces aún estaban encendidas. Los pedazos de metal y vidrio se veían esparcidos por la carretera, al igual que los hombres y mujeres mutiladas, tambaleantes se conglomeraban alrededor del cuerpo de una persona, un policía motorizado cuya motocicleta notamos más adelante.
—No miren —dijo Horace tratando de evitar la grotesca escena llena de sangre.
La camioneta aceleró de nuevo, dejando atrás a los infectados, que fueron atraídos por nuestra presencia, y un par de ellos caminaban hacia el centro del camino. No pude evitar ver el accidente por el espejo lateral, hasta que ya estábamos lejos.
A mi lado estaba mi espada, enfundada pero unas pequeñas gotas de sangre producto de los infectados que papá eliminó con ella en la casa del señor Martínez. Entre mis piernas se encontraba mi mochila, de ella saqué una botella de agua de la cual bebí un poco para calmar los nervios que sentía.
Giré de nuevo para observar a Amy, aún seguía en estado de shock por toda la locura que vio de primera mano muy cerca de ella, ya que en la ventana junto a ella estaba la mancha sanguinolenta que dejó una de esas cosas al estallarle la cabeza por un disparo. Me recordaba a una compañera de la escuela que por cierto desorden psicológico, sufría de ataques de pánico repentinos, causados por un trauma sufrido cuando era muy pequeña. Se quedaba sollozando sin control hasta que alguien le arrojaba agua a la cara con lo cual reaccionaba, me di media vuelta extendiendo la botella con mi mano temblorosa, arrojándole un poco directamente al rostro, con la única intención de ayudarle. Harley se dio cuenta de ello, al igual que Horace y Carly, pero no mi padre.
ESTÁS LEYENDO
Esperanza en la oscuridad (En proceso de publicación)
Science Fiction💀Advertencia💀. La siguiente obra es de contenido adulto y explicito. La civilización se acabó. Las leyes dejaron de existir. Ahora solo reina la anarquía y el caos. La epidemia se desató, originada por la cura de una de las peores enfermedades...