1:Los Ángeles (II)

546 87 19
                                    


...

— ¿Estas bien? —pregunté, luego de que Dorian apuntase la linterna hacia nosotros. Ella estaba levantándose, con algunos fragmentos de vidrio cayendo se su pantalón.

—Sí, ¡solo me rebelé con estos malditos vidrios!

—Eso es bueno, no has perdido tu gusto por maldecir.

—Bueno, era una universitaria, y aprendí muchas malas palabras en las pocas semanas que estuve en la escuela.

—No se retrasen —dijo Dorian—. Nos falta poco para los elevadores.

Continuamos bajando lentamente, Harley estaba algo molesta, pero a ella le molestaban muchas cosas que a veces eran insignificantes, pero eso era parte de su personalidad. Unos escalones más tarde estábamos pasando por el umbral de la puerta, a un lado estaba la marca de pintura fluorescente que habíamos hecho para no pasarnos de largo; Dorian hizo un bramido de esfuerzo cuando aún estábamos entrando, luego observamos como él le aplastaba el cráneo a un infectado contra la pared, lo hizo tan fuerte que una estela de sangre y liquido negro mancharon la pared.

—Creo que te excediste —dijo Jace.

—Sí, tienes razón, pero cada vez que veo a un infectado recuerdo a Carly, y a papá.

—Es comprensible tu reacción. Aquel debió estar escondido, al menos hasta que la explosión alertó a toda la ciudad.

—Bueno, dejémonos de charla y conecten los elevadores —dijo Erika.

Dorian limpio sus manos en el chaleco, luego de su mochila sacó un par de guantes. Entró al elevador, quitó el panel de mantenimiento que estaba debajo de los botones, reconectó los cables que lo hacían funcionar, los manteníamos así para que nadie subiera en medio de la noche, sin que nosotros nos diéramos cuenta de ello. Las luces del elevador volvieron entre un parpadeo, después Dorian encendió el otro elevador, usábamos ambos al subir o bajar para no cargar demasiado peso y provocar un desplome.

Harley, Jace y yo, tomamos el primer elevador, Erika y Dorian tomaron el segundo, escuchar el ruido del mecanismo del elevador al cerrar las puertas era estresante, llevábamos días en este edificio y aun no me acostumbraba a escuchar ese ruido. La bajada fue muy estresante, no me gustaba para nada usar esos elevadores, solo que no había de otra. En el primer piso las puertas se abrieron, no había infectados de ninguna clase cerca, lo que era bueno, no tendríamos que deshacernos de uno, manchándonos de su sangre.

El lobby, seguía tal y como lo dejamos ayer, hecho un verdadero desastre, salvo que ahora un panel holográfico estaba destruido, sus pedazos se encontraban en el suelo, junto a un rastro de sangre, que salía del edificio. No le tomamos mucha importancia, todos los días encontrábamos algo que no estaba el día anterior. Los infectados que entraban no tardaban en salir, lo máximo que llegaban a hacer era romper vidrios, o ensuciar la paredes; pisamos algunos vidrios al caminar hacia los autos, estaban dentro del lobby, junto a otro auto cuyo dueño se asomaba por el parabrisas, convertido en un montón de cenizas, las manchas de hollín estaban por todas partes, lo que nos fue de ayuda, ya que pintamos los autos para que asemejarán estar quemados, e incluso les arrojamos algo de tierra encima para aparentar el tiempo de abandono, nunca sospechaban que dentro de esos autos estaban docenas de armas, municiones, y pocos suministros.

—Tomen sus cosas —dijo Dorian al abrir la puerta de la minivan—. Iré a desconectar los elevadores, y manténganse alertas, puede haber infectaos cerca.

—Claro capitán mandón —contestó Erika.

—Eres muy burlona —comentó Dorian con una sonrisa.

Esperanza en la oscuridad (En proceso de publicación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora