21: El rostro del Wendigo

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Dr. Newman

—¡Doctora, es urgente! —decía Francis a través de la radio.

—¿Qué sucede? ¿Hay alguna noticia? —dije al normalizar mi tono de voz para que no escuchara que estaba llorando.

—¡Doctora! ¡Las cámaras captaron algo! deberá venir a verlo rápido —dijo exaltado.

—¡Voy para allá! —dije con desesperación

Me eché a correr desde la sala de espera hasta las escaleras más cercanas, en los monitores debía de estar pasando algo demasiado importante como para que tuvieran que llamarme, estaba segura de que eran ellos, que estaban volviendo, solo podía imaginarme el estado en el que debían encontrarse para haber tardado tanto en llegar lo que me llenaba de angustia pues podía que incluso alguno hubiese muerto. Bajé dos pisos por las escaleras a toda marcha sin ponerme a pensar en resbalar por los tacones que tenía puestos; azoté la puerta al abrirla por la desesperación y lo primero que vi fue a Francis para luego notar al montón de hombres reunidos alrededor de una de las estaciones de vigilancia.

—Solo es uno doctora, pero no estamos seguros si es de los nuestros —dijo guiándome hasta la última estación de vigilancia—. Mire.

Me abrí paso entre la multitud que estaba observando y discutiendo sobre que hacer con lo que estaban observando, puesto que podría ser una trampa para hacernos salir y atacar el hospital.

Se apreciaba a una persona corriendo hasta que algo se le había incrustado en un costado del torso, era una púa night skin. El joven lanzo un objeto largo y afilado que lo hizo voltear en el ángulo necesario para permitirnos ver su rostro, no se trataba de una trampa, era Jacob y lo estaban acribillando.

—¡Es Jacob! —grité aterrada al ver como lo estaban mordiendo aquellos infectados—. ¡Enciendan las luces! ¡No podemos dejar que lo maten! —el encargado de la estación tecleó el comando para apuntar las cámaras con las luces en el mismo punto antes de que las luces se encendieran directo sobre él, quemando a los malditos que estaban por despedazarlo.

(Instantes atrás)

Una fuerte luz azul se encendió todo estaba iluminado ahora, pensé como primera cosa en que las puertas al otro lado se estaban abriendo para mí, a pesar de que no me creía un merecedor de ellas aparentemente estaban abriéndose frente a mis ojos; sentí un fuerte salpicar contra mi rostro al grappler le estaban explotando las protuberancias de la piel hasta el punto de que su propia cabeza terminó reventando en la parte posterior, mientras los night skin comenzaban a arder perdiendo capas de piel y carne que caían al estallar en llamas consumiéndose al retorcerse en el suelo, no se trataban de las puertas al paraíso... Era mi rescate.

Las balas llovieron de inmediato contra todos los infectados que no eran afectados por la luz, mientras lo que si corrían despavoridos a ocultarse para no morir a causa del contacto directo. Me dejé caer sobre el asfalto luego de que el dolor insoportable inundara mi cerebro que recibía las señales desde todas partes de mi cuerpo, no podía gritar, mi pulmón perforado no me lo permitía; mis oídos dejaron de funcionar dejándome solo con un molesto zumbido en mis las zonas más profundas de mis oídos, la vista se me nublaba cuando unos brazos me tomaron dándome vuelta para ponerme sobre una camilla.

Una luz blanca pasó por mis dos ojos entonces un rostro familiar me miró directo a los ojos, era la doctora. Sus ojos estaban rojizos y por los rasgos de su rostro se veía preocupada, alterada... No me podía imaginar que cosa podría estar pasando por su mente en estos momentos al verme muriendo

De nuevo tuve la luz en los ojos, esta vez era mucho más intensa y abarcaba toda mi visión dejándome ciego por unos segundos, en los cuales el dolor, el zumbido, todo se había ido. Me pongo de pie luego de percatarme nuevamente que estaba en el suelo solo que en una enorme habitación blanca que no parecía tener fin o principio alguno.

Comencé a caminar sin rumbo, mirando a todas partes confundido por la extraña sensación de no tener cuerpo, movía mis manos más no sentía que estaban allí por más fuerza con la que las empuñara.

—Entonces... —analicé la situación por unos instantes—... así se siente estar muerto.

Quise dar otro paso cuando sentí por un momento un tremendo golpe de energía en el pecho que me devolvió cada sensación en el cuerpo, al mismo tiempo que escuchaba voces desesperadas, ruidos de aparatos médicos que medían los signos vitales, así como el ruido de una multitud de personas desesperadas.

—¿Qué está...? —sentí nuevamente aquel choque repentino de energía.

Aquel impulso me dejo de rodillas sintiendo que mi echo se estaba quemando.

—¡Todavía no tiene pulso!

Una mujer estaba hablando su voz preocupada me parecía muy familiar, una voz de autoridad e importante, pero no lograba recordar en este momento, de hecho apenas y podía recordar algunas cosas, una sensación de ira, dolor, y... Un monstruo.

—¡Despejen!

El impacto fue mucho más fuerte que el anterior tirándome en el suelo, dejándome temblando; al estar mi cuerpo convulsionándose de dolor las paredes se teñían de rojo, se agrietaban, dejando salir flamas de estas dándole a esta habitación un aspecto similar a la representación de uno de los círculos del infierno hecha por Dante.

Una figura alta con la mitad del rostro envuelta en llamas se acercó a mi desde una de las grietas, su rostro era similar al de un infectado, deshecho, algunos de sus huesos estaban expuestos y la carne chamuscada dejaba expuesta los músculos y tejidos internos del rostro.

—Te dije que nunca podrías escapar de mi... —dijo aquella figura cuyo rostro se acercó al mío, era Luke después de que había hecho explotar aquel tanque de propano que consumió su cuerpo.

Mi visión se estaba volviendo blanca a tal punto que me estaba dando ceguera.

—¡Tiene pulso! —gritó aquella mujer.

Esperanza en la oscuridad (En proceso de publicación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora