"A ver si entretenido con mi pene te callas un poco la boca." Parecía querer decirme con la mirada el morocho. Yo no prestaba la debida atención, mis hormonas estaban lo suficientemente alborotadas con Emilia como para enfocarme en otros detalles. Ella destellaba, y mi mente no tenía ganas de evadir tal atracción. Oh si, la madre de Álex era todo lo que siempre quise en una mujer, era mi ídola desde hacía varios años, ella me había acompañado tantas veces en las noches de soledad en mi habitación con mi caja de pañuelos, que puedo marcar a pulso con la yema del dedo índice donde inicia cada curva de su cuerpo. Bueno, era inevitable, soy hombre después de todo.
-Pero que bello amigo has hecho, Alexandro.- Habló la dueña de mis fantasías más para mi que para su hijo, con su melodiosa voz. Su piel era un hermoso lienzo claro que cualquiera querría marcar.
Me la imagino, abierta de piernas en la cama, no desnuda de buenas a primeras y algunas prendas negras de encaje dejarían lugar a la duda, también a las ganas de quitárselas. No, no ¿Bondage? ¿Disfraces? ¡Uno de policía! Cómo me pueden las mujeres policía. Um, aunque no parece tener ese aire misterioso y peligroso para tal vestuario. A Alexandro le quedaría mejor. Definitivamente. Aparte él tiene la piel más clara aún y una correa o unas esposas combinarían mejor con él también. ¿En que rayos estoy pensando? ¿Como puedo pensar en el teniendo semejante mujer enfrente?
--¿Dante?- Su voz es un tanto aguda, lo suficiente como para imaginar cómo serian sus gemidos, aunque no lo suficiente como para pensar que es una voz chillona y estridente.
-¿Disculpe?, Lo lamento mucho, me distraje.
-¿Hay algo más importante que yo?- Pregunta haciendo el puchero de una niña de diesciceis años. Aún no puedo creer que sea madre y tenga tan solo treinta y dos años. Y de hecho, nada esta siendo más importante que mi devoción en este momento, ella misma se encarga de colmar mis pensamientos y desvaríos ¿Como podría haber algo más importante?
-Por supuesto que no Señora Di Greco, su belleza no sería opacada por nadie.
-Que niño más encantador eres.- Me guiña el ojo y mis hormonas se descontrolan aún más. -Aunque, tengo fe en que la belleza de mi hijo llegaría a competir con la mía, claro, si fuese mujer. Pero bueno, para eso está Alexa.
-Ah, claro.- Hice una pausa. Comparaciones, esas que te hacen caer en muchas decisiones, nuevos descubrimientos. Siempre que comparas, encuentras tanto respuestas como preguntas. Y ahí estaba yo. Belleza: ¿Álex o Emilia? Maldito seas, Alexandro. Superaste a tu propia madre. -Hablando de Alexa...¿ha venido con ustedes a la fiesta?
Cambié de tema, Emilia se mostró algo dubitativa, probablemente preguntándose sobre la familiaridad con la que yo hablaba sobre ella. Alexandro, que parecía observar cualquier lugar menos donde nos situamos nosotros, volvió su atención hacia su joven madre, demostrando así que sus oídos aún seguían situados con nosotros. Era unana presencia a medias.
-Ya se conocen, fuimos a buscarla juntos al aeropuerto. Al parecer se hizo amiga de la hermana de Dante, ¿Victoria, cierto?
-Si.- Asiento con una sonrisa seductora que surge en modo automático. Desde el vamos, quisiera seducir a una mujer así. De todas formas, cuando el ceño del morocho se frunce aún más de ser posible, desisto de dicha idea. -Buena memoria.
-Meh, es un bonito nombre.- Susurra, indeciso de asegurar aquello en voz alta. Y es cierto, el nombre de mi hermana me gusta mucho, incluso más que mi propio nombre. Un "Vittorio" no hubiese quedado nada mal para mi.
-Pero que casualidades de la vida, mis hijos se conocen con tus hermanos en caminos separados ¿No es eso a lo que llaman destino?
-Creo que todo fue un hermoso regalo para conocerla a usted.- Aseguré con voz ronca y una mueca de diversión.
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Álter Ego
RomanceEsta es mi historia...Contada por mi, contada por él también. Álter ego se define a una persona que se dice lleva una doble vida. Y eso éramos nosotros, Dante y yo, Alexander, de personalidad reservada, introvertida y algo ácida que conozco en un dí...