All I Ask [2] || Dakota Johnson & Jamie Dornan

XX

53,4 cm.
4,300 gr.
Dylan Dornan Johnson

Apenas puedo creer que lo tenga en mis brazos. Estoy agotada pero no quiero dejar de mirarlo, duerme con tanta paz, me trasmite tanta paz y tanta felicidad que no sé cómo definir todo lo que siento ahora mismo. Su pequeña naricita y su boca que apenas se abre como si me reconociera como su mamá. Sonrío de solo mirarlo, aún no sé si tiene mis ojos o los de Jamie.

Ahora mismo todos duermen pero las enfermeras dejaron que se quedara con nosotros. Jamie apenas ha podido cerrar los ojos, al parecer va a ser igual de inquieto como yo, nos sorprendió a todos y de eso no cabe duda. Ahora solo me queda pensar que voy a tener que sacar doble regalo cada año y eso es perfecto. Dylan está despierto a pesar de tener los ojos cerrados, supongo que aún no se acostumbra a la luz aunque ahora hay poca por las luces apagadas. Beso su cabecita que es tan diminuta, su sombra de cabello rubio y sus mejillas rosaditas hacen que no quiera soltarlo más nunca en la vida. Creo que antes había hablado sobre el amor sin siquiera tener idea de lo grande que podía llegar a ser, ahora sé que conozco el amor.

Todo ha sido un caos. Mi mamá tuvo que comprar ciertas cosas para Dylan, Jamie apenas aguanto el parto, yo no sé cómo yo aguante el parto. La idea de la cesaría era esa, tenía terror de dar a luz, sin embargo es un dolor que puedo aguantar nuevamente si tendría que volver a traerlo al mundo. Jim dirigió el parto y el resto de los invitados solo pedían que todo saliera bien.

—¿Amor? –La voz ronca de Jamie interrumpe mis pensamientos y por instinto siseo para que calle.

—Se está durmiendo. –susurró.

Jamie se levanta del sofá y camina hacia mi, apenas es alumbrado por la luz de la calle se restriega sus ojos con sus manos y mira a Dylan con amor. Sus ojos se iluminan, él tampoco puede creerlo. Es nuestro.

—Tiene tu boca. –Me dice sentándose en la cama.

—Tu nariz. –sonrió.

—Tus cejas.

Arqueo una ceja y asiento. —Tus mejillas rosadas. –Me río– Gane.

—Quizás tenga tus ojos, los niños suelen parecerse más a mamá.

—Porque mamá manda. –le digo riéndome– se durmió. –Digo despacio.

—Déjame ponerlo en su camita.

Jamie lo sostiene y besa su frente hasta ponerlo en la cama que da el hospital siempre. Palmeo mi camilla a mí lado y tomo si mano con mi otra mano. —Acuéstate conmigo. –Jamie me sonríe y asiente quitándose los zapatos y subiéndose a mi lado.

Jamie besa mi frente y rodea mi cuello con su brazo hasta que me acuesto en su pecho. Se siente como casa. La verdad es que no planeaba que Dylan naciera en Londres de hecho mi ginecóloga había dado un aproximado de 15 días cuando comenzara el mes así que no entiendo porque se adelanto tanto.

-          Fue... ¡wow! –Dice y lo escucho reprimir una risita en su pecho.

-          ¿Wow bien o wow mal? –Pregunto.

-          No puede existir un wow mal. –Me susurra.- Creo que me diste el mejor regalo del mundo Dakota y sé que nunca olvidaré este cumpleaños.

-          ¡Feliz cumpleaños! –Beso sus labios y él se ríe.- ¿Estás mejor? –Pregunto.

-          ¿De la mordida? Sí. –Se ríe como si lo recordase.