Capitulo 8

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―No, ninguna―Dije negando con la cabeza.

― Maravilloso, porque también quiero que esta noche duermas en mi habitación― Dijo él mientras se ponía de pie y caminaba hacia mí.

Abrí mis ojos como dos platos. Tenía que estar bromeando.

―Thomas, no creo…

― No está a discusión― Dijo él mientras tomaba mi sonrojado rostro entre sus manos. Acerco su boca a la mía.

Me iba a besar, estaba segura de ello.

―Solo lo hago con la intención de que por la mañana nos levantemos al mismo tiempo―Dijo rozando mi cara con su aliento.

― Pero― Dije apenas en un susurro

El dibujo una sonrisa en su rostro.

― Solo bromeaba, cariño. Me gusta ver cómo te sonrojas― Dijo liberando mi rostro de sus manos. Que descanses

En cuanto el salió de la habitación pude sentir como mi respiración volvía a ser normal, ya no tenía que contenerla. Y se había marchado…una vez más sin darme un beso.

A la mañana siguiente me levante a las 7:00 con la intención de tomar un relajante baño y alistarme para desayunar con Thomas. Una vez que estuve lista salí de mi habitación y fui directo a la sala. Minutos después el apareció con una sonrisa.

― ¿Nos vamos? ― Pregunto mientras me ofrecía su mano, dude por un momento pero la tome.

Llegamos a un restaurant en donde había mesas al aire libre, todo era demasiado relajante. Tomaron nuestra orden y disfrutamos de la comida sin cruzar palabra. Al terminar, Thomas cruzo sus manos y me lanzo una mirada.

― ¿Pasa algo? ― Pregunte al tiempo que daba el último sorbo a mi jugo de naranja

― No, nada― Vacilo por unos instantes― Te llevare a casa

― Pensé que…

Obligue a mi boca callar. No podía decirle a Thomas que pensaba que lo acompañaría a la empresa, esa idea era ridícula, lo más seguro es que el reiría.

― ¿Qué? ― Pregunto el inclinándose sobre la mesa

― Pensé que podría quedarme un momento en el centro comercial, y después ir a casa.

― El centro comercial me queda fuera del camino a la empresa― Hizo una mueca― Pero está bien, vayamos

― No. Dame un poco de independencia, déjame ir yo sola.

― Jamás habías venido a Hawái, te puedes perder― Dijo con su mirada color Verde enfocada a mis ojos.

― Estaré bien, no te preocupes― Dije sonriendo

Thomas dio un gran suspiro y por un momento sintió la necesidad de llevar a Abby al coche y llevarla con él a la oficina. Pero al parecer ella no quería.

― Nos vemos en la casa… pienso llegar antes de las 3:00… quiero verte ahí― Dijo con mirada severa.

― Si, no te preocupes―

― Bueno, que tengas un lindo día― Thomas puso un bulto de billetes en mi mano

― No te he pedido dinero― Le dije con recelo

― Lo sé. Pero quiero dártelo― Dicho esto él dio media vuelta y se fue.

Como Thomas ya había pagado la cuenta, me puse de pie y salí del pequeño restaurante. Es verdad, jamás había estado en Hawái, pero para eso existían taxis. Camine hasta la acera de la calle y cuando vi venir uno, agite la mano para que se detuviera.

― ¿Si? ― Pregunto el hombre mientras se inclinaba en el asiento del copiloto.

― Hola, ¿qué tan lejano queda el centro comercial de aquí? ―

― Hay varios… pero el mejor de todos está a 15 minutos de aquí.

― Estupendo― Dije mientras había la puerta derecha trasera y subía―

― Usted no es de aquí, ¿o sí?

― No― Dije agitando mi cabeza― ¿Es muy obvio, uh?

― Si― Contesto el hombre mientras ponía en marcha el vehículo.

Después de eso sello sus labios y de vez en cuando miraba por el retrovisor.

Al llegar, baje del automóvil y le pague al taxista. Era un centro comercial muy grande, y lucia lujoso. Ahora entendía el porqué Thomas había puesto semejante cantidad de dinero en mi mano, aun así no pensaba gastar ni un billete suyo.

Thomas llego a la oficina y fue directamente al escritorio a encender su ordenador. De vez en cuando Abbypasaba por su mente, y para evitarlo se concentraba en revisar cada dato del balance financiero, aun cuando ya lo había revisado dos veces y su amigo lou le había dicho que estaba en perfecto estado.

Afortunadamente para él, el tiempo paso volando ya eran las 2:15 de larde, decidió retirarse hasta que solo faltaran un par de minutos para las tres.

Entonces alguien llamo a su puerta

― Adelante―

― Amigo― Dijo Louis con una gran sonrisa en su rostro― ¿Hoy no iras a comer con Abby?

― Si, pero quiero esperar un poco más. A pesar de que le dije que llegaría antes de las 3, no quiero que note mi desesperación por estar con ella

― Eso es imposible― Soltó una burla― Thomas Weig, te conozco desde que teníamos 15 años y puedo decirte con certeza que jamás te había visto tan enamorado como en estos momentos.

― A veces me arrepiento de ser tan abierto contigo y contarte todo― Hiso una mueca― Sabes que no hablo en serio

― Lo sé, y aunque hablaras en serio… no me importaría― Se hecho a reír― Supongo que mañana nos halagaras con tu presencia en la fiesta

― Si, por nada del mundo podría perderme la celebración del gran paso que la empresa acaba de dar. Además, una vez más me has demostrado que puedo seguir confiando en ti lou.

― ¡Oh por favor, no te pongas sentimental! ― Contesto el ― Y… ¿Abby vendrá contigo? ― Dijo levantando las cejas

― Ni siquiera se lo he dicho. Pero dudo que quiera acompañarme― Dio un profundo suspiro

― Tal vez si quiera… si le explicas cuán importante es para ti… digo, no a diario la empresa celebra la consolidación de una gran cantidad de dinero.

― Hoy hablare con ella― Dijo Thomas con una media sonrisa― ¿por qué te urge tanto conocerla?

― Quiero saber quién es la culpable de que Thomas Weig pierda la cabeza y ruegue… porque estoy casi seguro que has tenido que rogarle en algo. Pero bueno más que intrigarme como es ella físicamente, me intriga el hecho de cómo es ella en realidad, me refiero a su personalidad.

Sin darse cuenta Thomas dibujo una sonrisa en su rostro y fijo su vista en la nada.

― Por conductas como esa es que quiero conocerla― Dijo Louis mientras le lanzaba una bola de papel a la cabeza

― ¡Hey! ― Thomas soltó una risita― Esta bien… mañana la conocerás, y solo porque se trata de ti, le rogare si insiste en no venir― Thomas se sonrojo levemente

― Tranquilo, entiendo que a veces uno debe doblegarse ante las mujeres― Estaba burlandose

― Ya te quiero ver cuando te cases Lou― Thomas sonrió― Ya te quiero ver

― Bueno mientras eso pasa… ¿qué dices si salimos por una copa? ¿Crees que tu linda Abby se enoje?

― No creo que le importe, sin embargo pasaré a comprar un traje para mí y… un vestido para ella. No hemos traído con nosotros ropa de etiqueta.

― Que buen esposo eres― Le dió unos golpecitos en la espalda y soltando unas carcajadas.

― Deja de burlarte Lou y dime… ¿Qué color crees que vaya bien con ella y el evento?

― Me la has descrito, pero no recuerdo bien como es― Dijo mientras hacia una mueca― ¿Tienes alguna foto de ella?

― Creo que tengo una por aquí― Comenzó a inspeccionar su móvil― Aquí esta

― Vaya amigo no eres nada tonto― Lou miraba la foto― Creo que cualquier color le iría bien… pero para el evento mmm trata de no elegir un rojo o un azul metálico

Thomas frunció el ceño

― Me refiero a que elijas algo más reservado, recatado. ― Sonrió― Como un amarillo brillante

― Thomas― Dijo rodando los ojos― Bueno gracias por la no-ayuda. Nos vemos mañana.

― Hasta la fiesta… recuerda que mañana nadie trabajara… quise ser un buen representante tuyo y les di el día libre

― Bien hecho. Bueno hasta mañana― Thomas salió de la oficina y regreso a paso rápido asomando su cabeza por la puerta― Oye…

― A las 3:00 en punto― Contesto lou mientras miraba su expresión

― Gracias― Dicho esto Thomas camino hasta el estacionamiento y subió al coche. Él sabia donde encontrar el vestido perfecto para Abby, y también su traje.

[Abby]

Mire mi reloj y ya eran las 2:45 de la tarde, lo mejor sería ir a casa, si Thomas llegaba y no me encontraba… explotaría de puro coraje.

Con las bolsas en mano de todo lo que había comprado, me dirigí a la salida a esperar un taxi y de repente me quede paralizada… ¿Cómo pude haber sido tan tonta?

En primera no sabía la dirección de la casa de Thomas, en segunda… no traía llaves y mucho menos sabía el código de seguridad… y en tercera… no tenía un teléfono para llamarle Thomas y aunque lo tuviera no me seria de gran ayuda puesto que no sabía el número telefónico de él.

¿Cómo saldría de esta? En la mañana Thomas me había sugerido llevarme a casa y yo no quise… después yo misma me negué a pedirle que me llevara a la empresa con el… esta vez mi rechazo tuvo consecuencias. Estaba parada en un centro comercial, sin saber qué hacer.

Thomas ya había comprado la ropa que ambos necesitaban. Llego a casa y al entrar no escucho ruido alguno, solo el lejano oleaje del océano. Reviso cada una de las habitaciones y estancias de la casa y no había rastro alguno de Abby.

― Maldición― Un escalofrió le recorrió el cuerpo y lo único que se le ocurría era que ella se había ido, había aprovechado la oportunidad para alejarse de él.

Amor SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora