Capitulo 12

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Después fuimos a tomar un desayuno ligero a un pequeño restaurante, cuando le pregunte de qué manera tendría que ir vestida a la fiesta el solo sonrió y me dejo esperando una respuesta, una espera que se prolongo hasta el momento en que llegamos a casa.

―Abby― Llamó a la puerta de mi habitación― ¿Puedo pasar?

Me levante corriendo de la cama y abrí la puerta con una media sonrisa.

El entro con algo detrás de su cuerpo, evitando que yo lo viera.

― ¿Qué escondes, Thomas? ― Fruncí el ceño

― Un favor, querida. Llámame Thom, al menos por el día de hoy, ¿sí? ― Sonrió

― ¿Te molesta que te llame Thomas? ― Levante una de mis cejas.

― No, pero…―

― No digas más, pensé que te molestaba, por eso no dejaba de llamarte así― Bromee

― Pues muy mal señorita― Camino hacia mi― Eso hace que yo no quiera darle la sorpresa que le tenía preparada.

Me cruce de brazos al tiempo que negaba con la cabeza. El soltó una carcajada.

― Espero que te guste, linda― Sus ojos tenían un brillo especial

De pronto, frente a mi apareció un hermoso vestido color champagne. Llegaba por debajo de la rodilla con un poco de vuelo. Con un corte strapless, daba paso un hermoso diseño en la parte superior. Era absolutamente bello.

Con cuidado toque el vestido, la tela era suave y fresca. Thomas lo acercó aun más a mí y lo deposito en mis manos.

― Es tan perfecto― Lo levante para admirarlo― Gracias Thom, en serio muchas gracias

― Me da gusto que te agrade, estuve a punto de comprar varios, pero cuando lo vi, pensé que luciría muy bien en ti, y que era el indicado― Dibujo una sonrisa tímida.

Puse el vestido sobre la cama y después abrace a Thomas, el me dio un leve apretón y apoyo su mentón sobre mi hombro.

― Gracias, aunque no debiste― Comencé a sentirme incómoda por el abrazo y me separe ligeramente de él.

― Claro que debí, además no trajiste en la maleta un vestido de gala, o ¿sí? ― Elevo sus cejas.

Negué con las manos mientras admiraba al vestido de nuevo.

― Bueno, te dejo para que te arregles, debemos estar en la empresa a las 3:00 en punto― Salió de la habitación y cerró la puerta tras de él.

Corrí a la regadera, necesitaba tomar un baño con agua fría para quitarme los nervios de encima. Al salir rápidamente me senté frente al espejo y comencé a peinarme, nada complicado, solo recogería una parte de mi cabello y el resto lo dejaría caer sobre la espalda. Continúe con el maquillaje, quería lucir natural por lo que tome colores neutros y comencé a aplicarlos.

Thomas llamó a mi puerta.

― Puedes pasar― Grite desde el baño―

― Olvide decirte que también te compre zapatos, espero que sean de tu talla puesto que no recordaba exactamente cuál era― Estaba parado frente a la puerta del baño.

― No te preocupes, sino me quedan, por suerte he traído unos que combinan a la perfección, gracias― Estaba aplicándome un poco de rubor.

― Bueno, yo ya estoy listo, aun tenemos tiempo, así que no te preocupes―

― No tardare más de 10 minutos― Dije a punto de abrir la puerta pues ya había terminado de maquillarme.

― De acuerdo― Thomas salió de la habitación y cerró la puerta.

Salí con la bata de baño e inmediatamente abrí la caja que Thomas había dejado sobre la cama. Dios mío este hombre sí que tenía excelentes gustos, los zapatos eran tan hermosos como el vestido y afortunadamente eran de mi talla. Rápidamente me los puse y me sentí más alta de lo normal. Di media vuelta y con cuidado tome el vestido, me cambie y me mire al espejo, era bastante lindo, como de ensueño.

Gire sobre mis talones para asegurarme de que ya estaba lista y entonces salí a paso lento hacia la sala pero Thomas no estaba ahí, por lo que supuse que estaría en su habitación. Cuando llegue la puerta estaba abierta y el estaba frente al espejo terminando de arreglarse la corbata. Di un leve golpe en la puerta y él me miro directamente a la cara, luego fue bajando la vista poco a poco y después la regreso a mi cara mientras sonreía.

Camino hasta mí y me miro fijamente.

― Estas hermosa― Esbozo una sonrisa― Bastante hermosa― Se corrigió.

― Gracias, tu también luces muy bien― Mire su corbata― Pero permíteme ayudarte, que no has terminado de acomodarla.

― Es que me he distraído contigo― Se puso frente a mí y levanto la cara. Comencé a darle el último toque a su corbata.

― Listo caballero― Le sonreí― Ahora luce mucho mejor.

― Gracias― Fijo la vista en mi cuello― Aun no estás lista, da media vuelta.

Por un momento dude pero le obedecí y lentamente sentí como una cadena fría se enredaba alrededor de mi cuello. Luego él la abrocho y me condujo hasta el espejo.

― Thom― Me quede boquiabierta― Esta precioso… es un…

― Diamante― Dijo él mientras me miraba a través del espejo.

― ¿Por qué has gastado en algo tan caro? ― Gire para quedar de frente a él.

― No está muy grande, tranquila― Su gesto fue de inocencia.

― Aun así, Thom... no puedo aceptarlo―

― Claro que puedes y debes, ahora vámonos― Me dio un pequeño beso en el puente de mi nariz.

Y ahí estábamos, Thomas y yo juntos, parados frente a las imponentes puertas de cristal de la empresa, su empresa.

― Vamos, Abby― Tomo mi mano y comenzó a caminar, pero yo simplemente no pude moverme.

El al ver mi reacción soltó una risita y me miro.

― ¿Qué pasa? ― Soltó mi mano para pasarla por su cabello mientras seguía riendo. ― ¿Acaso todas esas personas te intimidan? ― Señalo hacia la empresa

― Más que las personas, las preguntas ― Mi voz se apago.

El me miro durante un largo instante.

― ¿Te sentirías más cómoda si yo entro primero y atraigo toda la atención, para que después tú entres?

Rápidamente asentí y el dio media vuelta e ingreso por las puertas que estaban abiertas de par en par.

Y si, la teoría de Thomas fue cierta, en cuanto el puso un pie en la empresa todos centraron su atención en él y nadie más. Algunos se abalanzaron a saludarlo y otros más solo le sonreían desde sus lugares.

Eso no estaba bien, pensó Thomas. Abby debió entrar con él y con orgullo decir que era su esposa, mas sin embargo ella había preferido entrar por su cuenta y eso hacía que Thomas se sintiera miserable. Pero su mente siempre estaba activa por lo que tenía una idea para dejarle en claro a todos que el ya no era un hombre soltero, sino que era un hombre casado.

Cuando perdí de vista a Thomas, apresure el paso e ingrese a la empresa, camine directamente hacia la mesa de bocadillos y trate de tranquilizarme evitando el contacto visual con todos los ahí presentes, pero entonces alguien se acercó a mí tomándome por el brazo provocando que yo diera un saltito.

― Louis― Dije aliviada― Me asustaste.

― ¿Acaso este traje no me queda bien? No pensé que me hiciera lucir tan horrible― Respondió a manera de broma

― Luces muy bien― Le sonreí―En serio.

― Gracias, cuñadita. Sé que no soy hermano de JThomas pero es como si lo fuera― Soltó una risotada― Ven, alejémonos de aquí, Thomas viene en camino y por tanto todos los invitados.

Lo seguí hasta quedar en el extremo contrario, en donde había otro tipo de manjares.

― Louis Trey ― Un hombre bajo y rechoncho lo llamo

― Si me disculpas― Hizo una mueca.

― Adelante―

La música comenzó a sonar y pronto Thomas apareció en el centro del lugar, rodeado por varios empresarios y mujeres. El no podía verme pero yo a él lo veía perfectamente.

― ¿De locos, no te parece? ― Una voz femenina se dirigió a mí.

― Si, un poco― Dije mirándola

― Mi nombre es Kim Parker― Tendió su mano hacia mi

― Un placer. Mi nombre es Abby Campbell― Tome su mano.

― Jamás te había visto en ninguna reunión como esta― Frunció el entrecejo ― Hace un momento te vi con Louis, ¿vienes con él? ― Sonrió amargamente.

Dirigí mi vista hacia Thomas.

― No, no vengo con el― Volví a mirarla― En realidad yo…

― Que bueno, porque es un patán. Yo solo lo aguanto porque prácticamente es mi jefe, pero solo por eso― Puso los ojos en blanco― No vayas a decírselo porque me quedo sin trabajo―Guiñó su ojo derecho.

― No, tranquila― Le sonreí.

― Guapo, ¿no? ― Dijo dirigiendo su copa de champán hacia enfrente

― ¿Disculpa? ― Estaba confundida

― Thomas Weig― Bebió un largo trago de su copa― Siempre he pensado que es un hombre bastante atractivo, me atrevería a decir que esta en el top 20 de los solteros más codiciados.

Solteros más codiciados, era obvio que el ya no podía pertenecer a esa categoría, me dije a mi misma.

― No te quedes callada, dime si no te parece bastante guapo― Levanto una de sus cejas.

― Si, lo es― No podía decir nada más

― Te seré franca, siempre me ha gustado, el es mi jefe― Bebió otro trago de su copa, vaciándola por completo y tomando una más de la mesa que estaba detrás de nosotras.

Yo la mire fijamente, esperando a que dijera algo más.

― Lamentablemente, solo tuve la oportunidad de acercarme a él una vez y… ni siquiera logre saber cómo es en la cama― Una vez más bebió de su champán

Amor SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora