Capitulo 17

942 46 0
                                    

― ¿Recuerdas cuando preguntaste si solo Thomas, Alan y yo vivíamos aquí?― Dora se dirigió ami―

― Si, me dijiste que tenias una hija― Dirigí mi mirada hacia la linda joven―

― Bien. Abby, ella es Kendall, mi hija ― Dio un empujoncito a Kendall para que se acercara a mí.

― Kendall Sertian. Un placer― Me tendió la mano.

― Abby Campbell― Acepte su mano y le sonreí.

― En realidad ese ya no es su nombre― Thomas camino hacia mí y puso una mano en mi hombro derecho― Solo que le cuesta trabajo recordarlo, y más trabajo decirlo.

Weig, Weig, Weig. ¿Por qué es que nunca lograba recordarlo?

― ¿A qué te refieres? ― Preguntó Kendall confundida.

― Kendall, ella es Abby Weig, mi esposa― Thomas sonrió.

― Tu esposa― Repitió ella mientras soltaba mi mano.

Kendall había sido la primera persona que no había sonreído y abrazado a Thomas acompañado de un <<felicidades>> cuando me había presentado como su esposa. Por el contrario, su cara reflejaba sorpresa y algo más… molestia, tal vez. Maravilloso… ¿sería que pronto habría problemas en la casa?

― Así es― Thomas me apretó contra el de manera cariñosa― Pensé que tu mamá ya te lo había dicho

― No, solo menciono que hubo un gran cambio en tu vida, pero nunca imagine algo como esto― Sonrió con pesar.

― A mi me da gusto conocerte. Supe por Dora que acabas de terminar la Universidad― Dije sonriente

― Si, así es. Me he graduado en Negocios Internacionales.

― Felicidades, Kell― Thomas la abrazo y ella correspondió el abrazo― ¡Esto tenemos que celebrarlo!

― Me conformo con que los planes que habíamos hecho no cambien― Discretamente lanzo una mirada hacia mí, haciendo que yo me estremeciera, demonios…en su mirada había fuego.

― Bien, empecemos. Si mal no recuerdo, lo primero en la lista era un partido de tenis― Thomas sonrió― ¿Has practicado?

― No necesito practicar para vencerte― Kendall levanto una ceja cobriza.

― Bueno, cambiémonos y reunámonos en la cancha en 15 minutos, ¿te parece? ―

― Por supuesto― Kendall sonrió y con maleta en mano subió las escaleras, pero pronto Thomas la alcanzo ayudándole a cargarla.

Y yo… me quede sola, puesto que Dora había abandonado sigilosamente el recibidor minutos antes. Sentí un vacio acompañado de un ligero pinchazo en mi interior.

Mi vista seguía fija en la escalera, como en espera de que Thomas se acordara de mí y bajara. Pero no lo hizo. Me estaba comportando como una tonta, yo no era así, me dije a mi misma, y con pasos marcados camine hasta la cocina.

― ¿Qué harán? ― Pregunto Dora cuando me vio entrar

― Jugaran tenis― Bebí un poco de agua.

― ¿Jugaran? Esperaba un Jugaremos― Dora me miro atenta.

― Se han olvidado de mi― Me encogí de hombros― Pero está bien, de igual manera nunca he jugado.

Claro ese era el consuelo de una perdedora.

― Bueno, siempre hay una primera vez. Si yo fuera tu subiría y me cambiaria para jugar.

― No tengo ropa para jugar tennis― Dije molesta― ¿Qué haces?― Cambie el tema.

― Ellos acostumbran a beber limonada mientras juegan― Dora estaba endulzando una jarra con agua,

― ¿Te ayudo? ― Pregunte esperanzada.

― Si, pásame unos cuantos hielos de la hielera, ¿quieres? ―

Le pase los hielos y le ayude a poner todo sobre una bandeja brillosa, estaba segura de que era de plata. Se escucharon pasos bajando por la escalera y dirigí mi vista hacia la entrada. Kendall apareció vestida con un traje como de tenista profesional, de color blanco con franjas rosas.

― ¿Thomas ya bajo? ― Pregunto amarrando su blusa a la altura de la cintura.

― No aun no― Dora la miro― Ponte esa blusa como va, Kell

― Hace mucho calor― Protesto ella― Bueno, me iré yendo a la cancha. ― Sin más salió por la puerta de la cocina directamente a la cancha.

― ¿La cancha queda cerca de aquí? ― Pregunte con el ceño fruncido― Pensé que se irían en coche.

― Aun no has recorrido la casa, ¿verdad? ― Me miro tiernamente― Aquí mismo hay una cancha, además de una de baloncesto. Ambos deportes le fascinan a Thomas, sin mencionar el beisbol, pero bueno no había espacio suficiente para un campo.

― Ya veo― Estaba sorprendida―

Thomas entro acelerado a la cocina.

― ¿Es eso limonada? ― Pregunto acercándose a Dora.

― Si, mi tradicional limonada―

― Hace mucho calor, no puedo esperar a probarla― Sonrió― Iré a dejar las raquetas a la cancha y regreso por la jarra.

― No te molestes, yo la llevare― Dije intencionalmente debido a que el ni siquiera había notado que yo estaba ahí.

El giro su cabeza hacia mí y me miro de arriba a abajo.

Amor SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora