Amor Secreto

Capitulo 15

    El volvió a tomar mi boca con sus labios y podía sentir como sus manos recorrían mi espalda, hasta que se detuvieron en el cierre del vestido. Poco a poco el cierre fue bajando y sentí como una de sus manos tocaba mi espalda, su mano estaba tan caliente como el sol de verano.

―Abby, mi dulce Abby― Dijo mientras se separaba levemente de mis labios.

Comenzó a esparcir pequeños besos por toda mi cara

― ¿Quieres saber algo? ― Me pregunto con voz entrecortada

Yo solo asentí.

El me beso en la boca de una manera apasionada y me atrajo más hacia él.

― Te deseo― Me hablo al oído― Te deseo como no tienes idea.

Cerré mis ojos y me aferre al él debido a que sus palabras habían hecho que me sintiera débil.

― Sin embargo― Con un movimiento ágil subió mi cierre ― Estoy consciente de que tu no me deseas a mi― Me sumergí en sus ojos que tenían un brillo especial― Así que esperare hasta que cambies de opinión.

― Thomas…

― Que descanses, amor mío― Dijo dándome un ligero beso

Yo no deseaba eso… por más incoherente que sonara, yo no quería irme a mi habitación. Pero Thomas tenía razón yo aun no deseaba…pasar la noche con él, sino que solamente me había dejado llevar por el momento y sus palabras.

― Tu igual― Salí de su habitación y fui a la mía, una vez dentro cerré la puerta.

Qué diablos había pasado… este día había estado de locos. Me deshice de todo lo que traía y me cambie con mi pijama, cuando me quite el collar que Thomas me había dado, lo sostuve entre mis manos por un largo momento, luego apague las luces y no sé cómo pero me quede profundamente dormida.

La siguiente semana en Hawái no fue precisamente como me hubiera gustado, Thomas y yo habíamos estado distantes y solo intercambiábamos palabras la hora de la comida o cuando le preguntaba qué tal le había ido en la empresa. Lou nos visito en varias ocasiones, calmando la tensión del lugar, pero aun así Thomas se había estado comportando de manera fría conmigo y por tanto yo me comportaba como una adolescente malcriada y caprichuda… además de arrogante.

Nuestro último día en Hawái fue el viernes, debido a que el sábado a primera hora regresamos a Nueva York.

― Hogar, dulce hogar― Suspiro Thomas cuando abrió la puerta de la casa.

Inmediatamente Dora salió de la cocina con paso rápido y corrió a abrazarnos.

― Bienvenidos sean, los he extrañado― Tenia una gran sonrisa en su rostro.

― Y yo a ti Dora― Thomas le la rodio por los hombros y le dio un tierno beso en la mejilla―

― Cuando haces eso realmente siento como si fueses mi hijo― Ella correspondió el abrazo―

Yo solo me quede admirando la escena tan conmovedora.

― Thomas, han estado llamando de tu oficina, me han dicho que no pudieron contactarte en Hawái debido a un problema de conexión y al parecer tienen un problema mayor― Hizo una mueca.

Thomas lanzo un gruñido y camino hacia su despacho. Al llegar solo es escucho como la puerta se cerró.

― ¿Y qué tal la han pasado, Abby? ― Se dirigió a mí con un tono de curiosidad.

― Tuvimos días pésimos… pero unos cuantos momentos agradables― Me encogí de hombros.

― Espero que eso cambie pronto― Comenzó a caminar― Iré a la cocina a preparar un té para Thomas, ¿quieres uno? ―

― No, yo estoy bien, gracias― La seguí hasta la cocina y me senté en una de las sillas― Dora, ¿por qué Thomas me eligió como esposa? ― Esa pregunta había estado en mi cabeza desde el día en que me propuso matrimonio.

― Se me ocurren muchas razones, cariño. Sin embargo, ¿por qué no se lo preguntas a él? Estoy segura de que su respuesta será más completa.

― Si, se lo preguntaré el día que tenga las agallas… y que no estemos peleando, sino lo tomará a mal.

Dora sonrió.

―Aun tengo que terminar de aguardar todos estos platos― Suspiro― ¿Te importaría llevarle el té a Thomas? ― Dijo poniendo la taza en la mesa

― En absoluto ―Me levanté y camine hasta el despacho con la taza y plato en mano. Al llegar estaba a punto de tocar la puerta pero me contuve al escuchar que Thomas elevaba la voz, al parecer estaba discutiendo.