Tenía miedo.

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Capítulo 82


Tenía miedo. Estaba aterrada y por primera vez no lograba encontrar la salida de aquel maldito antro.
El volumen de la música aumentaba y perforaba mis oídos haciéndome soltar lágrimas del dolor.

-¡Harry!- grité buscándolo con la mirada.
Anacks se encontraba completamente repleto. Las strippers bailaban eróticamente sobre el escenario y los solteros gritaban emocionados y excitados.

Caminé entre la multitud y mi corazón dio un vuelco cuando visualicé una cabellera rizada. Corrí detrás de él, sin importarme en pisar o empujar la gente a mí alrededor.

-¡Cariño!- lo llamé pero las palabras no salieron de mi boca.
Becca estaba a su lado, riéndose junto a él.

Las lágrimas amenazaron con salir.
Intenté tomarlo por el hombro pero mi mano atravesó su cuerpo como si fuera un fantasma.

Miré confundida la escena y luego fui arrastrada de nuevo a la realidad.

Desperté reprimiendo los gritos de frustración que tenía guardados en lo profundo de mi pecho. 

-Hey, ¿qué sucede?- preguntó mi padre parándose del sillón que había a mi lado. –Cariño, estoy aquí.

Comencé a llorar. La alegría de verlo allí era indescriptible.
Recordé vagamente su mirada decepcionada en la fiesta.

Él me abrazó con dulzura y yo sollocé en su hombro, inhalando aquel perfume que él usaba hace tantos años. 

-¿Qué pasa, bebé? ¿Por qué lloras?- preguntó intentando consolarme. No respondí. Me dediqué a sacar mi angustia a flote mientras papá acariciaba mi espalda y mi cabello. 
Luego de un rato suspiré secándome la cara.

-Odio esto, papá. Aún no entiendo como he llegado aquí. No puedo recordar que sucedió luego de que volviera a casa. No sé ni en qué día estamos. Nadie quiere decirme con exactitud qué le sucede a Harry y ya no puedo más… -dije casi todo en un hilo de voz y él me miró acariciando mi mejilla.

-Tranquila amor- murmuró él manteniéndome contra su hombro. –Necesitas relajarte, no puedes obtener todas las respuestas de una sola vez. Sólo tienes que saber que Harry está bien. Ésta tarde ha salido del coma farmacológico y ahora está respirando por sí sólo. 

Solté un suspiro de alivio y lo abracé más fuerte. Un jadeo involuntario se escapó de mi garganta al sentir una puntada en mi brazo.

-¿Necesitas calmantes para el dolor?- preguntó él, preocupado. Negué con la cabeza.

-Estoy bien. ¿Hace cuánto ha ocurrido el accidente?

-Ya casi son dos semanas. Te la has pasado durmiendo.
Asentí. 

-¿Está Marcie por aquí?- cuestioné yo.
Él negó con la cabeza.

-No, pero no tardará en llegar. Se la pasa casi todo el tiempo aquí, al igual que su novio, y el amigo de Harry.
Sonreí. Aquellos eran amigos.

-¿Qué hora es?

Observé a través de la ventana y el día estaba tétricamente nublado así que no podía distinguir con exactitud. Podrían ser las seis de la mañana tanto como las seis de la tarde.

-Recién es de mediodía- respondió papá observando su reloj y luego hizo una mueca. –Debo ir a trabajar, pero te prometo que vendré por la tarde, ¿sí?- inquirió pero no lo vi muy convencido. Me alegró que no quisiera irse.

-Está bien, papá. No te preocupes. Gracias por estar aquí- sonreí adolorida.

No iba a preguntar por la ausencia de mi madre. Tenía por seguro que su orgullo la mantendría alejada de mí bastante tiempo. Pero me dolió que incluso en estas circunstancias ella no estuviera conmigo para apoyarme.

Me respaldé emocionalmente en el cariño de papá y su preocupación por mí, pese a que lo había decepcionado.

-Eres mi hija. Incondicionalmente y siempre estaré para ti- murmuró y besó mi frente.
Se puso de pie y se ajustó la chaqueta.

-Vendré por la tarde. Descansa- se despidió con una sonrisa y se la devolví.

One and Only.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora