Capítulo 83.

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Hola, bellas y bellos! ¿Cómo están? ¿Me extrañaron?

¡Andy ya está mejor y ha ganado la lucha contra la muerte!

#TodosSomosAndy

Gracias a la chica que inventó ese hashtag (o como se escriba esa vara)

¿Ven esa imagen allá en multimedia? Es un FanArt que realizó una chica, me pone realmente feliz que ella haya echo esto. Gracias de verdad, porque día a día ustedes me demuestran cuanto les gusta mi libro y lo mucho que me apoyan, creo que jamás dejaré de decirlo: Son ustedes, el mayor de los motivos por los que hoy mi libro ha tenido éxito. El dibujo no se parece al Castiel pero, lo veo muy original. Ella lo hizo así porque al principio lo imaginó de ese modo.

Muchas gracias, bella. De verdad. No sabes cuante me alegra que hayas echo esto.♥

#FinDeSemanaMillonario

¿Saben qué significa? ¡El libro ya tiene 2 millones de visitas!

*Hace un baile raro con una mezcla de Harlem Shake y Tuerk*

¡Gracias de verdad!
Ahora, algo muy importante que les agradecería. Mi mejor amigo (no es el que antes mencionaba cuando me ayudaba con el nombre de autos, ese ya dejó de existir para mi producto de las decepciones, hablo de otro mejor amigo) hace poco publicó su primer libro, es muy lindo y tiene mucho sentimiento, agradecería de todo corazón si ustedes se pasaran por ahí, dejaran su opinión y crítica para ayudarlo a crecer y mejorar.
Por favor, se los pido de verdad.

¿Bob, estás viendo esto? ¡HOLA, PENDEJO! JAJAJAJAJASKFGDSKA.

Ok no... O_o

Se llama "Sigo aquí" y el usuario de mi Bob Esponja (mejor amigo, larga historia) es este: WladimirBallester.

Pásense, mini mafiosas (os). ♥

L@s amo.

___•___

Mi estómago era un nudo, sentía ganas de vomitar y mis manos temblablan. Creía que iba a desfallecerme ahí mismo, que moriría...eran nervios; nervios porque no sabía que iba a pasar de aquí en adelante, si él me odiaría y lo nuestro se convertiría en recuerdos. En recuerdos que para él no serían gratos volverlos al presente. Específicamente, mis nervios eran de esos que tenías antes de hacer una exposición o cuando tus padres sospechaban que tenías novio, porque, vamos...esos nervios son de muerte. Y así...así es como me sentía, no quería que después de haber luchado tanto por una estupidez todo se fuera al caño.

No pensaba dejarlo así, no me quedaría mirando hacia la pared mientras lloraba y mi cuerpo no me dejaba moverme aunque mi mente me gritara que sí. No, yo simplemente no podía dejar esto así, mi cuerpo y mi mente tampoco lo querían. Dejé caer la fotografía, ¿Acaso Mike la había traído? ¿A eso vino?, dejé las preguntas en el aire y me enfoqué en seguirlo; corrí fuera del despacho y lo busqué en su habitación, en la cocina, en la lavandería, en el cuarto de licores, en todos lados.

«¡Maldita sea! ¿Dónde está?» Pensé. Tomando mi cabello entre mis manos con desesperación.

Papá ya se había ido, debió haber pensado que era innecesario que se quedara. Era imposible que hubiera desaparecido así tan derrepente y en tan poco tiempo, quería llorar hasta que mi pecho dejara de doler porque, hasta ahora no había derramado una sola lágrima. Se me ocurrió que tal vez podría estar desahogando su dolor en el gimnasio privado de la mansión, por lo que me apresuré en salir de ahí y corrí hacia el lugar...nada, tampoco estaba.

Un segundo más sin poder explicarle era una punzada más de dolor. Aspiré entrecortadamente y elevé mi cabeza cerrando los ojos, hacia el cielo. No me iba a dar por vencida, pero no quería ver de nuevo la decepción en sus ojos, era horrible; como si clavaran un lápiz en mi garganta hasta poder abrirla. Abrí los ojos de golpe, como por instinto, entonces lo vi...apoyado contra las barras de metal del balcón que quedaba en la pequeña biblioteca que hace poco me había enseñado y regalado. Sentí como mi corazón latía desbocado, me iba a dar un paro cardiaco. No lo pensé más y corrí de nuevo hacia el interior de la mansión, subí las escaleras corriendo hasta llegar al tercer piso –la mansión era de cuatro– y me detuve de inmediato frente a la puerta de madera oscura. La abrí poco a poco –después de haber tomado al menos veinte aspiraciones– y entré en silencio dejando la puerta entre abierta.

NarcotraficanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora