Capítulo 84.

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Hola, bellos y bellas. Espero que les guste este cap.

Este capítulo va dedicado a dos cumpleañeras este día. Chicas, las adoro con todo mi gordo corazón, son grandiosas.

¡Feliz cumple!

brit266.

@P

Y a una bella chica que me animó mucho con sus palabras.

CamilaDenisse-.

¡El martes pasado el libro llegó al puesto #2 en Romance!

Gracias, gracias, mil gracias. L@s amo.

Por cierto, muy pronto crearé un blog en donde publicaré mis experiencias, frases, ocurrencias, reflexiones, etc...¡Muchas loqueras con las que podrán reír un rato!. Conocerán mucho más que mi forma de escribir.

Se llama "El Mundo de Yiyi". Muy pronto estará en mi perfil.

Si son ticas ¿De qué colegio son?

En multimedia: Stephen James (Allek)

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Cuando no tienes a nadie más, alguien a quien aferrarte, simplemente te dejas llevar; dejas que la oscuridad te envuelva y se convierta en tu traje favorito. Lo difícil es cuando tienes un puerto seguro, cuando ya tienes un lugar fijo a donde llegar, temes siempre que se destruya o que tú lo destruyas. Es complicado, porque una vez que dejas de sufrir, olvidas por completo como afrontarlo, y empiezas desde cero...sufriendo como principiante.
Cuando mi familia vivía, a pesar de nuestras carencias, jamás sufrí, nunca tuve necesidad de aparentar ser fuerte. Cuando papá murió, fui fuerte o eso quise ser, sin embargo, algunas noches lloraba por su ausencia. Pero seguí en pie, manteniendo a mi familia y protegiéndolos. Yo era el hombre de la casa y debía comportarme como tal, hacerle honor a mi título. Pero entonces mi puerto seguro se destruye, se calcina y solo quedan cenizas que el viento se encarga de alejar. Entonces sufrí como nunca antes, no tenía donde anclarme y mi ancla estaba oxidada, la soledad y oscuridad se convirtieron en mis mejores amigos. Creé una muralla de hielo, la cual se hizo amiga de mis ojos; los hizo una cueva profunda, sin nada solo...frío.
Y mis ojos le dieron un poco a mi rostro y mi voz, sin una pizca de emoción, nada que pudieran usar en mi contra.
La tormenta en mis orbes marítimos se convirtieron en misterio para mujeres y hombres, mis facciones duras y sin expresión fueron intriga para quienes me miraban. Mis sonrisas eran forzadas, todo para aparentar una vida perfecta, mis lágrimas se habían secado como un río en plena sequía. Ya no tenía motivos para llorar a mitad de la noche. Pero ahí seguía el dolor, latente como siempre, pero no podía dejar entrar a nadie...estaba vacío. Tan hueco por dentro que mi voz hacía eco en las paredes de mi estómago.

NarcotraficanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora