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Yuri estaba un poco más calmado; pero aún estaba aturdido ante esa memoria.

¿Si no fue parte de su imaginación, entonces todo realmente pasó?

Llevaba más de diez minutos hincado frente a la pared y apretando la camisa con las manchas violeta en sus manos. Sus ojos permanecían cerrados y su respiración se había normalizado.

Makkachin, en cambio, estaba olfateando la camisa para luego reconocer que pertenecía a su amo; entonces, se la arrebató al japonés y se la llevó al sofá.

El azabache seguía quieto como una estatua. No podía relacionar las cosas que le habían sucedido con ese recuerdo, no podía tratar de juntar las piezas y saber qué fue lo que pasó.

Necesitaba respuestas, y las iba a tener.

De una forma u otra.

Victor estaba de buen humor

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Victor estaba de buen humor. Se sentía feliz de estar con el grupo, se sentía bien reír con todos otra vez.

Había compartido con ellos antes, pero esta vez era la mejor. Se había sentido tan apartado de todos que ahora los disfrutaría al máximo.

—Todos se ven tan geniales patinando, avanzaron mucho y me alegra saber eso. —Mencionó.

—Yo podría superarte, créeme. Cuando vuelvas, yo estaré en primer lugar. —El rubio se señaló, seguro de sí mismo.

—Claro que lo harás. —Dijo sarcásticamente, ganándose un empujón de parte del quinceañero.

—¿No vas a volver este año? —Mila preguntó.

—Bueno... No tengo nada preparado y- —Se rascó la nuca, pensando.

—Y es complicado. No puede hacerlo este año. —Yakov dijo, acercándose al grupo.

—¿No? —Algo desconcertado, preguntó. Quizás aún así tenía esperanza, aunque sabía que la respuesta sería-

—No se puede. —Dijo en un tono seco para luego darse la vuelta e irse.

—Bien, ahí está. —Murmuró desganado. Sabía que tenía que descansar y aclarar ciertas cosas; pero al ver a su equipo patinar en grupo, le volvía la nostalgia de volver a hacerlo, de volver al grupo.

A pesar de que de las últimas cosas que recuerda, era él sin inspiración y casi marchito; una de las cosas que lo reponían era el hielo. El frío y duro hielo se volvía un pilar en el suelo para que volviese a levantarse y seguir, a pesar de estar desmoronándose poco a poco.

Su mundo se caía a pedazos, sin embargo, en un año todo puede suceder. Al parecer, en un año muchas cosas cambiaron.

Y aunque amara con su alma el patinaje artístico, era humano y también podía colapsar de vez en cuando. Por ello, se retractaba y pensaba que tal vez un descanso no sería tan malo.

Memorias De Nuestro Pasado. ➸Victuri/ CanceladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora