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El azabache estaba sentado en la mesa en frente de la computadora de Yurio. Estaba solo en casa, pues él y Víctor habían salido por unas horas, pero el japonés decidió quedarse.

Suspiró de alegría cuando finalmente oyó la voz de la mujer que le trajo al mundo a través del monitor.

—Hola mamá, hola papá. —Yuri saludó en su idioma natal.

—¿Cómo está el retoño más lindo?—La nombrada le saludó.

—¿Cómo estás Yuri?—Su padre también le dijo.

—Estoy bien, ¿Cómo va todo?

—¡De maravilla! Pero te extrañamos mucho, cariño.

—Yo no te extraño en lo absoluto. —Oyó la voz de su hermana, por lo que se rió. Yuri la adoraba, pero siempre bromeaban así.

—Yo también los extraño mucho, pero no extraño a Mari. —Le dijo con una sonrisa. —Mamá, Mari, papá... No puedo verles, enciendan la cámara.

—¿Cómo lo hago? —Preguntó Hiroko.

Si el azabache tuviera una moneda por cada vez que oía a su madre decir eso en una llamada por los últimos meses, sería un multimillonario.

—Hay un botón verde, presiona ese.

—No hay ningún botón verde.

—Entonces es de color gri-

—Ya lo encontré.

De inmediato la cámara de su madre le permitió a su hijo ver lo que ocurría en el otro continente. Lo que dejaba ver la pantalla, mostraba a su hogar decorado de guirnaldas rosas y azules, con gente moviéndose por detrás.

—¿Qué ocurre mamá? ¿Por qué toda esa decoración? —Preguntó amablemente.

—Tenemos una celebración aquí, Yuri. —Dijo, muy emocionada.

—Deberías estar aquí, enano. —Le dijo su hermana con una sonrisa.

—Soy más alto que tú. —Se rió. —¿Qué celebramos? No creo que sea el cumpleaños de nadie...

—Oh no, Yuri. Es algo más que eso. —Le dijo su papá.

—¿De verdad? ¿Qué es?

—¡Yuri! ¿Qué tal?—Le saludó Takeshi, a quien sólo veía un par de veces en las videollamadas semanales con su familia.

—¡Hola, Nishigori! Que bueno verte.

—Digo lo mismo, campeón.

—¡Yuri! —Dijo una voz femenina, cuando por fin apareció ante la cámara, el nombrado saludó de vuelta con una sonrisa.

—¿Cómo va todo, Yuuko?

—¡Todo está perfecto, gracias! —Dijo con un ligero sonrojo en sus mejillas y brillo en sus ojos.

Yuri conocía ese rostro, era su amiga y la conocía un montón. No era común, no era como los ligeros enrojecimientos que tenía, y sus ojos no solían brillar tanto. Este rostro lo había visto un par de veces en el pasado, y era muy extraño.

—¿Qué están celebrando? —El menor de los Katsuki volvió a preguntar lo mismo.

—Oh Yuri, tendrás que adivinar. Tienes tres oportunidades.

—¡Vamos! Ten piedad, estoy muy lejos... Además no puedo adivinar, soy malo en ello.

—No creo que sea tan difícil. Es algo muy especial. —Insistió su amiga. —¿Por qué no te fijas en la decoración?

Memorias De Nuestro Pasado. ➸Victuri/ CanceladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora