Memorias De Nuestro Pasado. ➸Victuri/ Cancelada

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— Ahora, en el programa masculino de el día de hoy, veremos los resultados del programa libre y corto como un total. —Dijo el comentarista.  —Yuri Plisetsky, con una increíble puntuación total de 300.29, obtiene el primer lugar  y la medalla de oro en la Copa de China.

—Así es, el talentoso ruso de tan sólo dieciséis años realizó una presentación impecable, sobrepasando su puntaje anterior progresivamente. Su equipo celebra, sus fans celebran, pues irá al Grand Prix Final llevándose la victoria en esta tensa pero emocionante jornada. —Otra comentarista mencionó.

—Debajo de él en puntuación se encuentra Jean Jacques Leroy, el canadiense que fue medalla de plata por veinte puntos, quedando así en segundo puesto. También se dirige hacia el Grand Prix Final, con el puntaje de 300.9, algo que no está nada mal. 

—Y en tercer lugar, se encuentra el suizo Christophe Giaccometti, logrando un puntaje de 299.96, lo cual lo envía directo a la final, pisándole los talones a Leroy.  Se superó bastante a comparación del año anterior, lo que le da muchos más ánimos a él y a su equipo. —La mujer anunció. 

—Es día de celebración para estos patinadores, estamos contentos con sus logros. Recuerden, la próxima semana estaremos en sintonía viendo el campeonato por el Trofeo Eric Bompard en Francia. Ahora vamos con el fútbol. —Mencionó el comentarista.

Yurio apagó la televisión de su cuarto de hotel y miró a Mila con una sonrisa. — ¿Escuchaste cómo me llamó? Talentoso.

 —A mí me llamó increíble, y que mi presentación fue impecable. —Manifestó la pelirroja.  

 —Da igual. Estoy feliz de que logré el primer puesto.  

 —Yo también. Por poco Sala Crispino se lleva el oro. Me salvé. 

 —Lo hiciste bien Mila, como siempre. 

Era un día frío de Noviembre en Beijing, la capital de China, donde después de una dura competencia, el equipo ruso de patinaje artístico volvía a su hotel a descansar, pues dentro de dos días volverían a su nativa Rusia para seguir entrenando. Ya había pasado tiempo desde que el rubio fue a competir a Canadá, donde, por cierto, le había pateado el trasero a todos. Ahora había sido el final de la competencia por el trofeo de China, y los resultados habían sido igual de excelentes.  Ahora sólo veían la televisión y comían sin parar. Tenían permiso, pues el Grand Prix Final sería en menos de un mes, en Nagoya, Japón. 

— ¿Un brindis por dos medallas de oro?

—No beberé, si Yakov lo descubre me matará y acto seguido me va a vender en el mercado negro o algo así.

—Qué exagerado. Muy bien, tú te lo pierdes. —Mila se sirvió un poco de cerveza de lata recién comprada y la bebió con gusto. Esa noche no saldría de su hotel, más bien, festejaría un poco y dormiría bastante antes de volver a Rusia.    

—Tal vez un poco. ¿Es buena?

—Pruébala, un poco no te hará daño. 

El ruso menor bebió un sorbo e hizo una mueca amarga, devolviéndole la lata. — ¿Esto no te da asco?

—No sé, yo sólo bebo.   

— ¿No tienes algo menos alcohólico?  

—Hay latas de refresco en el mini bar, niñito. Se supone que lo es, pero está todo en chino y no entiendo nada.

 —Gracias. —Dijo, dirigiéndose hacia allá. Abrió una lata, haciendo que escapara el gas sonoramente. De pronto, su teléfono comenzó a vibrar, indicando que tenía una llamada hecha por internet. Contestó. — ¿Hola?