Tú no eras así.

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Narra Mario.

Mi madre se encontraba hablando ya con Clara y Caroline, debían de ser en verdad ellas, se conocían y trabajaban juntas.

-Mario- grito mi madre

Tuve que tomar valor y salir, tenía que mirarla después de un año de no hacerlo. Me dirigi a donde estaban ellas y evite tener cualquir tipo de contacto con ella.

-Mario, hijo mira, ellas son las recepcionistas, Clara y Caro, ellas estaran al pendiente de cualquier cosa que se te ofrezca.-

-Mucho gusto señoritas.- las salude y mire a Caro, estaba con la mirada triste.

-Clara trabajara todavía como recepcionista y Caroline como tu secretaría.- 

Al escuchar eso mi expresion facial no creo que haya sido la adecuada pero tendría que tener contacto directo con Caroline.

-Amm... Señora no podría cambiar de puesto con Clara, es que la verdad yo tengo menos tiempo que Clara y creo que ella se desempeñaría mejor en ese puesto.- 

-No creo que sea necesario, se que las dos tienen las mismas capacidades.- sonrio mi madre

-Creo que en eso tiene razón la señora.- dijo Clara -Así enfrentas los nuevos retos y enfrentas tus miedos.- en ese momento me miro -¿O no señor Ruiz?-

La miré y ella solo arqueo la ceja y esperaba una respuesta.

-Si, en eso tiene razón señorita.- dije y mire a mi madre.

-Excelente entonces desde ahorita Caro retiras todas tus cosas de recepción y las colocas en el escritorio que está a un costado de la oficina principal.- dijo mi madre.

-¿Entonces usted en donde se va a encontrar?- dijo Clara.

-Yo estaré en la oficina de organización y revisión estadística, seré como la subjefa de todo esto.- dijo mi madre. -bien entonces es momento de que nos retiremos nosotras Clara a partir de ahora Caro tendrá que estar en todos lados con Mario.-

En ese momento mi madre y Clara salieron de la sala y Caro miro solo a la puerta hasta que se cerró y nos quedamos completamente solos.

-Eres un hijo de...- la interrumpi

-Señorita quiero que modere su tono de voz y el vocabulario que utiliza conmigo..- di la media vuelta y me dirigí a la mesa de bebida.

-no puedo creer que me hayas mentido.- dijo a espaldas de mi.

-yo nunca te mentí.- dije mientras me servía un trago.

-¿No lo hiciste?- dijo enojada -Me utilizaste para saber todos los movimientos de la empresa de mi padre, y yo de tonta no me di cuenta de eso y accedí a todo contigo.-

Di la media vuelta y la vi.

-Vaya, no recuerdo que estuvieras tan baja de estatura.- tome del vaso.

-Ruiz, esto es en serio.- Me miro. 

-Tú confía en mi...- la mire -Yo estoy seguro que a futuro estarás agradecida conmigo.-

-No lo creo.- se dio media vuelta y salio de la sala.

-Quiero que estés en la oficina de inmediato.- le dije antes de que cerrara la puerta.

Cuando lo hizo solte de nuevo un suspiro, me sentí nervioso de nuevo al verla. Me sente y tome mi celular marcandole a Salma, escucharla me tranquilizaría.

-Hola.- dijo 

-Hola, si mire ando tratando de localizar a una hermosa chica, tiene tatuajes y su cabello es de colores y alborotado, no se si me pueda brindar información sobre ella.- dije.

"EL QUE SE ENAMORE PIERDE MARIO RUIZ."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora