La mejor clase

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Han pasado unos cuántos días desde que la joven Pucca se había integrado al colegio. En ese lapso tan corto, la dulce chica había logrado conseguir muchas amistades, todos los compañeros de su clase se acercaban a ella, excepto uno, que desde el primer día en que ella apareció demostró que no la quería cerca de él, o eso es lo que la joven pensaba.

—¿Cómo pude hablarle de esa manera?—

Era la primera vez que Tobe se sentía culpable al hablarle de una manera tan fría a una mujer, no lo podía entender, estaba tan acostumbrado a rechazar a cuanta chica se le acercara, pero esta vez...se sentía diferente.

—Creo que le pediré una disculpa, o ella probablemente me odiará....si, eso haré—

Salió corriendo de entre los amigos que lo rodeaban, quería saber en dónde se encontraba aquella chica, y sobre todo, si estaba sola, puesto que moriría de vergüenza si alguien viera al chico más malo de todo el colegio, pidiendo disculpas a una joven, y peor aún, una a la cuál no conoce .

Corrió por todos los pasillos del colegio, pensó que tal vez tendría su clase de natación asi que se dirigió a la piscina. Desde lo lejos, la logró ver. Su grupo de amigas la acompañaba, pero ellas quedaban opacadas por la radiante belleza que resaltaba la joven Pucca, belleza que fascinaba pero también atemorizaba al joven Tobe.

—¡Demonios!, tal vez será en otra ocasión—

Tobe estaba por darse la vuelta y regresar con su grupo de amigos, cuando la vió entrar a los vestidores, mientras sus amigas se alejaban de ahí.

—B-bien, la esperaré aquí afuera, y le pediré una gran disculpa, así ella no me odiará, y tal vez hasta podamos volvernos amigos—

Con tan solo imaginar la cercanía que habría entre ambos si entablaran una amistad lo emocionaba.


—¡Mierda! ¿qué es lo que me está sucediendo?— El joven movía su cabeza de un lado a otro, nunca le pasó por la mente el tener una amistad con una chica, y menos si está le hacía temblar el cuerpo cuando se acercaba, eso, por alguna extraña razón, lo ponía furioso.

—Me iré de aquí, esto es una idea muy estúpida, no voy a pedirle una disculpa a Puc-...—
Al momento en que el joven se retiraba, sintió de pronto como sus deseos de tenerla entre sus brazos salian disparados, al encontrarse con la joven Pucca salir de los vestidores, con su bañador puesto para la clase de natación.

Lo único que aprendí fue amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora