Esto no es amor

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—¡¿D-de dónde sacaste eso?!—

Tobe entró en pánico cuando vio aquella navaja que el había perdido esa noche, imaginaba lo peor, era muy probable que Pucca lo golpearía en ese instante, pero no fue así.

—Es un poco raro, encontré esta navaja en mi cama, yo no suelo usar estas cosas, así que, ¿Por que no te la quedas?—

Pucca extendió su brazo ofreciéndole a Tobe su propia navaja, el la tomó entre su mano temblorosa, pero por un momento se sintió aliviado, pues al parecer ella no sabía absolutamente nada.

—G-gracias, Pucca...es un gran regalo, aunque...¿En verdad no sabes como llegó hasta tu cama?—

Tobe quería estar completamente seguro de que Pucca no supiera lo que sucedió aquella noche.

—Pues, veras, yo...—

—¡Pucca!—

La joven fue interrumpida cuando escuchó que alguien la llamaba desde lo lejos. Era Garu, y por la expresión de su cara se notaba muy molesto.

—Tobe, tengo que ir a hablar con él—

—Pero, Pucca...esta bien, si algo sucede aquí estaré—

La joven se levantó rápidamente del césped y corrió en dirección a Garu, este, al tenerla frente a el, la tomo bruscamente del brazo y caminaron hasta ocultarse detrás de unos árboles.

—¡Te he estado buscando! ¿Que haces con este estúpido? Aquí esta muy solitario, ¡¿Que pensaban hacer?!—

—Espera Garu, deja que te explique, no es lo que tu piensas, solo estábamos almorzando Tobe y yo—

—¡Te dije que te mantuvieras lejos de ese imbécil! ¿Él te trajo aquí verdad?—

Los ojos de Garu expresaban mucho odio por lo que Pucca había hecho.

—En realidad, yo lo invit-...—

Pucca no pudo terminar de hablar, solo sintió una mano golpeándola en una de sus mejillas,haciéndola caer al suelo.

—Espero y no vuelvas a desobedecerme, no quiero que vuelvas a ver a ese tipo—

—¡...!—
Pucca estaba en shock, Garu nunca le había puesto una mano encima, su mejilla aun ardía de dolor, su boca no era capaz de hacer tan siquiera un sonido, así que solo asintió con la cabeza.
En ese momento Garu se daba la vuelta, alejándose de la pobre chica que comenzó a llorar en silencio.

Lo único que aprendí fue amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora