Al fin solos

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Tobe se acercaba hacia la dirección para recibír otro reporte más, se sentó  en una de las sillas de afuera y espero con mucha paciencia.

—¿Qué es lo que me dirán esta vez? Espero y sea algo nuevo y no sus estupideces de "eres el alumno más problemático que hemos tenido en este colegio"— decía para sí el joven Tobe —o tal vez dirán que mi expediente tiene tantos reportes que no aguantará uno más— al decir eso Tobe comenzó a reirse.

—Vaya que sí lo creo— una voz femenina se escuchó desde el pasillo. Cuando Tobe giró la cabeza su corazón comenzó a latir rápidamente, era Pucca, quién se acercaba hacia él y tomaba asiento, justo a su lado.

—¡P-pucca! ¿Q-qué estas haciendo aqui?— Tobe no podía evitar hablar de manera muy torpe y que sus mejillas se sonrojaran.

—me dirigía al sanitario pero creí que sería buena idea pasar a saludarte— al decir esto Pucca se acomodaba su uniforme, como toda una dama.

—Que extraño, pensé que ya no me querias cerca de tí, me lo dijiste hace unos dias— respondió el joven con una expresión de molestia en su rostro, aunque en el fondo le dolia recordar ese momento.

—Si, reconozco lo que dije, por eso, he venido a....disculparme— la hermosa chica no pudo evitar sonrojarse y mirar hacia sus zapatos. Cuando Tobe escuchó eso sintió que el corazón le brincaba tanto que se le escaparia del pecho. Intentó tranquilizarse.

—¿Q-qué dices? ¿disculparte?—

—S-sí, desde que llegue aquí ambos hemos tenido problemas y bueno, aunque fue un malentendido me defendiste y te lo agradezcó, así que....¿a-aceptas mis disculpas?— la joven levantó su rostro y lo miró a los ojos, al hacerlo Tobe quedó fascinado, su cara deslumbraba una radiante inocencia, no pudó evitar aprovecharse un poco.

—Bien, te disculparé solo si me haces un favor— Dijó Tobe con una sonrisa se oreja a oreja.

—¿U-un favor? Creo que puedo intentarlo.....¿qué es lo que quieres?— Pucca se ponía cada vez más nerviosa, no sabía lo que él le podía pedir a ella, ambos apenas y se conocian.

—Genial, te perdonaré si me das un beso en la marca que me dejaste con tu golpe— Tobe se acercó a ella y le señaló su labio inferior lástimado.

Lo único que aprendí fue amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora