Crazy for you

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¡Hey hey hey!
Antes de que continúes, esta parte tiene contenido solo para adultos altamente gráfico, así que si decides leerlo es bajo tu responsabilidad, gracias 😄💕
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—¿Qué acabas de decir?—

Tobe se dió la vuelta hacia Pucca y la miró con los ojos muy abiertos, la chica rió un poco y después continuó.

—Tobe, siempre supe que esa navaja era tuya, y además, también se sobre la noche en que viniste ya que fingía que dormía, pero escuche cada palabra que dijiste—

Tobe se quedó congelado, no sabia que decir, estaba avergonzado.

—S-si vas a golpearme, hazlo ya—

Tobe cerró los ojos, esperando un puñetazo en su cara, pero, nada, Pucca ni siquiera levanto su mano.

—¿por que debería golpearte? Aquella noche no solo me hiciste sentir segura en tus brazos y cantarme, sino que también me confesaste tus verdaderos sentimientos—

—Eh yo... no se que decir, Pucca, estoy muy apenado—

—No tienes por que, Tobe, por que... tu también me gustas mucho—

El chico no podía creer lo que escuchaba, Pucca, la chica que lo tenía a sus pies, gustaba de él.

—¡¿E-en serio?!—

Dijo Tobe emocionado, pero después su felicidad decayó.

—N-no puede ser, eso lo dices por lo que te paso con Garu...—

Pucca lo miró con confusión, suspiro y después se acerco a él.

—En verdad eres un tonto, te voy a demostrar que no miento—

En eso, Pucca tomo el rostro de Tobe entre sus manos y le propino un dulce beso en los labios. Tobe estaba en shock, los labios de Pucca eran tan suaves y tenían un sabor exquisito a fresa. No pudo evitar abrazarla por la cintura y acercarla a su cuerpo. El beso fue tan largo que Pucca se separó solo por un instante pues necesitaba tomar un poco de aire
—¿Crees que te besaría si no me gustaras?—

Sonrió la dulce chica sin dejar de mirarle a los ojos. Tobe rió y negó con la cabeza.

—No sabes cuanto he deseado que esto suceda... Pucca—

Tobe no pudo aguantar más y se apoderó de los labios de Pucca de nuevo, quién no se negó y le correspondió. Sus besos tronados se volvían cada vez más intensos, Tobe quería probar el néctar de esa dulce boca aún más, así que con su lengua abrió paso entre los labios acorazonados de Pucca, quién se sorprendió por tal acto, pero no lo detuvo.
Sus lenguas se encontraron y comenzaron a acariciarse una a la otra, aunque Pucca lo hacia con bastante torpeza, pues nunca había dado un beso tan apasionado en su vida.

—Es tu primer beso francés, ¿no es así?—

Rió Tobe mientras le acariciaba lentamente su espalda.

—S-si... pero, no quiero que seas el primero solo en eso—

Pucca al decir esto comenzó a levantar lentamente el camisón de su pijama dejando al desnudo sus hermosos pechos, lo que hizo que el cerebro de Tobe dejara de funcionar, estaba hipnotizado por lo que había escuchado y también por lo que veía.

—P-pucca, ¿estas segura?—

Tobe no quería detenerse, pero prefería eso a lastimarla.

—Muy segura, Tobe...—

esas palabras dieron la luz verde a Tobe quién perdió los estribos y acostó a la joven en la cama, sus manos comenzaron a pasearse sobre su cuello y después sobre sus senos firmes, al tocarlos, se percató que eran mucho más grandes de lo que el creía, su paladar tenía la sensación de probarlos y así lo hizo, sus labios comenzaron a acariciar la suave piel de sus pechos hasta llegar a sus rosados pezones y saborearlos con su lengua.

—¡Mmmh! —

Pucca sintió una extraña sensación, sus pechos comenzaban a sentirse muy sensibles y no pudo evitar soltar un leve gemido, el cuál volvió loco a Tobe y no se detuvo en comenzar a chupar los pezones de la dulce chica, los cuales comenzaban a endurecerse por esa húmeda estimulación.

—Tus botones son tan deliciosos—

Jadeo Tobe mientras la besaba entre sus pechos y bajaba por su abdomen.

—N-no digas eso, e-es tan vergonzoso— Gimió Pucca.

—Pero es verdad, y aún falta el mejor—
Tobe llegó hasta el vientre de la chica y comenzó a besarlo y lamerlo mientras le bajaba su ropa interior con las manos.

—E-espera...no me digas que harás eso...—

—¿Que cosa?—

Sonrió de lado Tobe.

—¿esto?—

En eso, el joven bajo sus labios hasta los genitales de Pucca y comenzó a besarlos.

—¡Ahhh! N-no, Tobe, me da mucha vergüenza, Ahh! Por favor para... —

Pucca intentó cerrar sus piernas pero Tobe la detuvo con sus manos.

—Pero, ¿por qué? Si sabes tan bien—

Tobe comenzó a lamer el pequeño botón de placer de la chica con la punta de su lengua.

—Me encanta verte retorcer de vergüenza—

—¡T-tonto! Ahh!!!—

La cadera de Pucca se movía con cada caricia húmeda de Tobe, era tan placentero, pero se sentía muy apenada también, hasta que vio a Tobe subir hasta su cuello y besarlo, ahora sus dedos eran los que acariciaban su entrada

—Pucca, eres un deleite—

Le susurró Tobe en el oído que después lamió con su lengua.

—¡Mmhh!—

La lujuria se estaba apoderando del cuerpo de Pucca, quién ya no tenía pensamientos propios y comenzó a desvestir al joven. Al ver su abdomen tan bien marcado y lleno de cicatrices no lo dudo y comenzó a besarlo lentamente.

—Ahh...—

Tobe soltó un leve gemido, esos labios lo volvían todo un animal. Pucca continuó explorando su cuerpo con su boca, mientras sus manos acariciaban su entrepierna.

—Ohh, joder...—

Maldijo Tobe, su miembro se endurecía en cada tacto, quería tomar a Pucca ya mismo, pero no quería arruinar el momento así que decidió ser paciente.

Pucca bajo hasta llegar al miembro de Tobe, se podía notar como este palpitaba debajo del bóxer, nunca había hecho un oral en su vida, tenía miedo.

—N-no tienes que hacerlo si no quieres, Pucca—

Tobe le acaricio una de sus mejillas a la chica, no quería obligarla a hacer algo que a ella no le gustara, pero su sorpresa fue grande cuando ella le respondió.

—N-no, quiero hacerlo—

Pucca no lo dudo mas y bajo el bóxer de Tobe dejando su miembro expuesto, ella al verlo se sorprendió, era tan grande, Tobe se sintió halagado, pero después comenzó a gemir cuando Pucca empezó a acariciarlo con su lengua, era tan cálida, y sus labios tan suaves, estaba despertando su lado más salvaje, sentía que estaba a punto de acabar así que separó a Pucca de su entrepierna.

—Pucca, no puedo más, necesito hacerte mía...—

Lo único que aprendí fue amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora