Hermosa vista

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El dia de clases habia terminado. Entre todos los jovenes que salian del colegio Pucca buscaba a Tobe con la mirada, su detención ya se había terminado hace apenas unas horas, pero el no entró a las clases que le faltaban.
-¿dónde podrá estar?- Pucca caminaba en circulos, comenzaba a sentirse un poco impaciente.
Mientras tanto, Tobe la observaba trepado desde un árbol, se sentía muy feliz de que ella lo esperara hasta el final del día como se lo propusó, pero quería admirarla sin que la joven se diera cuenta.
De pronto, una rafaga de viento atacó por toda la zona, Tobe se cubría su rostro para que este no le golpeara la cara, y quedó fascinado al ver la escena.
-¡Kyaaa! ¡estúpido viento!- Pucca fue atacada por aquel viento que levantó la falda de su uniforme, mostrando sus hermosas piernas y glúteos, muy bien marcados y acompañados de una linda pantie blanca.

Mientras ella luchaba por mantener su falda abajo, Tobe tenía un ataque en el corazón, su cuerpo sudaba y el rostro lo tenía tornado de color rojo, su nariz estaba a punto de sangrar, se sentía como un lobo hambriento, ya que casi estaba a punto d...

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Mientras ella luchaba por mantener su falda abajo, Tobe tenía un ataque en el corazón, su cuerpo sudaba y el rostro lo tenía tornado de color rojo, su nariz estaba a punto de sangrar, se sentía como un lobo hambriento, ya que casi estaba a punto de aullar por aquel cuerpo escultural que mostraba sus encantos frente a sus ojos.
De pronto toda esa lujuria y deseo en su cuerpo lo hizo caer del árbol, para su suerte cayó sobre los arbustos los cuales amortiguaron el golpe.
Pucca escuchó un ruido detrás de ella y vió los arbustos sacudirse, corrió hacia ellos y miró a Tobe, el cuál aún estaba en shock por lo que había visto.
-¡Tobe! ¿Que ocurrió? ¿Te encuentras bien?- Le preguntaba Pucca con preocupación, pero el joven aún seguía en su mundo, de su boca solo salieron unas cuantas palabras.

-S-son blancos...que sexy, y esas piernas....-
Al escuchar eso Pucca se sonrojó y comenzó a golpearlo, bajándolo de su nube.
-¡Kyaaaaa! ¡estúpido pervertido! ¡No vuelvas a mirarme el trasero!-

-¡Aghhh! ¡eso duele, no fue culpa mía!-
Y así fue como los dos jóvenes volvieron a estar juntos en un divertido encuentro.

Lo único que aprendí fue amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora