Cerezos

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Comenzaba un hermoso día en la aldea Sooga, los estudiantes del colegio estaban a punto de comenzar sus clases, normalmente Tobe solía maldecir sobre otro maldito día de escuela, pero estaba vez todo fue diferente, solo se quedaba en su pupitre mirando hacia la puerta, esperando a que su amor llegará con esa aura tan tranquila que lo volvía loco.
Al ver a Pucca entrar, soltó un gran suspiro, parecía un tonto, un tonto que estaba perdidamente enamorado de tan dulce chica.
La joven camino hasta su pupitre y saludó a Tobe con una gran sonrisa

—Buenos días Tobe—

—Ah! B-buenos días!— El pobre aún no podía fingir su nerviosismo cuando ella se le acercaba.

—Hoy es un bello día para comenzar la semana, no te parece?—

—Si, es muy bonito—

—Hoy tienes planes? Me gustaría invitarte a almorzar juntos, que dices?—

Cuando escuchó eso, Tobe se sorprendió, Pucca estaba siendo muy amable con él, era un tanto extraño.

—Invitarme a mi?— Tobe se cruzó de brazos —Por que motivo, Pequeña?—

—Pues...— Pucca no pudo evitar sonrojarse cuando Tobe le hizo tal pregunta, y más cuando le llamó "pequeña" —Quería devolverte el favor ya que aquel día me acompañaste hasta mi casa, claro que si no quieres puedo invitar a otra persona—

—NO!— Tobe se levantó de su asiento alzando la voz, hasta que notó que todos lo miraban y volvió a sentarse tosiendo levemente.

—Es decir, acepto tu invitación, después de todo, te hice un gran favor aquella vez, ya sabes, hay muchos depravados por la aldea—

—Genial! Entonces después de clases iremos a los cerezos del colegio—

—Suena bien— Tobe le sonrió a la chica y en su mente no pensaba mas que en ese tan lindo momento donde volvería a estar a solas con Pucca, aunque admitió que ella no debió decírselo en ese momento pues el tiempo de espera pasaría muy lento.
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Después de esperar mucho, por fin llegó la hora, Tobe y Pucca salieron del salón de clases y ambos fueron hasta los cerezos, se sentaron en el césped y después de compartir el almuerzo se recostaron para descansar un poco, en esos momentos Tobe er...

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Después de esperar mucho, por fin llegó la hora, Tobe y Pucca salieron del salón de clases y ambos fueron hasta los cerezos, se sentaron en el césped y después de compartir el almuerzo se recostaron para descansar un poco, en esos momentos Tobe era muy feliz, nunca se había sentido así con otra chica, solo con la bella Pucca.

—Es tan relajante recostarse y no hacer nada— Tobe lanzó un gran suspiro y Pucca asintió.

—Y es mucho mejor cuando tienes a alguien que te hace compañía en un momento así— Dijo Pucca mientras miraba el cielo, Tobe se emociono al escuchar las palabras de la dulce chica, por fin sentía que comenzaba a ser alguien importante para ella. Le hubiera gustado darle una rama del cerezo en el que se encontraban para que ella pudiera disfrutar de sus flores, pero aquella noche notó que había perdido su navaja, tal vez debió caerse mientras el corría de vuelta a su casa, pero que más daba, era una simple navaja.

Sabes? —habló Pucca haciéndolo volver a la realidad —Me gustaría tomar algunas flores de este gran árbol, podrías ayudarme, Tobe?— Mientras le hacía la pregunta Pucca le suplicaba con sus ojos de cachorro.

—C-claro que si, como digas—
Tobe impulsado por sus hermosos ojos de la chica, se levantó como un resorte —Trataré de romper una rama del árbol con mis manos—

—Oh! No te preocupes, tengo esto, lo encontré hace unos días, quizá te ayude— Mientras decía esto, Pucca sacó del bolsillo de su suéter, la navaja que Tobe había extraviado.

Lo único que aprendí fue amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora