Tu eres mi consuelo

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La noche era oscura y fría, la luz de la luna no lograba iluminar la aldea por las nubes negras que se lo impedían, una noche bastante triste, añadiendo también a la pobre Pucca que lloraba una vez más sobre su almohada, que era su único consuelo todas las noches

—Soy una estúpida, por qué sigo amándolo si el me ha lastimado tanto—

La chica hablaba consigo misma mientras limpiaba sus lágrimas, ya no quería continuar con la supuesta relación que tenía con Garu, podía aguantar verlo coquetear con otras chicas, humillarla frente a todos o incluso el que él la evitará, pero un golpe jamás podría perdonarselo a nadie.
En ese instante escucho un ruido que venía desde la ventana, se levantó con rapidez y corrió hacia ella, llegó a creer que tal vez era Garu quién venía a verla para disculparse, pero al abrir la ventana su sorpresa fue aún más grande: era Tobe quién la estaba visitando.

—T-tobe, q-que estas haciendo aquí? —

—Eh...veras yo...—

Tobe no pudo evitar sonrojarse y tartamudear, tenía miedo por lo que estaba a punto de hacer, pero era ahora o nunca.

—No volví a verte desde esta mañana a la hora del almuerzo, te fuiste sin decir nada y además no entraste a clases, tampoco te vi al final del día, y quería saber como estabas—

Pucca sintió un estremecimiento en el corazón, Garu nunca se había preocupado así por ella, y aunque lo hubiera hecho, pensó que no sentiría lo mismo que con Tobe.

—G-gracias por preocuparte, la verdad yo, tuve que irme por que...—

—Qué te paso en el rostro?—

Tobe logró ver el pequeño golpe que tenía Pucca en su mejilla.

—Ehhh...me caí, me caí y me golpee en el rostro—

—Pucca, no mientas—

La interrumpió Tobe —Se que ese golpe te lo hizo Garu—

Pucca se petrificó al escuchar esas palabras

—N-no, es verdad que me caí—

—Todos en el colegio saben lo que pasó, y honestamente...—

Tobe tomó un poco de aire y continuó

—Me preocupe mucho al no saber nada de ti—

—Tobe...—

La joven se sonrojo, Tobe, el chico malo del colegio, el pandillero de la aldea, se estaba preocupando por ella.

—Lo siento...es verdad que Garu me hizo esto, pero, es la primera vez, el no me ha golpeado antes—

Tobe lanzó un suspiro de decepción y miro a la chica con los ojos serios.

—Aunque sea una vez, Pucca, a una mujer no se le golpea nunca—

Tobe tenía razón, el podía ser un delincuente, borracho y mujeriego, más sin embargo el jamás llegó a ponerle una mano encima a una mujer aunque esta se lo mereciera.

—¿Sabes Pucca? Podrán decir lo peor de mí, pero jamás escucharas que yo hice algo como Garu, quién en mi opinión, es un tonto, por no valorar a una chica tan linda, inteligente y alegre como tú—

Pucca sonrió al escuchar las dulces palabras que Tobe decía de ella, hizo que se olvidara de Garu, en ese momento, en sus ojos solo miraba al chico rudo con su cicatriz en el rostro.

—G-gracias por hacerme sentir mejor Tobe—

En ese instante, Pucca se lanzó hacia él y lo abrazo con ternura, sus brazos de Tobe eran grandes y cálidos, no quería apartarse de ellos.

Por el otro lado, Tobe estaba brincando de emoción por dentro, y sin pensarlo dos veces le devolvió el abrazo a Pucca, un abrazo lleno de amor y al mismo tiempo deseo, pues su cuerpo era tan pequeño y frágil, que estaba volviéndolo loco. Lo mejor era retirarse, Pucca necesitaba descansar y confesar sus sentimientos no era buena idea en un momento así.

—Será mejor que me vaya, Pucca—

Tobe se separó lentamente de ella y se giró hacia la ventana, pero Pucca lo detuvo con su mano tomándolo de su camisa.

—No te vayas...— Suplicó la dulce chica.

—Tengo que hacerlo, si tus tíos me descubren me matarían—

—Ellos no están ahora, quiero que estés conmigo, pero esta vez no olvides llevarte tu navaja—

Lo único que aprendí fue amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora