Prefacio

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Podía sentir como sus lágrimas se mezclaban con las gotas de lluvia.

Miró a su alrededor y distinguió a varias personas, conocidas y desconocidas. Ella estaba en un rincón, alejada de todos ellos, revolcándose en su dolor.

Vio cómo su tía se acercaba al cajón y echaba un puñado de tierra, llorando desconsoladamente. Todos comenzaron a rezar a pedido del cura que se encontraba allí. Pero ella no, no mientras veía como tres hombres, entre ellos, su tío; tapaban el cajón que contenía a su prima. No pudo evitar sentir la ira arremolinándose en su interior, sentía una gran impotencia; aun así, eso no cambiaba nada.

Hasta ahora no podía entender el motivo por el cual su prima se había quitado la vida. Katelyn era tan risueña y llena de vida que a todos les desconcertó el haber recibido la fatídica noticia de que se había suicidado. Ella solo podía aferrarse a una cosa.

De pronto, lo divisó frente a la ahora reciente tumba, llevaba un paraguas y vestía de negro. Pasó desapercibido por todos, menos por ella.

Cerró sus manos en puños y era vagamente consciente de que se hacía daño con sus propias uñas. Quería ir donde él se encontraba y gritarle, luego golpearlo y si fuera posible, que él ocupara el lugar de su prima, y se encontrara a 3 metros bajo el suelo.

Lo siguió con la mirada cuando se acercó a sus tíos y les dio el pésame, ellos agradecieron el gesto y le dieron la mano. No podía creer lo hipócrita que podía llegar a ser una persona.

Sintió el nudo en su garganta incrementarse y volvió su mirada a la tumba a la cual ahora le ponían una lápida blanca, que citaba la fecha de nacimiento y defunción de Katelyn. Instantes después, todos se acercaban y uno a uno dejaban rosas de color turquesa en su tumba. Ella no podía ni quería moverse, y nadie reparó en ello.

Aquel idiota se acercó y puso la rosa, miró la lápida y depositó un beso en sus dedos índice y corazón, para luego ponerlo en la fecha de defunción. Ella sintió su estómago revolverse y decidida a poner fin a su falso pesar, dio unos cuantos pasos en su dirección, pero recordó a Katelyn.

»Él es tan perfecto, su rostro, sus ojos, su sonrisa... es el chico de mis sueños.

»Me habló y me dijo que era hermosa, mañana tendré una cita con él.

Recordó todas las veces que le había hablado de él, su enorme sonrisa, sus ojos brillantes, sus grititos de felicidad.

Lo miró una vez más y supo que no serviría de nada que vaya a enfrentarse a él, no serviría de nada porque no traería a su prima de vuelta, nada la traería de vuelta; pero no iba permitir que su muerte quedara así. Katelyn había sufrido y ella haría algo, cualquier cosa. Se lo prometió, mirando fijamente al culpable de todo...

Mirando a Harry Styles.


NOVELA ORIGINAL

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Novela registrada en Safe Creative 2014


Behind enemy lines © |h. s. & j. t.| BORRADOR RESUBIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora