Capítulo 2

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Entro al establecimiento que odio momentáneamente y respiro profundamente, no puedo negar que ahora mismo estoy muriéndome de los nervios.

Nunca he sido una chica muy sociable y segura por lo que no puedo evitar que las preguntas "¿haré amigos?, ¿les caeré bien a todos?" vengan a mi mente. 

—Basta —me digo interiormente—. Deja de comportarte como si fueras una hijita de papi, iras a tus clases y actuaras normal, ¡no tienes que tener miedo! —me doy una bofetada mentalmente y suspiro.

Si puedo hacer esto, solo tengo que ser sociable, caerle bien a los profesores y alejar a todos los chicos que en este instante me devoran con la mirada. Sencillo (!). 

Me dirijo a mi casillero, que es el 127, lo abro y meto mis libros para después chequear mi horario. Supuestamente me toca biología, cierro el casillero y me dirijo a dicha clase.

Soy el blanco de todas las miradas en el pasillo y no puedo evitar sentirme incómoda, sigo mi camino y siento mi celular vibrar, lo saco de mi mochila y reanudo el paso. 

“Llegare muy tarde hoy, te deje dinero en la mesa para tu comida, cuídate. Papá"

Estoy a punto de contestar el mensaje pero me choco con alguien haciendo que mi celular caiga al suelo.

—Mierda —decimos al unísono, no alcanzo a mirar con quien me he chocado ya que me agacho para recoger mi celular, nos golpeamos la cabeza y decimos de nuevo—. Mierda.

Ambos estamos arrodillados en el piso y cuando levanto la mirada me encuentro con unos ojos realmente...pero ¡qué demonios! No, no y no. Tiene unos ojos normales y punto.

Él me sonríe y yo me paro bruscamente, él también lo hace y abre la boca para hablar, yo lo interrumpo con un " Disculpa" y paso por su lado sin mirarlo, camino unos metros más y encuentro mi clase, volteo para verlo y él sigue en el mismo lugar, nuestras miradas se encuentran y él me regala una sonrisa—demasiado bonita debo agregar—¡maldita sea! Sacudo la cabeza desechando esos pensamientos y le frunzo el ceño. Entro echando chispas a clase.

Encuentro un asiento al fondo de la clase y me siento, saco de mi mochila mi respectivo cuaderno y libro de biología, los acomodo en mi carpeta y luego saco un lápiz, sin darme cuenta me lo llevo a la boca y lo comienzo a morder.

"El chico del pasillo era muy atractivo “dice mi subconsciente.

“No era tan atractivo que digamos" respondo.

"Oh si lo era y lo sabes, estabas babeando por él" me contraataca.

 “No estaba babeando por él, además he venido aquí a estudiar, no a interactuar con el sexo opuesto" digo y le pongo punto final a mi discusión interna.

Ese chico, malditos ojos, maldita sonrisa; sí, era guapo pero no quiero saber nada de las relaciones, ya me rompieron el corazón una vez y con una vez en toda mi vida basta. Soy algo radical pero no me gustaría meter más problemas a mi vida. Prefiero estar sola, siempre estuve sola, mi mamá me abandonó dejándome sola con mi papá y con mi hermano, papá trabaja todo el día y solo lo veo 2 o 3 horas en las noches; mi hermano, bueno no se comporta como si fuera mi hermano. 

La única que me hacía sentir en familia era mi prima Katelyn, ella siempre me sacaba una sonrisa y estuvo en los momentos más difíciles que viví, ella llenaba el vacío que sentía- siento - y ahora ya no está más. Nunca he sido una chica cariñosa o afectiva, simplemente no lo soy porque no me nace, ¿cómo dar algo que a mí nunca me dieron en abundancia?

—¿Me puedo sentar aquí? —pregunta tímidamente un chica, dejo de morder el lápiz y la observo;  es muy bonita, su cabello es rubio y  despeinado, sus ojos son celestes y grandes, lo que le da un aspecto aniñado.

—Em...claro puedes sentarte, está vacío —digo algo indecisa al principio.

—Esto de ser nueva a mitad de año es exasperante —susurra ella más para sí misma que para mí mientras se sienta a mi lado, salto de alegría en mi asiento, al menos no soy la única nueva.

—¿Eres nueva? —pregunto ilusionada esperando un sí.

—Sí... —no la dejo terminar y suelto casi en un grito—. ¡Yo también! —ella me mira incrédula, luego sorprendida y por ultimo feliz.

—No soy la única, ¡qué felicidad! —dice dramatizando y con una sonrisa enorme en el rostro.

Pasamos la primera clase haciéndonos las preguntas más comunes como: ¿cómo te llamas?, ¿de qué preparatoria vienes?, ¿por qué te cambiaste?, etc. Le conté porque me cambie pero que ahora era algo estúpido porque mi prima ya no estaba y ella me dio el típico "lo siento", ella era una chica realmente transparente y aunque era algo apresurado ya la consideraba mi amiga.

Salimos de la clase cuando tocó el cambio de hora y revisamos nuestro horarios, la mayoría de cursos nos tocaban juntas y estábamos felices, realmente me empezaba a sentir cómoda en aquel establecimiento llamado preparatoria.

En la segunda y tercera hora la pasamos haciendo comentarios sarcásticos acerca de los profesores que lucían realmente como ogros.

—Señorita Thrilwall, estamos en clase no en el receso así que guarde silencio —gruñe el profesor de lengua y dejo de reírme, el muy maldito se ha encaprichado conmigo en mi primer día, solo porque cuando me pregunto algo, yo le respondí y dije mal su nombre y todos en la clase se rieron, él estaba bastante avergonzado pero yo no lo hice apropósito y él piensa que sí. 

—Por eso no debes reírte muy fuerte —dice Perrie con una sonrisa burlona en la cara, si no fuera nueva al igual que yo y no nos hubiéramos hecho amigas, la habría mandado a volar.

—No entiendo por qué no te dice nada a ti, te reías más fuerte que yo —digo susurrando, no quiero otra llamada de atención.

—¿Quién le dijo profesor Shit? —pregunta alzando ambas cejas y luego sacándome la lengua, bien, yo lo había llamado así, pero no tenía la culpa de que su apellido fuera tan difícil de pronunciar y que se pareciera a la mala palabra mierda en inglés.

—Yo —digo resignada.

Solo espero que el profesor Sheeht se olvide pronto de esto, no quiero pasar el resto de mis días soportando a un viejo gruñón.

El cambio de hora suena y todos nos paramos dispuestos a irnos, recojo mis cosas al igual que Perrie y ambas nos encaminamos a la salida, toca receso y después tenemos otra clase más juntas, la última del día que compartiré con ella.

—Señorita Thrilwall, usted se queda —dice el Prof. Sheeht desinteresadamente mientras hojea un libro que tiene en su escritorio—. Señorita Edwards váyase y no la espere porque pasara el receso aquí —dice y mi mandíbula se abre hasta el suelo, no literalmente pero estoy en estado de shock, 45 minutos soportando al Prof. Shit, sí, ¡profesor mierda!

Perrie me dirige una mirada de lástima y se marcha, yo me acerco al gruñón que tengo como profesor y lo miro expectante, esperando mi castigo o que el cielo caiga sobre mí.

Behind enemy lines © |h. s. & j. t.| BORRADOR RESUBIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora