Capítulo 21

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El tiempo pasa tan rápido y lento al mismo tiempo.

Alguna vez fui una niña llena de sueños y amor, mis preocupaciones eran acerca de si me iba a gustar la comida del almuerzo o no, mi hermano era un niño berrinchudo que peleaba conmigo por la atención de mamá, y mi familia estaba en una sola pieza.

Quizá lo recuerdo así porque era pequeña, quizá solo me queda recordarlo así para no torturarme.

¿Pero no me estoy torturando de todas formas al recordar?

Alguna vez fui una adolescente que pensaba en rosas y creía, aunque no quisiera admitirlo, en el amor.

Creí en sus palabras, le creí a él, ¿cuál fue el resultado? Un corazón roto. Y ojalá hubiese sido el suyo.

Quizás por eso también detestaba a Harry, su actitud, me lo recordaba tanto, a veces, me lo recuerda tanto…

—Soy consciente de que me deseas pero por favor, no me mires tanto que me gasto —pronuncia Harry divertido y ruedo los ojos.

—No te estaba mirando, Harold —lo llamo como no le gusta que lo llamen y él hace un puchero.

No, Harry no es como Liam, Harry es peor, en un sentido diferente, o algo así.

— ¿Vamos? —La exasperada voz de Perrie se hace presente y Harry cierra su cuaderno, lo mete en su mochila y se levanta.

— ¿Vienes? —pregunta Harry y niego con la cabeza, hoy no estoy de humor para sentarme en el grupo de los populares, demasiadas voces chillonas de las porristas y demasiada testosterona de los chicos.

—Jade —empieza Perrie tomando una profunda inspiración—, ¡no me puedes dejar sola con esas! —chilla parándose frente a mi pupitre y apoyando sus manos a ambos lados, como si estuviera acorralándome.

Me encojo de hombros. —No vas a estar sola, va a estar allí tu Zayn y el neandertal que está a tu lado —señalo obvia y ella frunce el ceño, Harry también.

—Yo no soy un neandertal, miedosa —declara él y lo miro mal.

—No tengo miedo.

—Entonces, ¿por qué no quieres venir? —inquiere Perrie y abro la boca para decir alguna excusa creíble, pero nada sale de mis labios.

—Miedosa —afirma Harry señalándome con su dedo índice y frunzo los labios.

—No puedo ir, tengo que ir a la biblioteca a por un libro, además no tengo hambre, y —señalo a Harry—, ¿quién gritó como si estuvieran matándolo cuando vio a una cucaracha? —le hago recordar el bochornoso momento en el que fuimos junto a Perrie y Zayn a un restaurant campestre y él se sonroja, solo un poco.

Perrie suelta una pequeña risita al recordar aquello y yo también lo hago.

—Dijo que no quería venir, vámonos, cuñada —dice Harry tomando a Perrie del brazo y ella me mira un segundo antes de ceder y salir del salón. No me sorprende que haya accedido tan rápido, después de todo, la denominación “cuñada” siempre la hace feliz, viniendo de Harry por supuesto.

Guardo mis cosas en mi mochila y me dirijo a la biblioteca, era verdad que tenía que ir, aunque no precisamente por un libro.

Apenas entro, lo veo sentado en su habitual mesa, y con el mismo libro con tapa negra de siempre.

Camino hasta donde está, no sin antes saludar a la bibliotecaria y coger un libro al azar.

—Sé que estás ahí y sé que me estás mirando, ¿no puedes solo sentarte? —sus ojos cafés me observan por encima del libro y rio poniendo mi mochila en el suelo, cojo la silla libre frente a él y me siento.

Behind enemy lines © |h. s. & j. t.| BORRADOR RESUBIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora