La llamada de Delilah en la madrugada me despertó; escuché su voz alarmada, llena de pánico, la cual infundía miedo.
Delilah me dijo que su mano izquierda se había tensado demasiado y se inflamó, ella había estado ensayando intensamente desde la tarde.
Por supuesto que lo siguiente que hice fue acompañarla a aquellas horas al hospital, donde la atendieron y relajaron sus músculos. Dijeron que estuvo a punto de sufrir una tendinitis, aquello resultaba un problema común, pero que constituía un verdadero peligro entre los músicos; de acuerdo al grado, puede llegar a dejar a un ejecutante sin tocar por el resto de su vida.
Salimos de ahí con unos cuantos medicamentos y con una Delilah desconcertada; esa noche pasó la noche en mi casa, sus padres la dejaron y yo simplemente traté de consolarla. Se había sobre esforzado demasiado, pero la entendía, pues es el anhelo de todo músico poder alcanzar la perfección, pero muchas veces, eso conlleva un gran riesgo...
Nos quedamos abrazadas en mi cama después de haber platicado y llorado un poco.
Cuánto me dolía verla de esa manera, decaída por haber tratado de hacerlo lo mejor posible; para mi ella era toda la perfección, siempre la vi tan alegre y llena de vida...siempre tan hermosa, su forma de tocar y su inteligencia fueron algo que noté en ella desde que la conocí; cuando me enamoré. Claro estaba que esa forma de tocar la había aprendido en base a exigencias suyas para cumplir su propósito: Lograr una interpretación inigualable y perfecta.
No la juzgaba, jamás podría hacerlo, puesto que la amaba y apoyaba en todo lo que ella hiciera, es solo que me partía el alma verla así. Además, yo también era exigente conmigo, por supuesto que la entendía, solo quería que tratara de tocar más relajada.
Afortunadamente no tuvo una lesión grave, pero temía que en otra ocasión se volviera a lastimar, ojalá aquello fuera un mal pensamiento y jamás ocurriera.
...
Verla y obsequiarle cosas me hace feliz; me hace feliz ver su reacción de alegría. Antes, quería obsequiarle muchas cosas, pero ella me ganó; y por un momento me sentí conforme, estaba equivocada., pues ¿cuánto tiempo no la había anhelado a mi lado? ¿Poderla abrazar y hablarle como más que una persona a la que admiraba? Había olvidado que fantaseaba con regalarle cosas. De alguna forma, el suceso con su "lesión" me hizo tratar de hacerla feliz para que olvidara todo lo que la agobiaba con la práctica.
Todos los días le regalaba algo; flores, le escribía cartas, chocolates, de vez en cuando compraba libros para ella también. Verla sonreír hace que estalle, las pequeñas cosas de ella me provocan amarla aún más; no sé cómo todo aquello puede ser posible. Jamás imaginé llegar a querer de tal forma a alguien, y estaba realmente agradecida de que fuera Delilah a la que yo le daba todo mi amor.
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Sweet Melodies
RomanceTu voz es mi más dulce melodía... La música de Delilah enamoró a Blaire.