¿Cómo dices? [En Edición]

XXIX

Cuando llegaron Samantha comenzó a gritar al ver el anillo, Remus y Regulus abrazaron a Harry, felicitando a Tom y James y Sirius comenzaron a hacer bromas al respecto. Narcissa había sacado una cámara mágica que había comprado esa misma tarde y comenzó a hacer fotos mientras Lucius y Draco intentaban calmarla.

- Harry, he hecho las cuentas -dijo Remus con un brillo emocionado-. Mi bebe nacerá aproximadamente dos meses después que el tuyo. No puedo creer que todo esto este pasando.

- Lo sé, Rem -contestó abrazandolo nuevamente-. Serás un gran padre, pero tendrás dos niños, al pequeño y a Sirius.

Remus le correspondió al abrazo riéndose y se separó de él para verlo. Analizó sus facciones tan parecidas a James y los ojos aún más brillantes que los de Regulus. Hacia dos años le había visto por primera vez después de mucho y ahora estaba más cambiado. Tenía un brillo de alegría del que antes carecía y reía y hacía bromas por pasar demasiado tiempo con Merodeadores y el sádico de su hijo.

- Y tú, has crecido tanto y madurado -comentó apretando su mejilla con cariño-. Ya no eres aquel ingenuo de trece años.

- Me dejáis de lado -Regulus hizo un puchero-. Que soy tu padre y tu mejor amigo.

El lupino sonrió y soltó a Harry para abrazar al otro oji-verde. Esa noche fue perfecta.

Pasaron semanas en las que los vientres de Harry y Remus crecían y crecían y estos tenían antojos que sólo ellos dos comprendían. Había tardes en las que Harry estaba sarcástico y molesto con todo.

- ¿Qué haces, Harry? -preguntó Tom desde el otro lado de la puerta.

- Una tarta -respondió con sarcasmo-. ¿Qué crees que hago en el baño?

- No sé, podrías hacer de vientre, orinar, vomitar, lavarte los dientes, ducharte o incluso masturbarte. Quiero ayudarte en cualquier con esa tripa no podrás hacer mucho solo.

- Estoy haciendo una tarta de chocolate y como no me dejes en paz te la vas a comer -amenazó el chico.

- Cuando termines llamame para que te ayude a... -cuando iba a terminar oyó como algo metálico chocó contra la puerta- Vale, te dejo.

Otros días estaba más bien mimoso.

- Voldy, dame un abrazo -pidió con sus brillantes ojos verdes mirando fijamente al Lord Oscuro.

- Está bien, Potty -le respondió abrazandolo y recibiendo gustoso los besos del Gryffindor.

- ¿Sabes cuánto te amo? -murmuraba entre besos- Eres lo más importante para mí. Eres la luz en plena oscuridad, la calma en la tormenta, el brote después de la sequía, la sombra en un caluroso verano, e...

Cuando se ponía así Tom solo sonreía abrazandolo, dejando que cada palabra le subiera el ego y por la noche le daba besitos y arrumacos hasta que se quedara dormido.

Otras era irritantemente descarado y promiscuo.

- Tommy Tom -le susurraba al oído, era una de las frases que más le decía- Ahora mismo me gustaría un gran Chupa Chups de carne.

- Tengo hambre, ¿me dejas comer Varita de regaliz? -era otra de sus favoritas.

Pero lo que hacía que Tom perdiera la cordura era cuando le decía sin descaro ninguno:

- Quiero que me la metas hasta la garganta y luego lamas mi ano hasta que me corra y me penetrante hasta que sangre haciendo que grite tu nombre tanto que se oiga hasta en el otro lado del mundo.

Otras veces Harry era una mezcla entre las tres personalidades.

- Tommy -murmuró sentándose en sus piernas en medio de la reunión de Mortifagos-. Quiero que me la metas ya.

- Harry, ahora estoy en un...

- Me importa una mierda, me la metes y punto -le interrumpió gritando mientras desabrochaba los pantalones del descendiente de Slytherin.

Después de esa vez, cuando los Mortifagos veían a Harry entrar salían corriendo para no oír los agudos gemidos del niño-que-vivió y los jadeantes improperios del Lord que retumbaban por toda la mansión de los Malfoy.

Los habitantes de la casa ya acostumbrados solo insonorizaban a su alrededor porque aquello era demasiado hasta para el trío de los amantes del Yaoi.

Harry solo, prácticamente, gemia, comía y dormía. El embarazo no siempre bajaba la livido como pensaba antes James I.