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Harry estaba radiante de felicidad, tenía todo tipo de entretenimiento. Si se quería reír, estaban James y Samantha contando los peores chistes del mundo que siempre lo hacían reír; si quería estar nostálgico, Remus y Sirius le hablaban sobre sus padres y si quería un poco de miedo sólo tenía que ver la cara de Tom cuando sus hijos le gastaban bromas. Pero faltaba algo.

Extrañaba estar con gente de su edad que no fueran sus hijos porque si te ponías técnicos él era mayor. Extrañaba las tonterías de Ron, los regaños de Hermione, la timidez de Neville, lo pegajosos de Dean y Seamus... ¡Joder! Echaba de menos hasta los insultos de Draco. Esperaba las Navidades con ansias, podría ver al Slytherin ególatra y sus cara al verle ahí.

Tom había hecho todo para que él estuviese cómodo, decoró la habitación con los colores de Gryffindor (aunque le costó mucho), hacia que los elfos hagan su comida favorita, le había dejado que explore la biblioteca de la mansión (biblioteca casi tan grande como la de Hogwarts y sólo un poco mas pequeña que la de los Black) y le contestaba de buena manera todas sus preguntas.

Lo último era permitir que Wolfstar, como habían bautizado Samantha y James a Sirius y Remus, se mudara con ellos. Fue al vestíbulo para recibirlos, a mi lado estaban los pequeños demonios y Narcissa. Tom tenía reunión con los mortifagos, además, no es de señor oscuro recibir con una sonrisa de bienvenida a nadie. Hablaba amenamente con Narcissa, con la que sin entender por qué se llevaba muy bien.

- ¡Hola, Cachorro! -grito el Black al entrar en la casa- ¡Hola, bromistas! ¡Hola, prima!

Eso era otra cosa que había descubierto, a Sirius le caían bien las hermanas Black y creía firmemente en las creencias del Lord, salvo la de matar Muggles, pero cuando fue sorteado para Gryffindor todos se alejaron de él. Esa es la razón por la que formaba parte de la orden del fénix y Remus le había seguido, aunque este tendría más oportunidades en el lado oscuro al ser un licantropo.

- ¿Cómo estás, Sirius? -interrogó Narcissa con voz dulce- ¿Remus?

- Estoy genial, primita -contestó entusiasmado-. Y este come-chocolate es la razón... -Remus le pegó en la cabeza mientras se sonrojaba-. Ay, ¿Eso por qué?

- Por bocón. No se lo digas.

- Pero viviremos con ellos, lo notaran -replicó-. Además, Samantha y James vienen del futuro, seguramente lo saben, Narcissa es mi prima y Harry es mi cachorro debe saberlo.

- Sirius, cállate -le miró serio.

Sirius pensó, por primera vez en su vida, y sonrió internamente a su idea.

- Estas de mal humor por las hormonas del embarazo -sonrió al ver cómo Remus pasaba a ser una fresa. Una fresa que quería comerse esa noche.

- ¡Remus! ¡Felicidades! -exclamó Harry corriendo hacia su tío postizo.

- Mmm... Gr-raci-as, Ha-a-rry-y -tartamudeo el lupino correspondiendo a su abrazo y pensando en como torturar a su pareja esa noche.

- ¡Un momento! -Harry se separó de Lupin de repente- Dijiste que tenían un hijo de tu edad, James. No será que yo...

- No, papá -rio Samantha-. Lynx tiene la edad de James, Thomas la mía, pero no son sus únicos hijos.

- ¿Cuántos son? -Harry el curioso volvió a salir. Sam murmuro una respuesta muy baja- Repite.

- Son doce -contestó James al ver que su hermana no respondería.

- ¡DOCE! -gritaron los mayores.

- ¡Qué tacto, hermano!

- Bah, os enseñaré vuestra habitación -no espero respuesta y se fue, siendo seguido por Remus y Sirius.

Samantha se quedó mirando la puerta un momento y se giró hacia su padre con una sonrisa.

- Padre ha llegado, deberías ir un momento.

Frunció el ceño pero comenzó a caminar hacia el despacho, donde toco tres veces hasta recibir un "pase" del otro lado. Entró encontrando a Tom con su aspecto tan aristócrata de siempre.

- ¿Estás ocupado? -cuestiono nervioso. 

- No, nunca estaré ocupado para ti.

- ¿Desde cuando los señores oscuros son tan románticos?

- ¿Qué necesitas? -cambio de tema mientras se sonrojaba levemente.

- Nada, Samantha me dijo que viniera.

***

- No digo que tus planes sean idiotas -exclamo Harry exasperado-. Digo que la guerra no tiene sentido.

- ¿Y como lo hago listillo? -saltó enfadado.

- Primero, tú quieres gobernar el mundo mágico; con la guerra sólo perderás gente, habrá muertes y personas que huirán. Tendrás a las antiguas familias sangre puras pero, en su mayoría, ahora la sociedad mágica tiene orígenes muggles o simpatiza con ellos. Con la guerra sólo los pierdes -explicó-. Torturando solo perderás su confianza y antes de matar, piensa, dales la oportunidad de unirse a ti. También convendría que las personas te vieran como un gobernante accesible, que crean que ayudan o los escuchas. Y por último, no debes llegar e implantes esas leyes tan dramáticamente, debe ser lentamente, como el Slytherin que eres. La guerra es algo muy Gryffindor, te tiras a las cosas sin pensar, Tom. Reflexiona.

Después de decir eso salió de la habitación dejando a un Tom pensativo y sintiéndose el pto amo por hacer que el Lord cuestione sus creencias.

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¿Cómo dices? [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora