Cachita no, cachitos sí.

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¡Sí, estaba pasando! No de la manera que lo planifiqué, pero estaba pasando... y con el weón que más amo, conchemimare.

-Me tienes tan loco... - murmuró. – Jo...

Uy si está hecho una bestia.

Le saqué la polera y lo toqué como loca, sinceramente no podía creer que yo estuviera así, debajo de él, tocándolo, sintiendo al Jp chico, besándolo. A mí me daría un paro cardiaco ya no más.

-¡Conejito! – escuchamos y ambos nos detuvimos. – ¡Ábreme, necesitamos hablar! ¡Sé que estás ahí!

-No... mierda, mierda.

El pito, los vasos de vino, todo se me pasó. Ahora estaba lo más cuerda. La Javiera siguió tocando la puerta, se detuvo y el celular empezó a sonar.

"Conejita" y una foto de ambos apareció, me dieron unas ganas enormes de llorar.

-Contesta. – le dije y me acomodé la ropa.

Me miró y sabía que se sentía como el pico.

-¿Aló, Javi? – carraspeó. De pura curiosa bajé mi mirada y caché el medio paquete que había formado la Josefita. – No puedo estoy... estudiando.

Sexualidad.

-¡Javiera anda a tu casa, hablamos mañana! – le gritó y la puerta comenzó a sonar más fuerte. – Bueno, deja ponerme zapatos.

Cortó y me miró mal.

-Tienes... tienes que esconderte. – hizo una mueca. Sí, segundona, escóndete. – Puedes entrar al closet.

Tú te lo buscaste, Josefa.

-Prometo que se irá y podremos hablar sobre esto. – me tomó las manos y me guió hasta el closet. – Perdón por hacerte pasar por esta mierda.

Solamente hice una mueca y me acomodé en el closet, gracias señor por hacerme chica.

Lo escuché suspirar y salir de la pieza, en estos momentos es cuando incrementó mi sentido auditivo y me pongo copuchenta.

Escuché que le abría la puerta a la Javiera, ella gritaba hueás, el también, después escuché puro llanto, unos te quiero medios enrabiados, yo ya estaba asfixiada así que salí un poquito para tomar aire, y escuché las escaleras.

-Despacito... lalalalala – cantaba la coneja culiá.

No sabía dónde meterme así que me metí en el otro closet un poco más chico, deje media abierta la puerta, así que venía más o menos lo que hacía. Estiró la cama puso su celular en el equipo de música, y se empezó a sacar la ropa, hasta quedar en pelota. Miré para otro lado, no lo aguantaría.

Escuché que algo se cayó, miré y la desnudista tenía mi mochila en sus manos, la miró con asco y la tiró por la ventana, me estas webeando.

Empezaron a sonar las escaleras, prendió una canción "Chica eléctrica" y se acostó abierta de piernas en la cama. No, no, no... vomitaré.

El Jp entró y quedó plasmado mirando la escena.

-¿La... la mochila que había ahí? – le preguntó.

-No había ninguna cuando entré – dijo chupándose los dedos la maraca, y... ay no. Asquerosa.

-Ja...Javiera, nosotros... - no podía ni hablar de tan excitado que estaba el weón. Sentí ganas de vomitar.

-Shhhhhht – la Javiera se puso delante de él, tomó su mano y la puso en uno de sus pechos. Miré para otro lado.

Que duro es el karma, Josefita.

PD: ¿Querís pololear conmigo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora