Prólogo

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-¡Vamos hazlo!
-¿Es necesario?
-¡Por supuesto que si Naruto!
-Está bien-rió- ¿Que quieres que diga?

La pequeña pelirrosa se cruzó de brazos y bufó molesta.

-Te lo acabo de decir.-Gruño.

Naruto torció los labios.

-¿Y no me lo puedes repetir?
-¡Tarado!.-Naruto volvió a reír.-Te pedí que me prometieras que siempre nos vamos a querer y que cuando seamos grandes, tu y yo nos vamos a casar.
-¿Por qué quieres casarte conmigo?
-¡Por que si y ya!

La niña se sonrojó violentamente y Naruto se enterneció. Adoraba todo de ella. Se había enamorado desde que la vio en su cumpleaños número seis. De eso hacía apenas dos años. Ella y su familia se habían mudado a la casa que estaba justo al lado de la suya. Kushina, su mamá, le había dicho que sería buena idea invitar a los vecinos nuevos a la fiesta. Él era sólo unos meses mayor, y desde aquel día se habían vuelto inseparables.

-Está bien. Prometo que siempre nos vamos a querer y que cuando tu y yo seamos grandes nos casaremos.

La pequeña sonrió. Era la sonrisa más bonita que el hubiera visto. Sacó una cajita negra. La abrió y dentro había dos anillos de dulce. Un enorme caramelo hacia el papel de piedra preciosa. Le dió el de color verde y ella se quedó con el azul. Se los pusieron en el dedo en que habían visto a sus padres que usaban los suyos y chuparon el caramelo.
Ambos estaban sonriendo. Fue entonces cuando el la tomó de las mejillas y le plantó un beso en los labios. Cuando se separaron vió su cara roja como tomate y volvió a sonreír.

-¿Po-por qué hiciste eso?.-le preguntó ella.
-Porque eres mi prometida. Así dice mi papá que se le llama a la persona con la que te vas a casar. Dijo que cuando mamá y el se volvieron eso, se habían dado un beso.
-Ah, entonces tu eres mi prometido.
-Sip.
-¡Sakura!.-Se escuchó el grito de una mujer.
-Es mi mamá, ya es tarde. Hasta mañana Naruto.-Corrió hacia el portal de la puerta trasera de su casa. Sus padres habían unido los jardines desde que los niños se volvieran uña y carne.
La voz de Naruto la detuvo.

-¿Que pasa?.-Preguntó. El niño sacó un papel de la bolsa de su pantalón, lo acomodó y se lo arrojó. Era un avioncito. Y claro, cayó directo en las manos de Sakura. Ella lo miró extrañada.

-Es mi regalo.-le dijo-¡Feliz cumpleaños Sakura-chan!

Naruto se metió corriendo a su casa pues su madre también lo llamaba. El avioncito decía: "desdoblalo". La niña lo hizo. Su sorpresa fue enorme al ver un dibujo de Naruto y ella abrazados y sonriendo. Ella sabía que a Naruto le encantaba dibujar y pintar, y se le daba muy bien. Le había regalado dibujos antes pero éste era diferente. Su barbilla empezó a temblar. Aquel dibujo representaba todo lo que ella quería. Supo desde el momento que la besó, que jamás podría querer a alguien más. Ahora ella le pertenecía a el y a nadie más.
Sonrió al recordarlo. Su "prometido". Su Naruto. El niño del que estaba enamorada. Aquel que se robó su corazón desde la primera vez que lo vió.

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