Capítulo 9

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-¿Cómo estás hija?
-Muy bien mamá -Sakura había llamado a su madre para informarle de su situación- ¿y papá?
-Pues ya sabes como es. Ahora se le ha metido en la cabeza pintar la casa de verde fosforescente según el para que se distinga de lejos- rió.

Sakura también rió. Kizashi Haruno era una de las personas más extrañas que ella hubiera conocido.

-¿Te pasa algo? -preguntó Mebuki.
-No ¿Por que?
-Te noto algo rara.
-Ok ¿Como supiste? -resoplo.
-Soy tu madre, yo lo se todo ¿Que te pasa?
-Creí que lo sabías todo... -se burló- Es por la persona a quien le estoy dando terapia. Creo que estamos en un punto muerto, ya llevo casi cuatro meses aquí y no tengo ningún avance, algo mínimo por lo menos. Este hombre es tan hermético...
-¿Hombre? -la interrumpió Mebuki- no me dijiste que estabas quedandote sola en casa de un hombre Sakura.
-No estoy sola, Ino se queda conmigo y siempre cargo mi spray pimienta aunque te aseguro que con el no voy a usarlo. Te preocupas demasiado mamá.
-Parte del trabajo de una madre es preocuparse por el bienestar de sus hijos. Sólo quiero que estés bien. No quiero que vuelvan a lastimarte.
-Lo se, pero la vida no se trata de no sufrir ¿O si?
-Increíble, mi propia niña dándome consejos -dijo Mebuki con una sonrisa en su voz.
-Mamá ya no soy una niña, ya tengo 27 años.
-Pues bien puedes tener mil pero eso no cambia las cosas. Siempre seré tu madre y tu siempre serás mi niña. Pero no nos desviemos del tema, ¿Que problema tienes con el?
-No es como los otros que he tratado. El está prácticamente encerrado en si mismo. No se como hacer para que se abra a mi.
-¿Por que no intentas abrirte tu a el? Por el momento no insistas más en el. Dale su espacio.
-Lo hago pero...
-Sakura, hay algo más que no quieres decirme ¿Verdad? ¿Es algo malo?
-Ma-malo no pero... - dudó ella- todavía no puedo explicarlo pero pronto lo haré.

Naruto llevaba alrededor de diez minutos observando a Sakura, ésta se había detenido a media canción y se quedó con la mirada clavada en algún punto de la habitación. Al principio eso a el le molestó, giró su rostro hacia ella con el ceño fruncido pero la pelirrosa no daba señales de haber notado siquiera que se detuvo. El no sabía muy bien que era lo que pasaba, extrañamente se sentía en paz con sólo verla, escuchando su respiración concentrada mientras sus manos arrancaban las notas de aquel violín. De pronto se le ocurrió que quizá ella se había quedado dormida, de ser así probablemente se estamparia de cara contra el suelo en cualquier momento. Ahogó como pudo una risa y se mordió el labio, pero empezaba a fastidiarse así que decidió comprobar si estaba bien. Se levantó silenciosamente y se dirigió hacia el pequeño bar que no frecuentaba por que nunca le gustó la bebida. Sirvió un par de vasos con un líquido claro y se acercó a Sakura.

-Toma -le dijo el y le ofreció el vaso. Ella pegó un botecito del susto, no lo había escuchado y lo tomó.Por lo menos no había muerto, pensó el. Observó el líquido con recelo y Naruto resoplo.

-Es agua Sakura.

Ella dio un suspiro de alivio, sonrió y dio un trago. El se sentó en el sillón a su lado guardando la distancia.

-Estás muy distraída hoy -ella asintió- ¿Cómo terminaste en este trabajo?
-Me gusta ayudar a las personas.
-No, no omitas cosas quiero la verdad.

Ella dirigió su extrañado rostro hacia el. Naruto estaba muy platicador ese día y teniendo en cuenta que no habían hilado tantas palabras desde aquella vez en su despacho, esto suponía casi un milagro.

-Sufrí un ataque hace unos años. Me violaron. Estuve cerca de quitarme la vida por el dolor que sentía y quería que se terminara... se que tu también.

El hombre se sorprendió, ya sabía su historia pero no pensó que lo admitiría delante de el.

-Si -respondió el- a pesar de eso no apruebas lo que quiero hacer.
-Porque no es la salida Naruto. Mi trabajo es curar tus heridas y mostrarte que hay mejores opciones para ti, y no me lo facilitas.
-¿Que tiene de malo querer dejar de sufrir?
-Nada, pero nadie dijo que la vida sería fácil y que no tendríamos que pasar por el fuego alguna vez. No todos afrontamos las penas con la cara en alto, puede que incluso muchos estemos con la espalda en la lona la mayor parte de nuestras vidas, pero es precisamente ahí donde surgen las mejores oportunidades. Lo importante no son las veces que caigas sino levantarte y seguir en la pelea. Quizá no siempre podamos ganar pero no hay nada de malo en perder si se hace por las razones correctas. Quiero creer que tu no eres un cobarde.
-¿Cobarde? -repitió el.
-Un cobarde que tira la toalla cuando se topa con un obstáculo difícil de saltar.

El rubio se levantó del sillón dándole la espalda. No sabía si estaba enfadado con ella o con el mismo. Quizá con ambos, y por mucho que le costara admitirlo debía reconocer que Sakura tenía razón. La escuchó levantarse también pero no se giró. Temía que si lo hacía vería en ella lástima. Naruto sintió vergüenza de si mismo.

-Tu no eres un cobarde Naruto.

La firmeza de aquellas palabras hizo mella en el muro que el había construido para con ella. Sakura estaba convencida de ello, el lo sentía, por eso se lo había dicho. De pronto la pequeña mano de la mujer se encontraba sobre su espalda, el calor que irradiaba su cuerpo entró directo a su corazón y calentó su alma. Hizo acopio de toda su fuerza de voluntad para abstenerse de darse la vuelta, estrecharla entre sus brazos y llorar como un niño.

-Estoy aquí Naruto -dijo Sakura- estoy aquí. Ya no tienes por que cargar esto tu sólo, déjame ayudarte.

Esas simples palabras resquebrajaron aún más sus defensas. ¿Que hacer? ¿Se atrevería a confiar en ella? Sabía que la chica le había mostrado un pedacito de si misma. Tal vez si se mostraba menos arisco... ¿Aún tenía esperanza?

Sakura abrió los ojos como platos al ver a Naruto desplomarse de rodillas en el suelo y agachar la cabeza. Sus hombros estaban caídos y temblaba ligeramente. ¡Santo cielo! ¿Estaba llorando? Con el corazón en un puño lo rodeó hasta quedar frente a el.

-¿Naruto?- lo llamó.

El hombre levantó la cabeza y la pelirrosa pudo ver sus perturbados ojos azules llenos de las lágrimas que el se había negado a soltar.

-¿Lo harás?- su voz sonaba más profunda y seria de lo normal- ¿Lo harás Sakura?

Naruto le extendió su mano y ella se quedó de piedra un instante. No había entendido muy bien a que se refería pero no le importaba. Tomó la mano que le ofrecía.

-Lo haré -le dijo ella.

Naruto la jaló suavemente para que la joven quedara de rodillas frente a el. Era muy consciente de la cercanía de sus cuerpos pero aún no le parecía suficiente.

-Quédate -suplicó. A ella su tono le derritio el corazón.
-Aquí estoy contigo y no me iré a ninguna parte.

El joven sintió que algo estallaba en su pecho. Una abrazadora sensación que no supo identificar bramo desde lo profundo de su ser y se apoderó de el. Entonces hizo lo que había estado inconscientemente deseando desde la noche en que la escuchó hablar con Sasuke. La atrajo a su pecho y la encerró en sus brazos, luego enterró su cara en el cuello de ella y aspiró su perfume, el mismo que lo había atormentado y ahora era como un bálsamo. Sakura no supo como reaccionar pero luego recordó que a pesar de todo, una parte del verdadero Naruto era así de impulsiva. Correspondió a su abrazo efusivamente emocionada y lo apretó más a su cuerpo a lo que Naruto respondió con un largo y tranquilo suspiro.

-"Está bien. Confiare en ti Sakura" pensó el y por primera vez, se sintió cómodo entre los brazos de una mujer.

-"Te traeré de vuelta Naruto. Es una promesa ¡Shanaroo!"
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Promise meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora