LAST EPILOGUE

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[No quise alargar la espera, les doy de una vez el ultimo epílogo y los agradecimientos. Me largo a llorar, adiós.]




•••




Amara se rehusó a gritar. Sentía como si alguien estuviese destruyendola por dentro, pero aun así, no grito.


"Este castillo ya me escucho gritar demasiado" pensó entre todo el dolor, una parte de ella reconciliando el pensamiento con que los calabozos habían sido cerrados bajo muchas capas de cemento.


Después de otras dos horas de morderse el labio con violencia, de apretar las sábanas a su al rededor y de soltar una que otra lágrima, sintió como su cuerpo entero se aliviaba, dandole pasó a que sus huesos dolieran enseguida del esfuerzo que había hecho.


La tanuki cerró sus ojos mientras se daba un respiro, pues había sido malditamente difícil. Pero enseguida escucho un lloriqueo que la hizo abrir sus ojos de par en par. Antes de si quiera pensarlo, alargo sus manos hacia las parteras, quienes sostenían entre sus manos a una pequeña cosa envuelta en una cobija.



-Es una niña, su alteza.-le dijeron con una sonrisa, mientras la colocaban en sus brazos.



Amara tenía los ojos abiertos de par en par mientras que en su boca se formaba una gran "o". Se dio cuenta de que sus manos temblaban y entonces cayo en la cuenta de que tenía a su hija en sus brazos.



Maniobro para poder alzar una mano y con ella, tocar el perfecto rostro de su hija. Solto un sollozo junto con una sonrisa al ver que la niña era pelirroja, tal como lo había sido su madre y lo era su hermana Lydia.


-Hey-saludó a la pequeña, sintiendo un amor tan enorme que pensaba que su corazón iba a explotar.-Eres perfecta-murmuró, tocando el rostro de la niña.


De pronto, todos los miedos e inseguridades que había tenido acerca de ser madre, se desvanecieron. Nada le importaba mas que la niña que tenia en sus brazos, que ahora estaba sumamente callada, su pecho subiendo y bajando en una nueva canción de cuna que ahora a monarca amaba.



-Tu hermano eligió un nombre para ti.-le comento, tocando su nariz, mientras seguía maravillada al tener a su milagro entre sus brazos.-Isaac dijo que tu eras la claridad en esta nueva etapa y dijo que no había nada mas hermoso y claro que el cielo. Tu nombre es Skye.


Justo en ese momento la etapa llena de dolor que Amara vivió desde que Sophie decidio meterse a su mente, terminó. Todo terminó cuando escucho los latidos de su bebé, cuand sintió su corazoncito latir, porque aquello le garantizaba la felicidad. No mas dolor, no más pérdidas, ahora comenzaba una nueva era donde Amara podía dormir con tranquilidad.



Skye representaba la libertad, el amor, la nueva era y la claridad. Skye, era la persona que Amara estuvo esperando toda su vida.





•••





-¿Quieres hacer sentir mal a tu madre?- preguntó Stiles cansado; había tenido toda una pelea con un grupo salvaje de vampiros y cuando llego a casa todo lo que quería era tomar una siesta junto a su esposa. Pero como siempre, Cleo y Skye estaban peleando.



Aun que Amara las hubiese unido por sus últimos nombres y esperaba que ellas tuvieran una relación tan hermosa como la de Lydia y ella, sus hijas no se tenían un especial afecto.


Había encontrado a Cleo picando a Skye como siempre, la pelirroja dándole la espalda. Casi siempre discutían, pero debía ser algo muy importante esa discusión porque durante un segundo, la otra parte de Skye estuvo a punto de salir.



We Want WarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora