Noche de chicas.

313K 7K 993
                                    

A penas pude salir de la sala de clases, corrí hacia la cafetería en donde estarían todos los chicos.

Entre a la cafetería y saludé a Willy, el conserje, ¿Se acuerdan?

-Te ves más guapo hoy, Willy- le comenté y me dirigí de inmediato a la mesa.

Willy dió un respingo provocando que el trapero que tenía en sus manos, se derrumbara mientras que sus mejillas se tornaron rosadas al instante.

Joder, cómo me agradaba ese chico.

Seguí con mi trayecto hacia la mesa y me apoyé en ella provocando un susto entre mis amigos.

-¡CLARA, MIERDA, ME ASUSTAS! -gritó Chris.

-¿Tú lo sabías, no? -pregunté mirando a Lia.

Mi amiga me miró extraña. Si estaba fingiendo, pues era muy buena.

-¿Dé que hablas? -alzó un poco los hombros- ¿Estás bien?

Puse los ojos en blanco.

-¿Podemos hablar? -le dije.

-¿Ok? -se levantó de la mesa con expresión confundida.

Nos apartamos un poco de la mesa y comenzamos a hablar.

-¿Sabías que Max había terminado con Nora, o no? -le pregunté.

-¿Hace cuánto fue  eso? -respondió.

-Una semana.

-No tenía idea.

-Lia... -suspiré- No me mientas, ¿Ok? -me crucé de brazos para aumentar mi seriedad.

-¡Te lo juro, amiga, esto es en serio! -exclamó.

-Tenía la sospecha de que tenías que ver con esto, ¿Me equivoco?

-Clara... -suspiró- ¿Crees que después de lo qué pasó te mentiría?

Hubo un momento de silencio.

-Ok, ok. -resoplé- Tienes razón, lo siento. Pero por favor, si necesitas hablar, no me lo ocultes, ¿Bien? Somos mejores amigas... y pues, no quiero que sufras,  Lia.

Una sonrisa inmediata apareció en el rostro de mi amiga y se abalanzó a mis brazos.

-¡Eres tan linda cuando te pones así!

-Sí, sí ... -la separé- Mucho amor por hoy.

Lia soltó una carcajada y nos devolvimos hacia los chicos.

Y todos empezamos a socializar y comer rápidamente.

~○~

Ya de vuelta a casa me encontraba con Chris en su coche. Escuchábamos a más no poder Under Control de Calvin Harris, dejando que toda la adrenalina de la canción se apoderara de nuestros cuerpos para divertirnos un rato.

Chris gritaba,  meneaba la cabeza constantemente y daba pequeños golpes contra el volante. Cuando los nervios se apoderaban de este chico, se ponía histérico y hacía un millón de estupideces.

Por mi parte, también gritaba la letra de la canción, rebotando en mi asiento, moviendo mi cabello alocadamente, todo esto junto abreviaba una sola acción: intento de bailar a lo Clara Williams.

Aún no entendía como no chocabamos con semejante jungla que teníamos en el automóvil.

Llegamos a casa de Chris, que por cierto estaba sola, ya que ambos padres trabajaban y la hermanita menor de tan solo dos años, se quedaba en casa de sus abuelos mientras sus padres no estaban en casa.

No soy otra típica rubiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora