Clara no está de humor.

126K 5.8K 788
                                    

Volví con las cervezas en mano, las cuales dejé en la pequeña mesita de al frente. Travis hizo una seña para que me sentara a su lado y así lo hice.

Me miró fijamente.

- Deja de verme así... -espeté- Me pone nerviosa.

- ¿Y qué pasa si no te hago caso? -desafió.

- Te golpearé en las bolas. Y sabes que no tendré piedad en hacerlo.

Soltó una carcajada.

- Rubia, por más fuerte que me pegues, para mí siempre serán dulces cosquillas. -dijo con arrogancia.

Fruncí el ceño. Luego de unos segundos, di un fuerte puñetazo en su abdomen. Sólo puedo decir que, me dolió mucho más a mí.

Me miró con ternura.

- Igual te dolió un poquito...

- No te imaginas cuánto, Williams. -volvió a reír.

- Ojalá te pudras, zorra. -respondí.

Saltó dulcemente hacia mí, rodeándome entre sus brazos y besando rápidamente mi mejilla.

- ¡Basta, joder, que meloso! -chillé.

- Te ves preciosa enojada. -continuó besándome.

- Joder... -se me escapaban unas pequeñas risas- ¡Travis Brown!

- Y te ves más linda aún cuando ríes.

Me solté de su agarre.

- Eso no se hace.

- "Eso no se hace". -dijo imitando mi voz con tono chillón.

- Eres demasiado idiota, Travis. -bufé.

- Me haces tanto reír, rubia... Te besaré ahora mismo.

- No dejaré que lo hagas por tarado. Aparte, los besos se los dan los novios, no los... Lo que sea que seamos.

- ¿Sabes que me importa la más mínima mierda eso? Soy Travis Brown, rubia, y estoy diseñado para romper las reglas.

Azotó sus labios contra los míos, envolviendo su sabor de manera dulce pero salvaje al mismo tiempo que me enloquecía.

- Sería cualquier cosa tuya con tal de volver a besarte. -continuó agitado después del beso- No, miento. En verdad, te besaría de todas maneras.

Sonreí.

Puto sexy chico malo.

Volvió a besarme lentamente. Sólo que ahora bajaba por mi cuello, acariciando con sus besos mis hombros y clavícula. Se posó suavemente encima de mí, terminando mi cuerpo completamente apoyado en el sillón. Cerré los ojos y me dediqué a disfrutar cada uno de sus besos por mi cuerpo. Comenzó a bajar despacio, por el centro de mi pecho, hasta llegar a mi ombligo y finalmente el inicio de la parte de abajo de mi bikini.

Suspiré entrecortado.

- ¿Puedo? -añadió desde abajo.

Estaba avergonzada y muy nerviosa a la vez. No sabía si estaba bien permitirlo. O tal vez no me sentía preparada aún.

Negué con el dolor de mi alma, pero sabía que era la mejor opción.

Me enderecé rápidamente, sintiendo como mis mejillas se sonrojaban al instante.

- L-lo l-lamento.

- Está bien, está bien, tranquila. -musitó.

Ambos suspiramos.

No soy otra típica rubiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora