Tal vez fue una mala idea.

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¡Que arrogancia por Dios! 

Me hacía la tarea muy difícil con su acitud. Me tumbé en la cama y me dispuse a seguir escuchando música.  La canción You da one de Rihanna sonaba al rededor de toda la casa.

Todo el mal humor se fue desapareciendo mientras escuchaba la canción. Se me hacía inevitable no poder analizar la letra y no acordarme de mi querido novio Jace Parker.

¿Qué me estaba pasando?

Mi mundo se detenía cuando estoy con él y cada palabra suya era como un mar con dragones que invadían mi estómago.

Es como si te estuviera matando todo este sentimiento, pero lo sigues alimentando, te torturas a ti misma, porque en el fondo te encanta, es un dolor del bueno, del que te vuelve loca, y se vuelve una droga.

Así es Parker para mí.

- ¿Quieres bajarle a la música?  -preguntó mi adormilado hermano desde la puerta de mi habitación en tan sólo ropa interior.

- ¡Sale de mi habitación! -exclamé.

- ¡Estoy fuera! -respondió con las manos ligeramente alzadas desde el marco de la puerta- ¡Apaga esa música!

- No quiero. -sonreí.

- ¡CLARA! -bufó molesto- ¡LLAMARÉ A MAMÁ!

- No la molestes,  imbécil. -le dije- Y cálmate Max, pareces un enano de cuatro años.

- ¡Joder, quiero dormir!

- Malas noticias, hermanito.

- ¡Tenías que ser mujer Williams! -exclamó nuevamente enfurecido mientras se devolvía a su habitación aún con paso dormido.

Pobrecito.

Decidí no ser tan antipática y bajé el volumen de la radio. Reviso mi celular y me encuentro con la sorpresa se tres llamadas perdidas de mi mejor amiga.

Al parecer si tenía la música bastante alta.

Marqué su número para devolverle el llamado y su dulce voz contestó al instante:

- ¡Clara! -dijo- ¡Necesito tu ayuda!

- ¿Qué pasa?

- ¡Danny! ¡Eso es lo que pasa!  Necesito que me acompañes, por favor.

- Pero, ¡Lia, es una cita!

-Lo sé, lo sé, pero necesito que estés ahí por si pasa algo.

-¿Me estás jodiendo?

-No. Te espero a las ocho en Malibu's Break.

Y sin decir nada más, me cortó.

Nadie puede contra Mckenzie.

~○~

- Ámame, Lia, ámame. -dije mientras me sentaba en frente de ella ya en la cafetería.

- ¡Eres la mejor! -dijo con entusiasmo y se abalanzó sobre la mesa para darme un fuerte abrazo.

-Ok, ok  , basta. -reí- Hey... ¿Dónde está Danny? ¿No está atendiendo, cierto?

- Se tomó el día libre por la cita. -sonrió- Dijo que tenía que hablar con Félix antes de salir para que lo cubirera.

- Ese chico es un bombón.

Y pareció que fue un acto de telepatía porque justo llegó Danny, que se veía más apuesto que nunca.

No sé si era yo, pero el hecho de que no llevara su uniforme de mesero, hacía que se viera caliente.

No soy otra típica rubiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora