No soy otra típica rubia

La "Sorpresa".

Esto sigue siendo una mierda. Estaba con el genio de las reverendas y me toca partir una mañana así. Estaba molesta por todo, por todo en esta vida, sobretodo por el mismísimo hijo de puta que es el chico que me gusta. Quiero comer, ver películas en donde nunca las parejas llegan a tener un final feliz para burlarme de ellas y seguir comiendo. Hoy ni de putas salía de mi casa. Clara no está de humor.

Sentí pasos hacia mi habitación, abriéndose a lo segundos después mi puerta, con la cara de Lia asomándose.

- ¿Puedo? -preguntó.

- Hey chica, -respondí- ¿Cómo estuvo la cachita? ¿Te dio bien duro?

- Clara... -puso los ojos en blanco- Por favor.

- Si vienes aquí por lo que creo que vienes, pues te jodes, porque no tengo condones.

- No, estúpida. -entró, sentándose después, a los pies de la cama- ¿Qué mierda te pasa?

- Me pasa que dormí como las reverendas, no estoy de buen humor y me encuentro con tu sorpresa.

- Ah, -bufó- ¿Y a caso yo tengo la culpa? ¡No jodas, tarada! A mí no me engañas, te conozco más que nadie, y toda la mierda que te está pasando, que por cierto te tiene la cabeza en furia, no es ni por un mal sueño y menos porque me haya acostado con Max. -expresó cortante.

Perra, te odio.

- ¿Y por qué más seria? ¡Joder, sabes que me molesta aún y te pones a follar! -exclamé.

- No utilices lo que pasó como pretexto, ni tú te la crees, Clara, ¿O tal vez debería llamarte rubia?

- ¡NO ME LLAMES ASÍ!

Rió.

- ¿Ves? -se cruzó de brazos con suficiencia- Esto es por Travis. Lo supe desde un principio, y más que nada fue por eso que no me enojé contigo por todas las palabrotas que me lanzaste.

Fruncí el ceño y sólo guarde silencio mientras tragaba saliva. Ya se me estaban reventando las tetas con este tema.

- Ay, nena... -se acercó hacia mí, extendiendo sus brazos para darme un abrazo- ¿Qué pasó?

- Es un imbécil. ¿Qué mierda les pasa a los chicos, que cuando está resultando todo bien, te das cuenta que sólo quieren follarte?

- Pues, es que estás muy buena. -respondió.

Ambas reímos.

- Es como si tuviera un letrero gigante en mi frente que dice "Hey chicos, me gusta duro contra el muro, fóllenme, es gratis". Con luces y todo.

Lia soltó una carcajada.

- Linda... -comenzó a decir- No creo que Travis te quiera sólo por eso. ¿Se te han olvidado las otras cosas que han pasado? Es hombre, siempre tendrán ese impulso de picardía por querer hacer algo nuevo, pero yo te puedo asegurar, que para Travis no eres una puta más, porque, por eso mismo le llamaste la atención y te persiguió hasta conseguir tener algo contigo. Tú eres distinta, diferente. Y yo creo que él es el que lo tiene más claro.

- Pero le dije que no, y se fue sin nada más al instante... -murmuré.

- Hay una sola explicación para eso.

- ¿Cuál?

- Pues, que se fue a bajar el pajarito.

Reímos ante su comentario y luego me separé de su abrazo.

- Perdón por lo anterior.

- Tranquila, está todo bien. -respondió.

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